Capítulo 28

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Se abrió la puerta y le vi. Su cara rápidamente cambió a sorpresa.

Estaba allí, justo delante mía.

Nos miramos a los ojos.

- Noelia, qué... Qué alegría verte.

Yo no sabía qué decir. No dejaba de repetirme en mi cabeza que para qué había ido, qué la iba a liar... pero realmente me daba igual. Es decir, no quiero volverme sin tener mis ideas claras.

Le miré a los ojos. Esos ojos color café que me habían cautivado desde el primer momento. Y él me miraba a mí. Era como si el tiempo se hubiera detenido, como si intentásemos hablar con la mirada. Los ojos hablan un lenguaje distinto a las de las personas. Más puro, más real, más sincero. Sus ojos no habían olvidado a los míos, ni los míos a los suyos. Y pude notar la añoranza en sus ojos, el deseo de volver hacia atrás en el tiempo.

Pasaron dos minutos así, tal cual.

- Pasa, por favor.

- No quiero molestar. Solamente he venido... - Titubeé un poco.- Bueno, no sé para qué he venido exactamente. Simplemente quería verte. Y no, no he venido a aguarte la boda, a ponerte el mundo patas arriba e irme. No he podido olvidarme de ti. Puede haber pasado el tiempo que haya pasado, pueden venir los que vengan, que yo te voy a seguir eligiendo a ti. Y sé que no es el mejor momento, pero créeme, de lo único de lo que me arrepiento contigo es de no haberte dicho cuánto te quiero y cuánto significabas para mí en su momento, porque ahora ya es muy tarde.

- ¿Tarde?

- Te vas a casar, estás enamorado, ella tiene que ser muy hermosa, de tu edad. Nada comparado conmigo. Pero en fin, quería que lo supieras. Me duele dejarte pero, es lo que toca. No puedo hacer nada.

Di media vuelta para irme de allí, pero me agarró la mano fuerte.

- ¡Espera!

Amor Prohibido - Pablo AlboránDonde viven las historias. Descúbrelo ahora