Cuarenta y nueve

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— Dios mío, Lou — Harry susurró tirando el delicado cuerpo de Louis hacia la cama, causando un pequeño ruido y un rebote por parte del ojiazul — Estoy muy caliente, bebé.

El rizado acercó su lengua rápidamente hacia el delicioso cuello dorado que Louis tenía, y la paseó sensualemente, besando como si de unos labios se tratara y dejando marcas moradas, lindas marcas moradas.

— Harry — Louis susurró medio gimiendo, lo cual prendió al instante al muchacho de ojos verdes.

— Tan pequeño y excitante para papi — Habló con la voz ronca debido a la excitación, para después sacar de forma necesitada la camiseta de Louis —Tan bonito, mi amor, tan mío — Volvió a atacar los delgados labios, sintiendo un placer extraño recorrer su espina dorsal y como su pantalón estaba un poco más ajustado que antes.

Harry sacó su camisa y su pantalón a la vez, mientras quedaba únicamente en su apretado boxer negro.

Louis, por su cuenta, quitó su propio pantalón y su braga de una, haciendo que la erección saltara contra su estomago plano.

El ojiverde lamió sus labios inconcientemente, mientras se imaginaba entre esas lindas piernas regordetas. Delicioso.

— Te necesito tanto — Harry susurró en algo que pareció ser un gemido y volvio a atacar el cuello del pequeño.

Sus besos descendieron a los pezones erectos, y Harry sintió una extraña necesidad de dejarlos rojos.

Los mordisqueó, jaloneó y besó hasta que su erección comenzó a doler demasiado.

Sus grandes manos se dirigieron hacia las sensuales y anchas caderas que Louis tenía, y sin pensarlo dos veces dejo un suave beso sobre la punta del pene de Louis. Lo único que el ojiazul pudo hacer fue gemir y gemir mientras Harry comenzaba a introducir el glande en su boca.

— Ha-harry — Susurró cerrando los ojos fuertemente.

El nombrado sacó el pene de su boca, para comenzar a dar lenguetazos por todo el largo, manteniendo el contacto visual.

De un momento a otro, Harry era el que estaba debajo, y Louis bajando lentamente hasta la gran erección, que comenzaba a palpitar por la necesidad de atención. Y Louis iba a darsela.

Con su pequeña mano acarició de arriba a abajo el grueso pene, ganandose gemidos roncos y excitantes caras de satisfacción.

— Mierda, Lou, sí, bebé, así, justo así — El pequeño dejó de utilizar sus manos, preparandose mentalmente para lo que haría a continuación. Lamió sus labios y acercó su cara al gran pene. Lo tomó entre una de sus pequeñas manitas y empezó a dar lamidas, luciendo como un pequeño gatito — Oh, mierda, bebé, eres tan caliente.

A la mierda con que Louis era especial, sus mamadas eran geniales y podría seguir siendo especial si le daba un par de mamadas, eso no lo hacía ni más ni menos guarro, siempre y cuando lo hiciera únicamente con la persona de la que estaba enamorado.

Louis ahuecó el grueso pene entre su caliente y estrecha boquita. Y era tan caliente la imágen que Harry estaba teniendo en ese momento, que pensó que se correría en cualquier momento.

No dejó de mirarlo en ningún momento, su cabeza subía y bajaba con fuerza, utilizando su lengua y dando pequeñas mordiditas al llegar al glande. Y en lugar de ser doloroso, era completamente placentero, Louis y su linda boquita lo iban a volver loco.

El ojiverde hizo que su bebé sacara su pene de su boca, y cuando vio que un hilo de saliva recorrió desde sus labios hasta su barbilla, sintió como su erección punzaba una vez más.

— Voy a prepararte — Harry susurró.

El pequeño se sonrojó un poco.

— Me he preparado yo solo

Y Harry no pudo evitar soltar un gemido, imaginando a su pequeño preparandose el mismo, con sus pequeños deditos y soltando agudos gemidos.

— Eres muy caliente — Y realmente parecía que Harry no sabía decir otras palabras que no fueran esas tres.

El ojiverde recostó al más bajo sobre el colchón, para después arrastrarse hacia el lubricante.

Embarró todo su pene con la viscosa sustancia, masturbandose un poco en el proceso. Colocó ambas piernas en sus anchos hombros, para así comenzar a embestir lentamente.

— Oh, mierda, Harry — Gimió cuando estuvo completamente dentro, y este comenzó a embestir rápidamente — Más rápido, Harry, por favor

La suave voz aguda lo estaba llevando al borde, se estaba volviendo loco con ese sonido tan inocente y placentero como era su vocesita excitada y aguda.

— Estás tan estrecho, amor, tan delicioso para mí.

Las embestidas eran lentas pero profundas, y Louis simplemente no podía soportar el tortuoso ritmo que su amado estaba llevando, así que hizo sus caderas hacia abajo, follandose a sí mismo.

El rizado lo hizo quedar quieto cuando su mano fue a parar contra la nalga izquierda del pequeño, azotandola. Y en lugar de causarle dolor, le causó placer, mucho placer.

— De nuevo, Harry, de nuevo

El nombrado salió de el lentamente, gimiendo en el trayecto.

— En cuatro.

Louis obedeció, como toda una puta necesitada.

Observó como el cuerpo de Louis estaba justo como en su sueño, y como meneaba su trasero, necesitando una polla llenando ahí dentro.

Se alineó de nuevo contra la dilatada entrada rosa, empalandolo de una sola y ganandose un excitante chillido de autentico y puro placer. Sintió como perdía la cabeza y rápidamente lo tomaba de las caderas, follandolo como si no hubiera un mañana.

— Mierda, papi, sí, así, más rápido — Enterró su linda carita en una de las almohadas blancas, esta acallaba sus gemidos un poco, y Harry se excitó aún más viendo como este hacía su trasero hacia atrás.

— Ahí, ahí, de nuevo, papi

El rizado estaba al borde, golpeando una y otra vez la prostata de Louis, a la vez que lo azotaba, dejando su culo completamente rojo y delicioso.

Jaló sin cuidado de su cabello despeinado, sin intenciones de lastimarlo, somo tratando de volver esto cada vez más placentero para ambos.

— Oh, más, Harry, más.

— Tan apretado para mí. Tan lindo, sí bebé, mi pequeña zorra.

— Oh, joder, papi.

— Dí que eres mío — Embistió nuevamente dentro del pequeño, para después azotar su lindo trasero rojo

— S-soy ah, mierda, papi, me llenas tanto uh

— Dilo, pequeña puta — Le azotó nuevamente, enviando miles de vibraciones hacia su erección. A Harry le encantaba como este rebotaba y se quedaba su mano marcada en el.

A Louis no le molestaba para nada que Harry le llamara con esos apodos guarros mientras tenían sexo, al contrario, le ponía demasiado y le hacían volver loco.

— Soy tu-yo ah, más rápido, ya casi llego, mierda.

Un par de estocadas más, y se corrió sobre las sabanas blancas, marchándolas con su semilla. Y Harry, al sentir como se apretaba a su alrededor se corrió, pero el lo hizo derramandose en el caliente y apretado interior del ojiazul, soltando un ronco gemido, que retumbó en toda la habitación.

— Te amo tanto, mi vida — El rizado le dijo, tumbandose a su lado y acurrucando al más pequeño contra su tatuado pecho.

Harry Why?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora