❝Te acercas a mí silenciosamente mientras cae la noche. Removiendo la oscuridad para despertarme de mi sueño. Tu...has perdido tu camino de nuevo. Te sigo desde la distancia
Pero no importa cuánto hable Tú no puedes escucharme. Estás lanzándote a él de nuevo. Y cuanto más me acerco... Más fuerte será el dolor. ❞
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Pov Sehun
No estoy muy seguro de esto, pero si no se lo digo de una buena vez.... creo que mi pecho va a explotar.
¿Me pregunto cuando fue que empecé a sentir esto por ella?
¿Cuándo me perdí a mi mismo?
Supongo que fue en el momento que la vi tan vulnerable. Estaba tan seguro de mí mismo, que podría conquistarla y ella caería rendida por mí, sin embargo, no lo hizo.
Quizás era eso...
Nunca me había costado estar con una chica. Ahora estaba por cumplir más de un mes sin poder hacer nada.
Lo único que me daba esperanzas era lo último que había dicho antes de quedarse dormida, ese era mi hilo de esperanza.
Si tan sólo él no hubiera regresado.
Salí mucho antes de la clase y fui directamente a su facultad. Aún faltaba media hora para que su clase terminara, por lo que me senté en una mesa de la explanada y solo esperé...
Todo era silencio y calma porque aun los demás seguían en clase, así que me estaba aburriendo a lo más lindo.
Estaba por quedarme por dormido cuando sentí un fuerte dolor en la parte derecha de mi cabeza, primero no sentí nada y luego me empezó a punzar. Miré al suelo y había una naranja rodando.
Después giré hacia un lado y vi a Soo Jung lanzándome otra naranja directamente hacia mi cara, pero logré atraparla en el aire.
- ¿Que demonios Soo Jung? - pregunte poniéndome de pie.
- ¡Oh Sehun eres un idiota! - gritó en respuesta frente a mí.
¿Cómo podía estar enamorado de esta loca?
- ¿Tienes que golpearme con naranjas? ¿Estás loca? - rodé lo ojos.
- Se supone que cuidarías de mi ese día, no entregarme a Junmyeon. ¡Y menos en esas condiciones! - estaba que echaba chispas, pero por lo menos me hablaba y no me ignoraba como la otra vez.
- ¿Qué querías que hiciera? - le contesté ya más calmado. - ¿Llevarte a tu casa así?
Y entonces guardó silencio.
Sabía que tenía razón.
- Bueno.... - contestó incomoda. - ¿De que querías hablarme?
Guardé silencio también, nuestras miradas estaban fijas y podía sentir el retumbar de mis latidos.
