Capítulo 2: Curioso pacto.

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Ese libro era realmente peculiar, el olor de las páginas, el estado en el que se encontraba; desgastado, descolorido y agrietado, su contenido...todo absolutamente todo, era muy extraño.

EL PACTO:

Lucifer te ayudará.

El comienzo de aquellas palabras daba pavor, no era agradable que el nombre de satanás estuviera escrito y seguramente tampoco era buena idea leer su contenido, pero me picaba tanto la curiosidad que sabía que no iba a parar de darle vueltas a la cabeza como no lo hiciera. Detuve la vista frente a la hoja unos minutos, respiré profundamente dándole más intriga a la lectura y comencé a analizar los primeros párrafos.

Tienes un deseo enormemente que no te deja dormir. Sabes que de otra forma no podrás conseguirlo. Con este conjuro se puede solucionar. Él te lo concederá. Tan solo tienes que leer los siguientes pasos y demostrar que la persona está dispuesta a realizar sus deseos...

Vale, era obvio que consistía en pedirle un deseo al mismísimo diablo y él te lo concedía. Realizar sus deseos, esa frase revelaba que se pedía algo a cambio, estaba claro que el demonio no lo iba a hacer de gratis.

LEER EN VOZ ALTA:

Testificor autem rursus omni spiritus omnis satanica potestas, omnis incursio infernalis adversarii, omnis legio, omnis congregatio et secta diabolica.

Expergiscimini satana, inventor et magister salutis.

adiuva me

adiuva me

Mi corazón se agitó, quizás por la emoción o por el miedo. Cerré el libro rápidamente aun sin leer todo lo que ponía, abrí el cajón y lo guardé. Un espasmo recorrió cada parte de mi cuerpo. Nada de eso era bueno.

—¡¡Eres un malnacido!! — Retumbó las paredes. — ¡Ojalá no hubieras nacido! —

El grito me llevó a la realidad y a agitarme angustiada. De nuevo Adán y su padre se estaban peleando, y lo peor es que yo lo estuchaba tan cerca porque mi habitación pegaba justo a la suya.

—¡Ten cojones! —.

Gritó la voz, a la vez que una canción se escuchaba más y más alto.

Momento en el cual sabía con certeza que su padre le estaba dando una paliza. ¿Qué debía hacer?, alguna vez he ido a su casa en mitad de la pelea y se calmaba pero... pero después era peor. ¿Llamar a la policía? Ya lo había hecho otras veces y de nada servía, es más Adán prefería que no lo hiciera pues su padre se lo echaba en cara y la paliza era mayor que la anterior. Recuerdo como era su padre cuando vinieron por primera vez al bloque. Desde luego no siempre se portaba así con mi amigo. Fue a partir de perder el dinero invertido en su empresa, lo que ocasionó que su ser se convirtiera en lo que es hoy en día.

A Adán lo conocí con apenas cinco años. Su familia por entonces era humilde, sus padres vinieron con esperanzas de conseguir una vida mejor. Y lo consiguieron, montaron una constructora que les hizo ganar miles y miles de euros. Ganaron tanto dinero hasta el punto en el que se fueron a vivir a la zona más pija de mi ciudad. Todo acabó cuando tras la muerte de su madre. Su padre hizo malos movimientos en el mercado y perdió todo lo que habían conseguido. Volvieron a su antiguo hogar, su padre hundía sus penas en alcohol y es desde que Adán tenia once años que su padre lo paga con él.

Es por ello que Adán era así conmigo, y por eso le perdonaba.

Los gritos cesaron, la música se apagó y yo fui a mi ventana. Corrí las cortinas con disimulo y eché un vistazo rápido. <<Adán, dame una señal de que estas bien...>>

La Manzana Prohibida [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora