XXVII. Pienso

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Hoy es de esos días en lo que vuelvo a recordar, sin pedir, sin juzgar. Suena la lluvia a lo lejos como el mejor compás para hacer que las palabras salgan sin esfuerzo alguno, conversar sin pensar, sentir sin negar. Puedo estar durmiendo ahorita realmente, pero no puedo hacerlo, porque en estos momentos deseo que los pensamientos me inundan hasta cerrar los ojos y descansar. En tu memoria. Cierro los ojos, y estoy en el mueble, inspirando hondo y escuchándote a palabras suaves leyéndome, con entusiasmo y yo con atención, atendiendo. Cierro los ojos, y estoy afuera, sentada de lado como si de una cuna se tratara, y escucho tu respiración tranquila a través de la llamada, cayendo levemente en el sueño. Cierro los ojos, y estas aquí. Los abro, y sólo escucho el resonar de la lluvia. En cierta manera, estas aquí. Aunque añore las caricias convertidas en abrazos, y las ganas de llevar mi cabeza a tu pecho sentirme cerca, mi almohada procura que de esos pensamientos me refiera a lo hermosa que puede ser tu propia esencia. Hace frío, es normal, las mantas me abrigan y los recuerdos me refugian, me encanta recordar. Me haga bien o me haga mal, recordarte a ti nunca será, lo que se describe como mal. Recuerdo tu risa distraída, y los besos al aire a través de la pantalla, que quiero sólo traspasar y caer en tu regazo, sabiendo que estoy donde debo estar. Sentir tus labios en mi mejilla, para aclarar, será la sensación más hermosa que podré mantener en mi memoria. Quiero sentirla. No puedo decir ya, tengo que esperar, falta poco cada vez, ya pronto te veré otra vez. Prométeme que la espera valdrá la pena, aunque ya lo sepa. Mis brazos me refugian pero los tuyos me mantienen tibia. ¿Alguna vez sabrás lo que es sentir esto en la madrugada? Seguramente sí, pero quiero que recuerdes, que a pesar de ser tímida alguna veces, sólo quiero repetirte cuan especial, esencial, enteramente te digo que eres. Para mi. Debería ir a dormir, porque en sueños quizás esté de nuevo, sonriéndote mientras hablamos, como cada día ha de ser. No me siento sola, pero sí te extraño. Y extrañarte nunca superará el amarte. Y quiero que sepas que te amo, como nunca lo he intentado, hacia nadie. Buenas noches para mi, buenos días para ti.

Eres mejor que la lluvia cuando suena, y me hace sonreír.

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