Capítulo 12

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Había pasado una semana desde que tuve aquella charla con mi mejor amiga. Desde entonces, yo había tratado de todas formas alejarme de Pablo, pero la cosa era muy difícil: él no ayudaba. Había dejado de quedarme por la tarde para dar clases con él, porque yo misma le dije que ya no necesitaba más. Mentí por miedo a que esto fuese a más.

Carmen no me habló más del tema, ni yo a ella; pero insistió tanto en que quedase con Raúl que al final acepté. En mi interior, me arrepentía de haberle contado lo de Pablo; pero en cierto modo ella tenía razón. Es un amor platónico, un amor prohibido.

Así que empecé a quedar con Raúl, simplemente por ver si era verdad lo que ella decía, que lo que yo sentía eran tonterías, que eso se me pasaba en nada al conocer a otro chico. Y la verdad, Raúl parecía simpático, divertido y era muy guapo, pero no me llenaba. Yo no estaba enamorada de él, yo estaba enamorada de Pablo.

Y uno de los días en los que yo quedaba con él, me atreví a decírselo:

- Raúl, verás... Hay algo que te tengo que decir. – Dije sentándome en un banco. Él se sentó y puso su mirada sobre la mía. Sabía que me costaría decírselo.

- ¿Sí? ¿Qué te pasa, Noelia?

- Verás... Sé que Carmen te metió en esto. Y no la culpo, la verdad es que... Tenía razón. En parte. – Hice una pausa. Estaba hecha un lío – Estoy muy confundida y ahora mismo necesito un poco de tiempo, para pensar.

- ¿Para pensar en quién? ¿En Pablo?

Hice una breve pausa. ¿Cómo es que Raúl sabía todo esto? Me empezaba a poner muy nerviosa.

- ¿Qué... qué has dicho?

- Carmen nos lo ha contado todo, Noelia. Lo de que te chocaste con él el primer día de curso, lo de que te quedaste con él hasta más tarde un día y al dejarte en tu casa te dio un beso en la mejilla. Vamos, que te gusta.

Mi secreto estaba al descubierto. Se hizo el silencio, y empecé a mirar para abajo. Millones de pensamientos se agolpaban entonces en mi cabeza. De aquí a unos días no sólo sería el hazmerreír del instituto, sino que todo esto podría llegar a oídos de Pablo.

- Noelia, ¿estás bien?

- No, Raúl, no. No estoy bien. – Dije mirándole fijamente a los ojos. La situación comenzaba a ser dura. – Yo confié en Carmen y ahora lo sabéis vosotros. ¿Quién más lo sabe? Por Dios, me acabo de meter en un buen lío.

- Ella lo dijo por el grupo de mensajes de la clase. Lo sabe todo el mundo, Noelia.

Empezaba a ponerme aún más nerviosa. Mi cabeza iba a explotar.

- ¿Cómo que lo sabe todo el mundo? Uff... - me puse la mano en la cabeza. Ojalá esto fuera un sueño, ojalá eso no esté ocurriendo.

- ¿Pero tú para qué le cuentas nada? ¿No sabes cómo es?

- No, no lo sé.

- Ella es una chismosa, y encima metemierda. Cuando llegaste, ella no tenía casi amigas, todos en el grupo queríamos echarla... - Empezó a explicarme. – Le dimos una oportunidad al ver que se llevaba bien contigo, pero parece ser que no. Cuando empezó a contarle a todo el mundo lo tuyo con Pablo, eso corrió como la pólvora. No te extrañe que en un par de días se entere el director y lo despidan.

Ese día me quedó bien claro. Nunca llegas a conocer bien a una persona. Por muy buena persona que parezca, todo esto puede ser una simple fachada. Nunca puedes llegar a considerar a una persona tu mejor amiga, porque en el momento en el que menos te lo esperes, te dará una puñalada trapera por la espalda.

Amor Prohibido - Pablo AlboránDonde viven las historias. Descúbrelo ahora