Capítulo 9

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Alicia y Germán siguieron charlando en el departamento mientras tomaban la merienda, hasta que Germán recordó el motivo principal por el que había ido a visitarla.

—Ali, no sé si te acordas, pero en una semana es mi cumpleaños y estaba pensando en festejarlo en mi nuevo departamento.

—Por supuesto que me acuerdo de tu cumpleaños Ger ¿qué clase de amiga crees que soy?

—Me alegra saber que te acordas —dijo Germán con una tímida sonrisa.

El hecho de que ella lo recordara le hizo sentir cierto calor en el pecho.

—¿Entonces vas a venir?

—Por supuesto —dijo ella.

—También decile a Ana para que venga.

—No creo que pueda, está bastante ocupada entre el trabajo y el estudio.

—Entiendo. Hablando de eso ¿cómo va la convivencia con Ana?

—Bien por suerte, aunque casi no nos vemos. Yo salgo las 6 y media de la mañana a trabajar y ella se queda durmiendo ya que entra a trabajar a las 9 y media al local. Recién nos vemos a las 11 de la noche cuando llega de cursar, pero a esa hora ya me estoy yendo a acostar. Los domingos es nuestro único día libre, aunque ella lo aprovecha para estudiar.

—Tiene una vida bastante ajetreada.

—Si pobre, pero la lleva bien por ahora.

—¿Y vos? ¿No querías estudiar fotografía?

—Por ahora no puedo, debo juntar el dinero para poder comprarme la cámara primero, luego veré donde puedo estudiar.

—Puedo ayudarte a comprarla si queres.

—Gracias Ger, pero no, quiero conseguirlo con mi propio esfuerzo.

—Como quieras.

Germán conocía lo suficiente a Alicia como para saber que ella no aceptaría nunca una ayuda de su parte. No por orgullo sino porque ella había aprendido a ganarse las cosas en la vida, a disfrutar de sus propios logros.

Cuando se hicieron las siete de la tarde Germán decidió irse, debía volver a ayudar a su padre a cerrar el negocio. Su familia tenía una distribuidora de artículos para kioscos, la cual funcionaba muy bien, lo que les proporcionaba una muy buena situación económica. El trabajaba ahí mientras estudiaba para contador, llevando por supuesto la contabilidad de la empresa.

Alicia bajo para despedirlo y se prometieron hablar para arreglar lo de la fiesta de cumpleaños. Esa noche ceno temprano y se fue a acostar, se sentía extrañamente cansada, sospecho que quizás estaba por enfermarse.

Daniel pasó los siguientes dos días sumergido en su trabajo, la empresa estaba evaluando adquirir una nueva empresa y estaban revisando el estado financiero de la misma. Estaba agradecido por tener motivos para mantener su mente ocupada, aunque por las noches las palabras de aquella muchacha lo seguían persiguiendo.

Para el jueves estaba más liberado en el trabajo y se vio tentado de salir a almorzar. Quizás luego podría ir a tomar un café. El solo pensamiento de verla le planto una sonrisa en el rostro, algo que lo hizo sentirse demasiado estúpido. Amiga, se repitió internamente.

Cuando entró a la cafetería sintió la ansiedad apoderarse de él. ¿Qué le diría cuando la viera? ¿Cómo debería hablarle? Sacudió su cabeza intentando despejarse, no era un crío, no entendía porque esa chiquilla generaba tanta incertidumbre y ansiedad en él.

Pero al dar un par de pasos dentro del local se percató de que Alicia no estaba. Aquello llamó su atención, decidió entonces preguntar por ella al señor que se encontraba detrás de la caja. Una pregunta inocente se dijo.

Como mariposa en Primavera SIN EDITAR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora