Un Verano Desastroso [#CG2]

33.

           

—¿A dónde irán?—pregunté tirada desde mi cómodo sillón.

Jesse, Max, Lester, Corey, Colt y Dax se quedaron como estatuas en la entrada mirándome asustados.

Se observaron entre ellos sin omitir ninguna palabra. Hago todo el esfuerzo del mundo y me levanto dirigiéndome hasta ellos.

Enarque una ceja y repito.

—¿ A donde irán?

Corey sacudió la cabeza .

—¿Qué haces aquí? Creí que estabas con las chicas.

Me crucé de brazos.

—Si, pero vine a buscar algo aquí.

En realidad, quería escapar del momento de depilación con cera, no pregunten fue idea de Bethany.

—Así que, ¿cuál es su excusa? Espero que sea una buena porque si no llamaré a las chicas.

Lester abrió y cerró su boca como un pez fuera del agua.

Colt se arrodillo a mis pies.

—No le digas a Fiona, por favor. Es muy brava cuando se enoja. Ten piedad.

Palmeé su cabeza para tranquilizarlo.

—Entonces, respondan a mi simple pregunta. ¿A donde se irán?

Max se aclaró la garganta.

—No es para tanto, los invite para que salgamos por ahí y tengamos una noche de chicos—palmeó la espalda de Jesse.

Me quede muda mirándolos, era una situación rara.

Al parecer se te junto el ganado.

Uh, volviste.

No podía seguir viendo como tu miserable vida se venía abajo sin mí. Me necesitas y aquí estoy. Ves, cuando tengo ganas puedo ser buena persona.

—Ya que todo está aclarado ¿Nos podemos ir?—preguntó Dax desde la esquina.

Sacudí mi mano.

—Si, váyanse. Diviértanse, pero no tanto acuérdense que tres de ustedes tienen novias que resultan que son mis amigas y prima. Llegan hacer algo que las pueda lastimar y me encargare especialmente de ustedes—sonreí.

Los tres asintieron rotundamente.

Max aplaudió y abrió la puerta.

—Bien, diviértete en la pijamada.

Todos lo siguieron menos Jesse que se quedó parado enfrente mío.

Se rasco su cabeza y sus hermosos ojos hicieron contacto con los míos.

—No haré nada tampoco—mascullo—solo quiero que lo sepas.

Curve una media sonrisa.

—Gracias por decírmelo, pero puedes hacer lo que quieras, Jesse. Somos amigos—dije a mi pesar—Diviértete con tus amigos, estaré bien.

Ignorándome se acercó para darme un beso en la mejilla y susurro en mi oído.

—De todas formas, no haré nada.

Y tras una última mirada salió cerrando la puerta prácticamente en mi cara.

Me quede parada unos cinco minutos pensando.

Agarre mi teléfono y marque el número de Marleen.

—Hola— dijo apenas atendió— ¿En dónde estás?