Cincuenta y tres

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— ¡Mami, mira! ¡Harry me ha regalado un gatito! — Louis exclamó mientras bajaba las escaleras con el pequeño minino entre sus brazos, y Harry detrás siguiendolo con una sonrisa pintada en los labios.

— ¡Que lindo es, mi vida! — Johanna respondió mientras adornaba con betún un pastel.

Louis frunció el ceño.

— Ni siquiera lo haz visto

— Estoy un poco ocupada, cielo, en cuanto termines me lo muestras ¿sí?

— ¿Y ya decidiste como le vas a poner? — Anne decidió preguntar.

— Creo que felpita — El ojiazul respondió viendo al animalito.

— ¿Vas a ponerle felpita? ¿qué clase de nombre es ese, mi amor? — Harry le preguntó abarazandolo por detras y descansando sus grandes manos sobre su abdomen.

— Es lindo — Susurró con un puchero.

— ¿Cómo tu? — Besó su mejilla

— O como tu — Le respondió con una sonrisa.

— Yo creo que como tu — Le respondió — No quiero imaginarme el nombre que vas a ponerle a nuestro bebé, cielo.

Nuestro bebé, que lindo sonaba eso al salir de la boca de Harry. No podía esperar a tener a esa linda princesita o al hermoso varoncito entre sus brazos.

— Ustedes dos son tan lindos, me van a matar de lo dulces que son — Johanna susurró.

— Mamá, deja de avergonzarme, por favor —Louis susurró.

Harry pensó que no podría haber ser más perfecto que su pequeño. Se imaginaba a un pequeño bebé de grandes ojitos azules y pequeña nariz respingada con sus rizos y una hermosa sonrisa. Estaba muy emocionado por ese bebé, y lo estaba aún más al saber de que estaba creciendo dentro de la pancita de la persona que estaba enamorado. Muy enamorado.

[....]

La cena estaba deliciosa y los ojos de Harry puestos sobre los de Louis eran simplemente algo hermoso de admirar. Como se miraban con absoluto amor y adoración, como si no quisieran hacerse daño ni aunque sus vidas dependiera de ello. Y sus madres lo notaban, si que lo notaban.

Su vispera de Navidad siempre había sido de esta forma, simplemente ellos cuatro com una cena que alcanzaría para que una docena de personas comiera por el resto del mes, pasteles variados que sus madres cocinaban todo el día, con algo de ayuda proviniente de Louis. Y era perfecto, para ellos era perfecto pasar parte de la madrugada en una mesa sentados los cuatro, simplemente bromeando y comiendo.

— Espero mi regalo te guste, Harry y que le des provecho porque para algo lo compré — Anne le dijo divertida, mientras caminaba al pino que tanto se había esforzado Louis en adornar. Y le había quedado perfecto.

Sacó dos cajas forradas con un moño, una para Louis y otra para Harry.

Ambos sonrieron, el ojiazul más entusiasmado que el otro, pues aunque ya había cumplido los veinte años, el seguía siendo un niño en su interior, y todos estaban concientes de esto.

— Abranlos — Johanna presionó, entusiasmada por ver las reacciones de los muchachos.

— Bien — Harry desbarató aquel moño azul fluorescente y el papel rojo tornasol, deacubriendo algo que no le quedaría ni en el dedo meñique. — Má ¿qué se supone que es esto?

Harry estiró el pequeño traje de sirvienta, e inconcientemente se imaginó a Louis montandolo con ese pequeño traje que no dejaría nada a ala imaginación.

Anne le sonrió.

— Es un traje de esos que utilizan las criadas, solo que este no es para eso.

— ¿Dónde se supone que voy a meterme esto? — Harry murmuró entre ofendido y divertido.

Louis estaba riendose por lo bajo con su regalo aún intacto sobre el suelo, donde todos estaban sentados.

— No te lo vas a poner tu, estúpido, es para que se lo ponga Louis.

Louis frunció el ceño.

— ¿Yo qué?

— ¿Y porqué no se lo regalaste a el?

Anne le sonrió de nuevo. Su sonrisa comenzaba a darlea miedo.

— Porque el que lo va a ver en el, y el que se lo va  follar en el, eres tu.

Harry frunció el entrecejo.

— Nosotros no follamos, nosotros-

La mujer rodó los ojos.

— Sí, sí, hacer el amor, lo que digas — Lo interrumpió.

— Mami ¿qué es esto? — Louis preguntó abriendo su regalo, encontrandose con un consolador de color rosa y un paquete de bragas de encaje.

— Un consolador ¿no los conocías? — Le respondió como si nada.

— ¿Como los va a conocer si Harry apenas le da descanso? Si el no necesita de eso ¿cierto Harry?

— Más que cierto — Harry contestó besando la frente de Louis

— Seguro tienen rosaduras de fricción de tanto que follan.

— Eh, hacer el amor — Harry le corrigió.

— Ni parece que estan haciendo el amor con los gritotes que pegan y el ruido de la cabecera chocar con la pared — Johanna decidió por fin hablar.

— ¡Mami! — Louis exclamó avergonzado.

— No, mami, no ¡Ah, papi, más rápido! ¡Sí ahí, más, oh dios mío, papi! — Johanna comenzó a imitar los gemidos de su hijo, provocando un sonrojo en el pequeño.

— ¡Mierda bebé, sí! ¡Estás muy estrecho, ah, eso! ¡Mi pequeña puta! ¡Dime papi! — Anne le siguió, tratando de hablar ronco. Louis se moría de vergüenza, mientras que Harry simplemente reí por las malas imitaciones de las mujeres.

Vaya madres que tenían, tan inmaduras y burlescas. Pero las amaban, más que a nada, ellas eran sus vidas y no las dejarían por nada en el mundo.

Hola bebés, quiero decirles que la fic tendrá unos capítulos más, este iba a ser el último, pero haré unos más contando el embarazo de Louis, y además del epílogo, eso es todo, gracias por leer y no olviden pasarse por las demás fics de mi autoría, los amo <3

Harry Why?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora