Capítulo 27: ¿Fin de la felicidad?

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Subimos al vagón de la atracción sentándonos en la segunda fila. Los pies nos colgaban al vacío pues era una de esas montañas rusas invertidas en las que el suelo no existe. Algo que no le hizo mucha gracia a Lucifer que estaba de un blanco como el de una pared. El supervisor se acercó apretándonos los simples arneses de acero, que se nos sujetaban alrededor del pecho. A la vez que le ajustaban la sujeción, él con cara de pocos amigo dijo << espero que agarres esto bien porque si no...>>, <<aprieta más fuerte, ¿no tienes fuerza o qué?>>el pobre trabajador en su primer día le tuvo que tocar el peor cliente y como novato asentía sin rechistar mientras miraba de reojo a el encargado buscando su aprobación. Después de unas cuantas "amenazas" la montaña comenzó a moverse subiendo por una larga recta y Lucifer sin pensarlo me agarró la mano.

¿Y decía que no le daba miedo? Pero... ¡¡si estaba hasta sudando!!

Traté de tranquilizarlo acariciando su mano, mientras entre el silencio me reía. Él hecho un manojo de nervios se echó sobre el respaldo tenso, recto y apretando la mandíbula. La montaña se paró justo a unos centímetros de la gran caída de setenta y pico metros y yo super emocionada le solté la mano para alzarla al grito de <<¡¡yuhuuuu!!>> Tal y como en el oeste. Mi moreno chico abrió los ojos como platos y se agarró como pudo al arnés.

Unos segundos de caída nos llevó a nuestra primera inversión, y yo gritaba, gritaba y gritaba cada vez más fuerte, se me ocurrió mirarle a ver si ya la tensión la había soltado, pero él seguía con cara de pocos amigos. ¿Cómo puede tener miedo satanás?

La segunda inversión llegó sin previo aviso, seguida de una caída más pequeña que la anterior y aún con todo el ruido de los raíles chocando a gran velocidad le puede escuchar gritándome algo.

— ¡¡¿Qué es esto.... Que... asiento?!! —

— ¿Qué? ¿Tu asiento? —

—¡¡No!! Sentir—.

— ¡¿Sentir?! ¡No te entiendo! —

El tercer giro de la atracción no nos dejó poder comunicarnos, y volví la vista de frente, escuchando su voz como algo lejano.

—¡¡¿Cuánto queda?!! —

No pude contestarle porque ya la última inversión era doble seguida de la última caída y fue tan fugaz que lleguemos al final sin poder hablar.

Ambos respiremos agitadamente al pisar tierra, su pelo revuelto me hizo morderme el labio, despeinado estaba muy guapo. Salimos mareados por tanto giro, por lo que descansemos apoyados sobre una pared. Lucifer jadeaba llevándose la mano al pecho y yo me peiné la cola de "loca" como pude.

— ¿Qué me decías antes? —

—¡¡El pecho estaba a punto de salirme!! ¿Es eso normal? ¿Qué es lo que siento? — la verdad que pensé que le iba a dar un infarto estaba tremendamente desconcertado.

— ¡Es normal! ¡Es la adrenalina! —

—No sé cómo os gusta esto—.

— ¿Nunca has sentido nada parecido? —

—Odio, rencor... me parece que eso concretamente no. — dijo acomodando su cabello.

— ¿Y eso por qué? —

—Estoy experimentando sensaciones que nunca había tenido— se encogió de hombros

—Vaya, vaya, me parece interesante— alargué las últimas sílabas.

—Más de esto no—.

— ¿No? — puse una mirada de corderito degollado.

—Que voy a hacer contigo Eva—.

La Manzana Prohibida [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora