Capítulo 39. Doubts

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Sí, lo publiqué antes pero fue por error. Perdón😂.

Las amo.

—¿Entonces te quedarás con Kya?

—Sí, tenemos que hablar sin interrupciones —reí—, ¿qué hay de ti? ¿Estarás bien solo?

—Sí, Sam me habló hace rato y me dijo que habría una "fiesta" en casa de Nate.

—¿A "fiesta" te refieres a que solo habrá alcohol?

—Sí, exactamente eso.

—Toma con cuidado, bobo.

—Y tú chismea con cuidado, boba.

—Chistosito —me quejé–, adiós, Nash, te amo.

—Yo te amo aún más, boba. Descansa.

Colgué la llamada.

—Tendremos una noche de chicas —rió Kya emocionada.

—¿Sam no estará? —pregunté, después de todo, era su casa.

—No, estará con Nate.

Aparcó su auto en el estacionamiento y tomamos el elevador hasta su piso, éste abrió sus puertas, dejándome ver el pasillo, caminamos hasta su puerta, que era la penúltima.

El edificio era precioso, y se notaba que era carísimo.

Kya abrió la puerta, dejando ante mí su gigantesco apartamento.

—Cielo santo, Kya, ¡esto es hermoso!

—Supongo que sí —cerró la puerta, colgó las llaves y tecleó la alarma.

—Todo esto debió costarles una fortuna.

—Mamá y papá lo compraron para nosotros, creo que intentan compensar el hecho de que nos dejaron.

—Oh, eso no...

—Está bien, tonta, no me afecta —rió—, ¿quieres algo de tomar?

—Seguro, ¿qué tienes?

—De todo, tú pide.

—¿Tienes té?

—De todos los sabores.

—¿Kiwi con fresa?

—¡Dos tés de kiwi con fresa! —rió abriendo el refrigerador y sacando las dos latas, entregándome una.

—Lamento llegar tarde, yo les doy los tés —se disculpó una señora, saliendo de la nada, asustándonos a mí y a Kya y haciéndonos pegar un brinco.

—¡Cielo santo, Leona! ¿Qué rayos haces aquí?

—Trabajar, señorita Pottorff.

—¡Es sábado y son las dos de la mañana!

—Lo siento, no puedo retirarme hasta que me lo pidan, y su hermano no ha estado aquí desde las siete de la noche.

—Le dije a Sam que le diera la salida —llevó su mano a su frente y sacó su celular—. Voy a ahorcarlo. Leona, puedes retirarte.

—¿No necesita los tés?

—No, Leona, no los necesito. Tómate todo el fin de semana, ¿sí?

—Déjeme recoger mis cosas y me voy.

—Tómate tu tiempo.

La mujer de alrededor de los 50 años se retiró por el pasillo.

—¿Qué rayos acaba de pasar? —solté una carcajada— ¿tienen una empleada?

Enamórame otra vez » n.g.(Segunda temporada de Enamorado de la apuesta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora