Capítulo 11- Hospital

577 53 6
                                    


–Narra Jayden–

Recibo una llamada de Ali, pero cuando intento contestar, nadie responde al otro lado de la línea, se oyen voces, nada más, voy corriendo a comisaría y aviso a Brett, ignorando casi por completo la presencia de Gabriel y Jackson detrás suyo, rastrea la llamada lo mas rápido que puede y, rápidamente Gabriel y él suben al coche seguidos por Jackson y por mí, pidiendo refuerzos uno mientras el otro conduce de forma temeraria, yo estoy detrás, con Jackson, está muy malherido, pero lo que más le destroza en estos momentos es la salud de Ali, es lo que más nos preocupa a los cuatro.

Llegamos y se oye el ruido de un disparo, bajo corriendo del coche antes de que pare del todo y voy hacia la puerta corriendo, cerrada, doy un par de golpes a la puerta con todo el cuerpo y la noto ceder un poco, noto que el aire se calienta a mi alrededor y, con una fuerza que no es propia de mi, tiro la puerta abajo, el aire vuelve a su temperatura normal, pero a mí se me congela la sangre, Ali está en el suelo, sangrando, voy corriendo e intento parar la hemorragia, pero sale demasiada sangre.

–Jay...–oigo su voz entrecortada y débil, la miro con los ojos llenos de lagrimas– no me olvides...–cierra los ojos y miro al resto de agentes presentes en la sala.

– ¡No os quedéis mirando! ¡¡Llamad a una puta ambulancia!!–me quito la chaqueta y le arranco la parte de las mangas, la uso para detener la hemorragia de Ali, le tomo el pulso, es muy débil, espera... no respira... Pongo mis manos sobre su corazón e intento reanimarla.

–La ambulancia está en camino. –ignoro a Gabriel y sigo a lo mío, no puedo dejar que se vaya... no ahora... es muy joven... se merece vivir muchos años más.

Cuando llega el ambulancia suben a Ali a la misma, me subo con ella y los para-médicos no me dejan hacer nada, se encargan ellos de intentar reanimarla de camino al hospital, pierde el pulso tres o cuatro veces antes de llegar al hospital, cuando la meten al quirófano solo soy capaz de sentarme en una silla a esperar y llorar... ¿Cómo he permitido esto? ¿Y yo quiero formar una familia? Si no soy capaz ni de proteger a una sola persona... Elegí la medicina forense precisamente porque no puedes matar o hacer daño alguno a la gente con la que se trata...

Cuando llega el resto de la familia de Ali oigo como me grita su tío, pero no le escucho, son solo sonidos, nada más, todo es silencio en mi cabeza, pero supongo que me echa la culpa de lo sucedido, y, siendo sincero conmigo mismo, yo también me culpo, debería haber avisado de lo que planeaba Ali antes de hacer cualquier otra cosa.

–Narra Alice–

Abro los ojos despacio, pero los vuelvo a cerrar, una luz me da en la cara, cuando noto que la luz se vuelve más débil vuelvo a abrir los ojos, hay un doctor, ha cerrado las cortinas, me mira con una sonrisa amable.

–Hola señorita.

– ¿Cuánto llevo aquí?

–Desde ayer por la tarde, ha tenido usted mucha suerte, ¿Quiere que deje pasar a su familia?–familia... Jack... Claire... Ash... mi tío... mi tía... Jay... pensar en este ultimo me hace recordar el dolor de la bala en mi pecho– Mejor no les dejo pasar.

– ¿Por qué...?

–Está empeorando, túmbese y descanse, lo necesita. –asiento y cierro los ojos, me duermo, no sé porque me ha entrado este cansancio de nuevo.

Vuelvo a abrir los ojos y veo a Jay dormido en una de las sillas de la habitación, que mono, ha pasado la noche aquí, o la tarde o... lo que sea que haya pasado.

–Bennett...–tengo la garganta seca, así que cojo el vaso de agua de la mesilla y me lo tomo, cuando Jay abre los ojos, no sabe dónde está, no recuerda donde se durmió.

Al otro lado de la leyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora