Capítulo 8

106 6 0
                                    

Sonó el timbre. Eran las tres. Me quedé mirando cómo todos recogían las cosas y se iban. Yo estaba allí, sentada, con el libro de matemáticas y el cuaderno encima de la mesa. Mamen me dijo que estuviera tranquila, que ella le diría a mi madre que me iba a quedar una hora extra allí en el instituto, me dijo adiós y se fue. Dentro de unos escasos dos minutos, la clase estaba toda vacía. Adelante unos cuantos sitios y me puse la primera, en la mesa que estaba al lado de la del profesor. No podía quitarme de la cabeza el hecho de que Pablo y yo estuviéramos durante más de una hora juntos, allí, los dos solos en la clase, en todo el instituto; y más con todos mis pensamientos en la cabeza y todos mis sentimientos tan confusos. Esa llamada me había impactado bastante.

¿Quién sería? ¿Sería su novia, o tal vez su mujer? ¿Qué es lo que siento exactamente?

Iba a ser una hora difícil.

De repente, se abre la puerta y aparece él.

Hola Noelia, ¿Qué tal fue tu día?

Bien, excepto por lo que no me entero de Mates.- Dije sonriendo.- ¿Y el suyo?

Bastante bien, excepto por lo que hoy almorzaré una hora más tarde.- Dijo irónico, sonriéndome y mirándome a los ojos.

Siento mucho que se tenga que quedar conmigo porque soy una torpe.- Miré hacia abajo.

No eres torpe, Noelia, dijo serio, sin parar de mirarme a los ojos.- lo que pasa es que has venido en la mitad de un curso, pero estoy convencido de que serás muy inteligente, e incluso la más aplicada de la clase en unos meses. Y no lo sientas; estoy encantado de quedarme aquí.

Se hizo un silencio. Le miré a los ojos. En esos segundos, que para mí se hicieron eternos. Podía percibir el reflejo de sus ojos en los míos, y el reflejo de los míos en los suyos. En esos segundos, simplemente se me aclararon todas esas dudas que tenía antes: me gustaba. Y Dios, me gustaba muchísimo. Y que hubiera dicho que estaba encantado de quedarse allí conmigo me hacía quererlo aún más.

La hora se hizo corta. Dimos un poco de estadística y un poco de racionalizar fracciones, que entraba para el examen de la semana que viene. En mi otro instituto, las clases de matemáticas se hacían muy aburridas; pero Pablo hacía que todo fuese mucho más ameno, que nadie se perdiera durante la explicación... Simplemente, era el mejor profesor del mundo.

- ¿Ves Noelia? Te lo dije, eres una chica inteligente.- Dijo cuando estábamos bajando las escaleras, ya habíamos acabado y nos íbamos a casa.- No tienes nada de qué preocuparte.- Y me puso la mano en el hombro. Yo le miré a los ojos y le sonreí, ojalá no se acabara ese momento nunca.

- Gracias por todo.- Le dije.

- De nada, sabes que puedes pedirme lo que sea.- Dijo él, con una sonrisa. Ya estábamos fuera del instituto.- Oye, ¿vives lejos?

- Bueno... Un poco, ¿por?

- Tengo el coche ahí.- Dijo señalando un coche blanco que había en frente.- Te puedo llevar. Tu madre estará muy preocupada, no has tenido tiempo de decírselo.

No importa; Carmen me dijo que se lo iba a decir.

Venga, déjame llevarte, así me quedaré tranquilo.

No me va a pasar nada.- Dije... Mi mente estaba dividida en dos: por una parte, quería que me llevara; me gustaba y sería todo un honor que me llevara en coche hasta mi casa. Pero por otra... Sería raro que, con todas las emociones que había sentido en ese día... Y esa llamada tan extraña...

No quiero que nadie te secuestre o te viole, Noelia.- Dijo riéndose, y yo me sonrojé.

En ese caso... De acuerdo... - Dije bajito.

Amor Prohibido - Pablo AlboránDonde viven las historias. Descúbrelo ahora