Cincuenta y cuatro

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Louis con una última sonrisa observó su perfecto reflejo en el espejo. Había aprovechado que su madre y Anne habían salido con una amiga a una fiesta de navidad o algo parecido. Veinticinco de diciembre y Harry por fin iba a tener su tan esperado regalo.

Lucía sinceramente precioso. El foco de atracción en ese traje estaba específicamente en los muslos y su trasero, le quedaba tan diminuto y sensual, las orejas de gatito que llevaba puestas le daban un toque inocente y lindo, realmente esperaba que a su novio le gustara. Daba gracias a Dios que su pancita no estuviera creciendo aún, pues si esto estuviera sucediendo no entraría en el.

Deseaba con todas sus fuerzas que a Harry le gustase como se veía, por que se había esforzado bastante en su apariencia.

Salió del baño de la habitación de Harry meneando las caderas más de lo normal, y no fue hasta que el ruido de la puerta cerrarse con pestillo que Harry levantó la vista de aquél libro color vino de pasta dura que ponía "topografía y construcción". Sí, estudiaba para arquitecto, pero algunas materias que debía tomar en su carrera demandaban saber sobre eso.

— Mierda Lou — Susurró viendo como la figura curvilinea y sensual de su novio permanecía parada en medio de la habitación — Me vas a matar, Joder — Maldijo cuando Louis comenzó a caminar de nuevo meneando sus anchas caderas hacia la cama.

— ¿Meow? — Louis dijo.

Harry sintió un fuerte tirón en su parte baja, soltando un fuerte gemido ronco que envió vibraciones al del más pequeño.

— Ven aquí.

Louis gateó por encima de la cama, luciendo totalmente excitante para Harry.

Los lentes de lectura que el rizado estaba usando en ese momento provocaban a Louis unas interminables ganas de montarle con ellos puestos hasta el amanecer.

El pequeño colocó sus rellenas piernas al rededor de las caderas de Harry, sintiendo como su gran erección chocaba contra su trasero.

— Mmmm, señor Styles — Louis susurró en su oído, haciendo a Harry gemir de nuevo — Usted está tan duro hoy.

— Así me tienes, bebé — Apretó su cintura con las manos grandes, pegando más su erección al trasero del más pequeño.

— Que ganas de tenerle dentro.

El espacioso pantalón de pijama que Harry estaba llevando en ese momento estaba comenzando a causarle molestias, quería sacarselo ya.

— Mierda, mi amor, me estás poniendo demasiado duro.

— ¿En serio? — Usó un tono se voz juguetón que hizo a Harry imaginarlo saltando sobre sus piernas y gimiendo fuertemente.

— Sí, sí, sí

El ojiazul comenzó a restregarse contra la prominente erección que saltaba orgullosa por debajo de la tela azul del pantalon de pijama de Harry.

— Oh, jesucristo.

— No, jesucristo no, soy Louis.

Harry iba a sonreír, pero las pequeñas manos de su bebé tirando del elástico de su pantalón de pijama hacia abajo, no se lo permitió.

— Mmm, no estás usando ropa interior, papi.

— Oh, bebé — Gimió cuando las manos suaves de Louis comenzaron a subir y bajar sobre su dolorosa erección, causando placer.

— ¿Te digo un secreto? — Harry asintió a la vez que sentía el dedo pulgar de Louis jugar con su glande, causando un gemido ronco.

— Sí ah, los que qui-eras, oh, así bebé, más.

Harry Why?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora