Daniel estaba llegando al impresiónate edificio donde funcionaba Benson's Financial Company. A pesar de que llevaba tres semanas allí aun se sorprendía ante su imponente presencia. El exterior era todo vidriado y el interior era moderno y austero. Entró al ascensor y apretó el piso 14 donde se encontraba ubicada su oficina. La empresa era dueña de cuatro pisos en aquel edificio, pero en el suyo solo se encontraban las oficinas de los directores, además de una gran sala de reuniones y conferencias.
Al bajar del ascensor su secretaria lo recibió con una cordial sonrisa, dándole la bienvenida antes de que entrara a su despacho. Era una mujer de mediana edad, muy educada y refinada. Siempre iba vestida de manera elegante y perfectamente maquillada, de modo que no aparentaba su edad. Dejo su abrigo en el perchero y se sentó frente a su escritorio, el cuál se encontraba bastante vacío en comparación a las anteriores semanas, las cuales habían resultado ser todo un caos.
La transición no había sido bien tomada por algunos empleados, quienes habían intentado iniciar acciones legales las cuales fueron frenadas inmediatamente mediante acuerdos. Además habían surgido también algunos inconvenientes con la prensa. Pero por suerte lo peor ya había pasado y casi todo se encontraba en orden y encaminado.
Ese día llegarían Raúl y Fabián, ambos serían presentados ante el directorio y luego al personal. Ellos no eran de la clase de jefes que se aseguraban de mantener las distancias para marcar los diferentes estatus y rangos. Era algo que siempre había admirado de ellos. Reviso su agenda, su casilla de mail y luego unos cuantos papeles que debía firmar. Su celular comenzó a sonar y lo atendió sin siquiera fijarse quien llamaba.
—Hola.
—Hola hermanito.
—Pecosa —dijo sonriendo—. ¿Todo bien?
—Sí, todo tranquilo por acá. Papá y mamá están bien al igual que Diego y a Sil ya se le nota la panza, esta hermosa.
—Que bueno, mandales a todos saludos de mi parte.
—Les mando. ¿Vos todo bien?
—Sí, un poco más tranquilo estos días.
—¿Todavía no sabes cuando volves?
—No, pero no creo que tarde mucho más, por suerte ya pude solucionar todo por acá.
—Me alegro, se te extraña mucho.
—Y yo los extraño a ustedes.
—¿Ya tomaste una decisión?
Daniel cerró los ojos y apretó el puente de su nariz.
—No, no tuve tiempo ni para pensar en eso Dai, pero no te preocupes, no pienso volver sin tener en claro lo que voy a hacer.
—Está bien. Bueno, avísame cuando tengas la fecha de vuelo, te mando un beso. Te quiero.
—Y yo a vos. Besos
Cortó la llamada y resoplo. Era cierto que había estado bastante ocupado esas semanas intentando resolver todos los inconvenientes de la empresa, pero también era cierto que le habían servido de excusa para no pensar en que tenía que tomar una decisión. No creía que le quedara más que una semana antes de volver por lo que debía empezar a pensarlo seriamente.
Miró la hora, faltaba cuarenta minutos para el mediodía y decidió que ese día si saldría a almorzar. No había tenido oportunidad de recorrer mucho la ciudad y no podía irse sin haber conocido al menos los alrededores. Sus jefes llegarían para las tres de la tarde, por lo que tenía tiempo.
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Como mariposa en Primavera SIN EDITAR
RomanceAlicia era distinta. Daniel era uno más del montón. Hasta que la conoció. No está loco quien mira el mundo con otros ojos, loco esta quien no sabe apreciarlo. Todos los derechos reservados. Obra protegida por el Derecho de Autor DNDA (Direccion Na...