Capítulo 9: Destino.

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Entré a clase a las ocho en punto de la mañana. Me acuerdo de la hora exacta porque había mirado tres veces el móvil antes de entrar. La primera materia del día era Lengua, tenía la sensación de que al abrir encontraría mi infierno. El mismísimo demonio en mi instituto, peor que eso, lo tenía de profesor y yo no podía hacer nada. Sin ir muy lejos de la realidad, crucé la línea y allí estaba, satanás disfrazado de hombre, de pie con el libro en la mano.

Hice un esfuerzo por mostrarme fuerte, y recta como un alfiler fui hasta el pupitre, sin mirarle. Intenté respirar pausadamente, para ello me ayudé de mis pensamientos.

«Es un sueño» me obligué a creer que era cierto porque si no juro que ese día no podía ir al instituto. Me mareaba sólo de pensar que lo que me había ocurrido hasta ahora era cierto. Y lo peor de todo es que temía que cayera en sus redes. Y eso me hizo volver a recordar el beso...«no te gustó Eva» quizá si besara a otro chico tendría la misma sensación, quizá al ser mi primer beso lo sentí así, tan excitante.

Enterrada de lleno en mi mente conseguí llegar al pupitre y me senté. Sin levantar la cabeza abrí el libro. Y rezaba para que no se acercara hasta a mí, no quería volver a escuchar su "preciosa" con ese tonito suyo tan enigmático y sexy. No quise pensar eso, quería decir desagradable...

—¿Por qué te fuiste a vivir aquí? —

—Porque está muy enferma—.

—Ohhh profesor usted es súper tierno—escuché hablar a varias chicas, mientras yo hacía como que leía la materia.

—Es lo menos que puedo hacer por ella. La quiero mucho. — levanté la vista indignada y bufé al aire. Será cuentista, se estaba llevando a esas chicas a su terreno y las muy tontas se creían sus mentiras.

Todas las chicas de la clase rodeaban al profesor a excepción de mi amiga y yo, ella estaba concentrada en pasar unos apuntes. Va a ser verdad que se había puesto enserio en sacar buenas notas y me hizo sentirme mal. Como otro año más no empecé por buen camino.

Adán a unos pasos atrás se dirigió a su pupitre sin entrar en el círculo de chicas que admiraban al demonio y haciendo el gesto de querer vomitar se sentó detrás.

— ¿A ti no te gustará el de Lengua? —rozó mi espalda con su dedo anular.

—Por supuesto que no— respondí conforme pasaba las hojas del libro.

—Desde luego que no sé qué les ven, parece un engreído. Lo tengo calado, te digo que ese no es buena persona—.

—No hace falta que me lo digas—.

—Aghh ¡¿Pero qué haces?! — se levantó de un golpe de la mesa y yo me giré para verle. Una tiza voladora aterrizó en su cabeza.

—Tú el rubio, cállate. Vamos a empezar la clase—contestó el profesor a la vez que le echaba una mirada tan imponente que Adán se quedó petrificado, sin saber que responderle.

—Gilipollas— murmuró por lo bajo Adán.

Comenzó la clase, presentándose como Ángel y explicando con su apariencia fría y calculadora lo exigente que iba a ser. Durante todo ese rato no paraba de echarme el ojo. Por otro lado Adán seguía criticándolo a sus espaldas, me pareció que le daba envidia ya no ser el centro de atención de las chicas y es que éstas miraban embobadas a satanás. Gracias a Dios la hora pasó rápida, sin darme cuenta el timbre sonó dando por finalizada la clase. Y con eso creía que se acabaría mi infierno, pero no, porqué justo cuando iba a recoger mis cosas para salir de allí como una escopeta. Él se acercó hacia mí.

— ¿Qué hace mi alumna favorita? —

Lo ignoré mientras recogía mi mesa y por su lado izquierdo me colé para marcharme. Él me detuvo, agarrándome del brazo.

La Manzana Prohibida [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora