Imaginemos que existen diez mil puertas. De esas puertas 7 mil son falsas y las otras 3 mil son parte de nosotros. Podemos ver los anuncios frente a aquellas grandes murallas llenas de dudas y contagiadas por curiosidad. Son acciones, deseos, pasado, futuro, presente, vida, muerte.
Son miles de oportunidades de las cuales somos capaces de hacer o no. Las falsas, son las que no. Aquellas de madera hueca, vacía, donde el murmullo no existe pero el silencio es dueño. El silencio allí, es insufrible. Porque no se escucha ningún corazón latir. Porque no existe ni va a existir. ¿Por qué son puertas y no paredes? Las paredes nos muestran con su pintura especifica y sin solubilidad lo que podríamos hacer y así, se puede decidir si se derrumba o no. Serian cuadros, lienzos de posibilidades infinitas, pero. Hasta allí.
Son puertas, porque en una abrí
Y te encontré a ti.De todas las 3 mil, una solamente estuvo hecha a mi medida, con su pintura fresca pero sin manchar, el picaporte brillante y lustroso pero de material sencillo. Se podía escuchar el eco en su interior. Y sólo colocar la oreja y oír cómo tus palabras interpretan el fulgor que nunca pude conocer mejor.
Todo un poema para abrir y nunca cerrar. De allí proviene la luz de nuestra habitación, hecha para las dos. De allí me recuerdo las diez mil puertas que, de alguna forma, salté de ellas. Y de algo estoy segura, ninguna es igual a la otra. Y por ende, ninguna se parecerá a ti, por lo cual, no me importan. A veces, pienso el motivo por el cual me encuentro aquí, abrazada a ti con todas mis fuerzas tal como si de nube fueras, y mis manos bordean la piel de tu mejilla como si de mi oso se tratara. No, no eres mi oso. Eres mi vida. A través de una puerta la cual entré por casualidad. Por mero motivo a conocer. Conocerte.
Y vaya que conozco, ahora, donde las paredes son sólo ambiente y tú eres el sonido que el silencio tiene privilegio de escuchar.
Tú siempre serás un privilegio
Tanto como hoy
Y mañana aún más.Amo sentirte detrás de la puerta como si no te conociera, y sólo reconocer cada cosa poco a poco, sorprendiéndome de cuánto he aprendido y me falta por aprender, pero crezco contigo en este lugar que llamamos hogar, el cual pronto será tan real al sentido como siempre hemos querido.
Lo será, porque aún falta por aprender.
Pero aprender amar, no es necesario.
Ya te amo más que cualquier enseñanza y hoy vengo a decirte
Gracias
Vida mía.