12. Calzoncillos, puñetazos y perdones.

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Capítulo doce: Calzoncillos, puñetazos y perdones.

Kim

Un calzoncillo rodeándome el cuello hizo que la respiración se me cortase al verme en el espejo.

¿Cuándo compré ese collar?

Me deshice de su opresión y lo estiré con ambas manos. Un mensaje enganchado con una chincheta (¡una chicheta!) colgaba de él.

Gracias por hacer que mi mejor amigo me abandone. Hay más personas en mi vida que apoyan mis reglas. Ten cuidado con lo que haces.
Ah, y las x van en mi apellido.
Seth Jaxx, xxx

Lo estampé contra la pared de un solo golpe.

¿Cómo carajos entraste aquí, pedazo cabrón?

Resoplé.

Miré mi cuello en el espejo, en busca de la marca de la chincheta que tenía el calzoncillo. De haberme pinchado podría... Podría haberme dado un jamacuco.

Odio los alfileres.

-¡Christina! -grité horrorizada.

Mi mejor amiga apareció en un abrir y cerrar de ojos en la puerta.

-¿Qué ocurre? -preguntó acercándose a mí.

-¡Mira! -exclamé agarrando el calzoncillo, con la chincheta aún enganchada en él, y luego señalé mi cuello-. ¡Jaxx ha estado aquí!

Ella rodó los ojos.

-No te pongas así. Tú puedes hacer cosas peores. Anda, vístete y desayuna. Saliremos a correr para que te relajes un poco.

-Relajada voy a estar cuando ese idiota me ruegue que no le corte la polla.

Le espeté el calzoncillo en la mano y caminé hacia el baño.

-Y eso va a ser muy pronto -dije antes de cerrar la puerta.

James

Seth se llevó un cigarrillo a la boca y le dio una calada. Después, se dio cuenta de que lo estaba observando y apretó la mandíbula.

Despegó su hombro de la columna en la que estaba apoyado y al pasar por mi lado, masculló:-Eres un cabrón.

Me pasé la lengua por los labios con tranquilidad y suspiré.

Creí que pronto lo perdería de vista, pero se dio la vuelta y me demostró que lo que había hecho no estaba libre de castigo.

Me propinó un puñetazo en la mejilla izquierda y antes de que pudiese tambalearme, me agarró por el cuello de la camiseta y me estampó contra la pared.

Torció levemente la cabeza y me desafió con la mirada.

Más que cabreado estaba decepcionado.

-Creamos las reglas juntos -masculló muy cerca de mí, casi podía sentir el humo del cigarrillo que había fumado-. Si yo caigo, tu caes conmigo. No lo olvides.

Mis pies, que habían estado levitando en el aire, tocaron el suelo cuando Jaxx me soltó.

Me planchó las arrugas de la camiseta con fuerza y añadió:-Eres un falso.

-Kim no quiere que la ayude -farfullé.

Se volteó con el pitillo colgando de su boca.

-¿Y? -preguntó elevando una ceja-. ¿Ahora te has quedado sin nadie? -rio sin ganas-. Bienvenido al club.

Rompiendo Tus Reglas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora