Cincuenta y seis

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Mes número tres.

— Harry, no vas a hacerle daño al bebé, hazme el amor, por favor — Louis le rogó, mientras el más alto simplemente le ignoraba y leía un libro aburrido y largo de pasta rojo sangre, con sus gafas de lectura que hacían a Louis ponerse hasta el límite — Harry, por favor, deja de ignorarme.

Louis hizo un puchero mientras Harry le veía con expresión molesta y enfadada. Harry quería, realmente lo quería, pero no quería aplastar a su bebé en el acto y hacerle daño.

— Louis, no molestes, ya te dije que no.

Y estaba haciendo un grandioso trabajo, pues Louis vestido de enfermera sexy, era la gloria misma. Lo único que podía hacer era esconder su erección bajo las sabanas.

— Harry, por favooooooor.

Louis había comenzado a saltar sobre la cama, intentando molestarlo, pero lo único que estaba logrando era que el ojiverde lo imaginara montandolo con fuerza.

— ¡Ya te dije que no, joder! — Gritó, haciendo a Louis pararse abruptamente, con su cuerpo rebotando sobre el colchón.

Entonces sintió sus ojitos cristalizados.

— ¿Porqué no quieres? — Hizo un puchero de nuevo, pero este era real, y estaba a punto de soltarse a llorar por la historia que estaba creando en su cabecita — ¿Es porqué estoy gordo, verdad?

El rizado cerró los ojos, intentando calmarse. Inhala, exhala.

Louis tomó su silencio como un sí, como una afirmación hacia lo que había dicho.

— Prometo que voy a cuidar más mi alimentación, lo prometo, y estaré delgado y lindo para ti, pero por favor Ha-

Harry le interrumpio, tomando su carita entre sus grandes manos.

— Mi amor, no — Su tono de voz había cambiado, ahora era suave y lleno de ternura, su mirada expresaba nada más que amor — Escucha, bebé, no es por eso, claro que no, eres hermoso como sea, y no estás gordo, mi vida, por Dios, claro que no, estás tremendamente caliente en esa cosa, solo mira como me tienes, bebé.

Quitó el cobertor de su regazo, dejando a la vista su bulto cubierto por unos boxers negros apretados, el ojiazul se lamió los labios, imaginando todo eso dentro.

— ¿Entonces porqué no quieres hacerlo, Hazz?

El castaño lo miró con curiosidad.

— No quiero aplastar a nuestro bebé, Lou.

— Puede ponerme en cuatro, mira, así — Se puso en cuatro, frente a la cara de su novio, esperando una respuesta negativa. Nunca espero al pene de su Harry frotándose sobre su entrada desnuda.

— Maldita sea, amor, no estás llevando bragas.

— ¿Te gusta, papi?

— Me encanta, bebé — Tocó el trasero del contrario a su gusto, haciendo al menor gemir al sentir las grandes manos acariciando.

— Mmmm — El rizado susurró, moviendo las caderas del más pequeño circularmente contra su pene —¿Qué te he dicho sobre prepararte solo, bebé?

Louis gimió en el momento que Harry acarició con dos de sus dedos la entrada ya dilatada.

— Responde — Su voz ronca hizo a Louis gemir fuerte.

— Que no lo hag-a

— Mierda, voy a hacerte el amor tan delicioso, mi vida.

— Sí, papi, joder sí.

Harry Why?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora