Amor Prohibido - Pablo Alborán

Capítulo 11

Carmen y yo habíamos terminado de comer. Estábamos hablando de lo de siempre, cuando mi madre nos dijo que se iba a hacer unos recados, que nos quedábamos solas y que nos portasemos bien. Vamos, lo típico.

- Bueno, y ahora que se ha ido ya tu madre, ¿Me contarás por qué estás hoy tan rara? - dijo Carmen en tono serio.

- A ver, yo te lo contaría, pero...

- ¿No confías en mí? - Dijo mirándome a los ojos.

Eso me sorprendió. Sobre todo la forma en la que lo dijo. No es que no confiara en ella, pero... a ver, la había conocido desde hace menos de una semana, y aunque se hubiese convertido en mi nueva mejor amiga, necesito un poco más de tiempo.

- Noelia - Dijo seria - Recuerda que yo soy tu amiga y que nunca te voy a juzgar por nada, ¿Vale? Y ahora, cuéntamelo.

- Está bien.- Accedí- Pero promete no contárselo a nadie. Es una cosa muy privada. Demasiado.

Y ahí es cuando metí la pata y se lo conté todo. Absolutamente todo. Confié en ella y abrí mi corazón.

- Dios... ¿Me estás diciendo que te gusta el profesor de matemáticas?

- Más o menos.

- Noelia, estás muy mal. Él es como diez años mayor que tú, ¿Dónde vas? Lo mejor es que te olvides de él, que te olvides de el beso de esta mañana, que te alejes de él, que no le hables. Limítate sólo a las clases del instituto.

- Pero...

- Creo que no eres consciente de la situación - Ella seguía toda seria, mirándome fijamente a los ojos, como si me estuviera riñiendo por hacer algo malo -. Noelia, él está casado y probablemente tenga hijos. ¿Te vas a meter en medio de su vida por unos sentimientos confusos?

- No sabes si está casado, Carmen.

- Que no lleve un anillo no significa que no lo esté. Además, él nunca se fijaría en una adolescente de 15 años, se fijará en mujeres de su edad.

- En eso tienes razón... Pero...

- ¿Pero qué?

- Desde que llegué es el único que me ha acogido con los brazos abiertos, que me ha entendido. Supongo que es por eso por lo que siento todo esto, Carmen... Yo... Es muy duro pensar que ahora no le voy a poder dirigir la palabra...

- Es mejor que lo cortes todo de raíz, Noelia - dijo apoyándome una mano en mi hombro -. Antes de que vaya a más, por seguridad.

Se hizo el silencio. Yo estaba a punto de llorar. Joder, siempre me tenían que salir las cosas mal. Siempre tendría que haber algo de por medio. Cuando no es una mujer, cuando no ... son los números.

Carmen quizás se había dado cuenta de que, de un momento a otro, se me iban a saltar las lágrimas, y cambió de tema.

- Bueno... ¿Por qué no te fijas en otros chicos? Mira, en nuestra clase hay muchos que estás muuuuy bien - dijo riéndose.

- No conozco a ninguno, Carmen...

- A uno si que lo conoces. - guiñó un ojo - Raúl no tiene novia, además es muy divertido y simpático. Desde el primer día os caísteis bien el uno al otro, ¿por qué no?

- No sé... No estoy emocionalmente para cambiar tanto.

- Mira, mañana en clase le diré que por qué no quedáis juntos.

- No, no se lo digas...

- No era una pregunta. Ya verás cómo así te olvidas de las tonterías esas que me acabas de contar, y se te acaban los enchochamientos extraños.

- Bueno... Está bien.

Al final terminé accediendo. No quería, ya que la única persona en la que me había fijado había sido en Pablo. Sería muy extraño que ahora le dejase de hablar y que me alejase de él, por miedo. Por miedo a meterme donde no debía.

Me arrepentía de haberle dicho esto, de algún modo u otro. Sabía que tarde o temprano esto acabaría mal. Y lo que me dolía no era que acabase mal, sino saberlo de antemano y no hacer nada.