6.

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FIONA

—¿Estas segura que es la casa de Lavina?—pregunté mirando la enorme casa de color rosa.

Colt volvió a mirar su teléfono.

—Si, es la dirección que Bailey nos envió.

—Es muy rosa.

—Tanto rosa me está dando dolor de cabeza—dijo—¿Por qué todas las casas son de ese color?

—Se bajan o pretenden quedarse a vivir aquí adentro—bufo el taxista, luego volvió a su conversación en el teléfono—Estoy trabajando Anne, no puedo ir a casa ahora.

—¡Nunca tienes tiempo para mí!—fue lo último que se oyó del otro lado de la línea. No es que seamos chismosos pero la chica gritó demasiado fuerte, hasta el pobre hombre tuvo que alejar el teléfono de su oreja.

—Parece que alguien está en problemas—canturreó Colt. Le di un codazo en el estómago.

—Era su pareja, ¿cierto?  —pregunte mirando por el retrovisor. El taxista asintió.

—Mi esposa, estamos pasando por una crisis—suspiró apoyando su cabeza en el volante—Dice que no paso el tiempo suficiente con ella, y que cuando regresó a casa lo único que hago es comer y dormir. No entiende que trabajo solo para darle la vida que se merece.

—Eso es tan triste.

—¿Pensó en el divorcio?—dijo con desinterés Colt.

Lo miré mal—No estas ayudando.

Levantó las manos.

—Lo siento, solo fue un simple comentario.

El señor se aclaró la garganta.

—Me amenazó con eso. Ella cree que ya no la amo.

—¿Y por qué cree usted que piensa eso?

—En serio ¿Fiona?—bufo Colt, le puse un dedo en sus labios.

—Tu madre me mando a callar—le habló a la gallina de peluche que le regale para que no echara de menos a Coltiana.

Coltiana siempre en nuestros corazones.

Rodé los ojos y espere a que el señor me respondiera.

—No paso tiempo suficiente con ella, vivo trabajando.

—Debería hacerle saber que la ama.

—Se lo digo todos los días, pero parecería que no me escucha.

—Son de los hombres que les regalan cosas a sus mujeres ¿o no?. Me refiero a cosas simples, como flores.

Negó la cabeza.

—Aveces los pequeños detalles son lo que cuentan. Recuérdelo.

El hombre asintió pensativo.

—Gracias, chica. Ahora necesito que se bajen tengo que ir a ver a mi esposa—feliz con mi ayuda le entregué el dinero, pero lo rechazo—El viaje es gratis para ustedes.

—Oh, que amable. Gracias—dije saliendo del auto.

—Gracias a ti—cuando Colt estaba por salir el señor lo detuvo—y tu cuida a tu novia, es una buena chica.

Colt me miró y sonriendo se volvió al hombre.

—Lo sé, soy muy afortunado.

Y con eso último el taxista salió a toda velocidad.

—Soy una buena chica—alardee.

—Lo eres—dijo Colt tomando mi mano.

—Y soy muy buena solucionando los problemas amorosos de la gente.

Un Verano Desastroso [#CG2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora