Gehena - 3 - Quinto.

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Sólo los gritos ahogados y muertos en las gargantas eran justa competencia al susurro de la brisa. Un relámpago caído del cielo, a un par de cuadras, logró cambiar eso, y a todos puso de rodillas.

El monumental estruendo le agitó la ropa antes de atravesarle los huesos.

- ¡¿A dónde vamos?!-escuchó gritar a Ciro--con un pitido tapándole la voz--mientras miraba en direcciones opuestas e indeciso movía su cuerpo.

Edward reaccionó con hechos y no con palabras. Inició una carrera hacia el lado derecho, en dirección al final de la cuadra que no quedaba muy lejos pues estaban cerca de una esquina.

Calles. Calles y casas y locales, observó con rápidez; destrozadas o derrumbadas, todo estaba (abandonado todo abandonado) porque no tendría que haber vegetación ahí: no tendría que haber ni musgo en las paredes ni pasto en el camino ni enredaderas cubriendo (Meses o años) ligeramente las superficies gastadas o aclaradas o carcomidas (Décadas ((Tal vez cientos (((No...No...))) tal vez cien)) deben ser décadas con lluvia y sol y abandono).

Esto va mal esto está muy muy mal.

Entre el estampido de pisadas que se producía a su alrededor, unos neumáticos chirriaban demostrando su cercanía; evitando así el mimetizarse con la amalgama de monótonos sonidos.

Al llegar a la esquina Edward se detuvo y volteó su cabeza en dirección al sonido. Fue sorprendido al ver como a dos manzanas de su posición un automóvil acababa de dar una vuelta hacia ellos, digiriéndose de forma lenta entre el terreno accidentado. La idea de que fuera el quinto participante con su respectivo ítem sobre ruedas fue lo suficientemente fuerte para nublarle el juicio. Dio largas zancadas hasta posicionarse en la intersección de los caminos y comenzó a agitar los brazos mientras gritaba señales de auxilio.

El vehiculó, un Mazda rx-8 color metálico, había traspasado una de las dos cuadras cuando Edward notó que no había conductor tras el volante y que, además, emitía un rechinido fuerte y grave. Ante el desconcierto ya había empezado a bajar los brazos pero Ciro se sumó a la ayuda, posicionándose a su lado, y nuevamente probaron suerte. Fue entonces cuando el coche aceleró a fondo y los neumáticos rechinaron.

-¡Espera! ¡Espera! -gritaron los dos a la vez mientras extendían su manos para que el auto se detuviese sin notar que ellos mismos comenzaban a caminar hacia atrás.

El auto empezó a zigzaguear quemando goma en el transcurso; al ver esto los dos no dudaron en tirarse a los lados, salvándose Edward por poco.

Tras la ráfaga de viento pudo oírse el impacto de las ruedas contra algo sólido seguido por un grito ahogado de mujer. Edward giró su cabeza en dirección a Rocio esperando lo peor, sorpresa fue el verlas a ella y la otra chica sanas y salvas; el auto desaparecía tras los locales a medio colapsar, dejando el rugido del motor cómo prueba de su paso. Pero en seguida se oyó a los frenos clavarse en el camino, y tras ese alarido un impacto entre dos metales.

Edward había comenzado a erguirse cuando...

- ¡Maldito hijo de puta!-gritó Ciro, quien luego salió corriendo cómo salvaje hacia el coche.

Lo habría seguido y alcanzado pero resbaló con una piedra suelta y cayó de lado. Con un golpe en la cabeza todo comenzó a darle vueltas pero aún así no quitó sus ojos del otro joven, que se acercaba cada vez más al auto. Rocio trotó hasta él y justo cuando comenzaba a arrodillarse Edward dilucidó por el rabillo de su ojo una luz roja. Al voltear, el conductor (que había chocado contra un poste de luz) ya había apretado a fondo el acelerador para ir en reversa. Fue demasiado rápido para que pensará en alguna solución.

Metal golpeado.

Un cuerpo cayendo de espaldas, inerte, contra el pavimento.

Un motor acelerando.

El chirrido del caucho.

Olor a goma quemada.

Y por último, el sonido del plástico de los lentes al golpear el piso.

Había presenciado un asesinato.








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¡Era un auto fantasma! :O ¿O no? En un momento se comportó de manera muy rara ¿No les parece?

¿Tres menos cinco da dos-se rasca el mentón- será un mensaje en clave del autor?

Ahora que lo mencionan...sí, y no. A veces vuelvo sobre mis pasos y me sorprendo al pensar que tal vez ciertos elementos salieron de lo más profundo de mi subconsciente, ese bastardo traidor, como lo desprecio...(?)

¡Saludos! :)

Crónicas de una Deidad: AngustiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora