Capítulo 50. Mistake

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Llevábamos varios minutos dando vueltas alrededor de LA en el auto de Kya. Y ella empezaba a contarme su erróneo post fiesta.

—Cuando salimos del bar, Sam y yo decidimos ir a dormir. No sé si te acuerdas que tuve una situación en el baño con respecto a ese tema de Brendan—asentí, dándole un mordisco a mi sándwich de butter pecan—, bueno, con tantas copas encima se me ocurrió la brillante idea de ir a la casa de Brendan para que de una vez por todas pudiera salir de la duda de si el chico me odiaba o no, y dije, ¿por qué no? Son las cuatro treinta y ocho de la mañana, ¿qué más da? Así que tomé las llaves de mi motocicleta y salí en dirección a su departamento. En ese momento pensé: "a ver, lo demandaste dos veces, y en la primera, decidiste creer en la palabra de tu ex novio antes que en la de él, fue a prisión una vez y casi por segunda vez, lo evitaste, fue golpeado por tu ex novio ahora novio y lo rechazaste, ¿cómo podría odiarte?". Cuando estoy ebria me dan ataques de tontez.

Rió sin ganas y mordió su sándwich de fresa.

—¿Y qué sucedió después?

—Un amable rechazo, fue lo que sucedió después. Tan amable que logró partirme en un millón y me hizo ir a Diddy Riese a comprar una docena de sándwiches de helado —bisbiseó cerrando la caja de DR con fuerza.

—Maldición, Kya, cuanto lo siento...

—Está bien, bae, siendo sincera, no lo culpo de nada. Si yo hubiese sido él, probablemente me habría mandado matar o algo así.

Sus facciones se veían tensas, y sus manos temblorosas.

—¿Y qué hiciste después?

—No lo sé, me bloqueé. Lo último que recuerdo es que me di la vuelta y salí de ahí. Amanecí en mi habitación, con la misma ropa, con el maquillaje puesto y esto —rió, recogiendo las mangas de su sudadera que le llegaban hasta los dedos, dejándome ver sus nudillos vendados.

—¡Por todos los cielos, Kya! ¿Qué te hiciste?

—No tengo ni la menor idea, desperté con los nudillos moretoneados y con heridas, quizá golpeé una pared o algo.

La miré, sus facciones seguían tensas, sus labios intentaban sonreír y sus ojos miraban las vendas, pero estaban perdidos.

—Como sea, sólo quería contártelo, vamos a casa —soltó, avanzando cuando la luz roja se había puesto verde.

—Da la vuelta—le ordené.

—¿Por qué? La casa de Sam queda hacia allá.

—Sí, pero la de Brendan queda hacia allá—señalé el lado contrario.

—¿Qué planeas, _____?

—Tú sólo conduce.

*

—Aquí es.

Me indicó Kya mientras aparcaba el auto afuera de Park Wellington, un edificio, el edificio de Brendan.

—Es bastante bonito.

—_____, ¿qué hacemos aquí?

—Kya, confía en mí —le sonreí, ella me miró con detenimiento y luego asintió—. Perfecto, permanece en el auto.

—Espera, ¿qué?

Y antes de que pudiese decir algo más, salí del auto y cerré la puerta.

Kya había hecho un billón de cosas por mí, así que me tocaba devolverle el favor, y aunque no hubiese hecho nada, no podía ver a mi Kya así, haría cualquier cosa por la pequeña Potrorff.

Saqué mi celular y rebusqué entre mis mensajes hasta dar con el deseado:

Kya:
Por favor, _____, subir al apartamento de Sam no es tan cansado, ¡sólo son ocho pisos!

_____:
¡Ocho pisos interminables! Y ni se diga de ti, ¡vives en el veinteavo piso! Benditos sean los que no viven en un edificio.

Kya:
¡Lo sé! Y ahora que tenemos este problema con Brendan, me acabo de acordar que él también vivía en un edificio.
Y me encantaba pasar todos los días allá, porque no tenía que subir tantos pisos, lmao.

_____:
No te culpo, si viviera en tu edificio haría lo mismo, lol. ¿En qué piso vivía?

Kya:
Su edificio era de cinco pisos, y él vivía en el tercero, era una bendición.

Perfecto.

Entré al edificio y subí hasta el tercer piso sin ningún problema, no había recepcionista.

Miré el largo pasillo de izquierda a derecha, eran diez puertas diferentes. Maldición, ahora tenía que tocar de puerta en puerta hasta encontrar la correcta.

Mi celular retumbó en mis shorts, lo saqué.

Kya:
La segunda puerta a tu izquierda, genio. A menos de que quieras ir pidiendo posada por todo el pasillo.

A veces el hecho de que Kya supiera y estuviera en todo me causaba escalofríos.

Guardé el celular de vuelta en mi bolsillo y me dirigí a la puerta que me había dicho. Toqué.

Un chico, de unos veintitantos años, con unos preciosos ojos azules y un cabello rubio despeinado abrió la puerta. Me miró de arriba a abajo, examinándome.

—¿Qué se te ofrece? —preguntó amablemente.

—Busco a Brendan Cinetti —aclaré mi garganta. Era más que obvio que el que estaba frente a mí era su hermano, Tyler.

Chasqueó la lengua antes de volver a hablar.

—Bren, hay una chica en la puerta —le gritó, se escuchó un murmullo desde adentro, inaudible para mí—, no, no es.

Luego de estas palabras, el mayor de los Cinetti desapareció, dejando ante mí a un chico de mi edad, con el cabello castaño alborotado y unas pequeñas ojeras alrededor de sus ojos azules, a pesar de su condición y su estado físico, era bastante guapo. Me miró detenidamente.

—Si estás aquí para decirme algo sobre Kya, ahórrate tu tiempo, no necesito un sermón —dijo, con los ojos aguados, cerrando la puerta con lentitud.

—Ni siquiera has empezado a escucharme —me quejé, sé que estaba dolido, pero tenía que escucharme. Sé que sabía que era amiga de Kya porque me vio el día de la playa, pero esperaba que no lo recordara.

—No lo necesito, _____.

Eso sí no me lo esperaba.

—Oye, oye, oye, ¿cómo rayos sabes mi nombre?

El chico me dedicó una sonrisita traviesa y luego miró al suelo.

—Eres la mejor amiga de Kya, tenía que saberlo.

—Sigues sabiendo todo sobre Kya, y la buscas luego de casi siete meses, ¿estás seguro de que ya no la amas?

—Yo nunca dije eso.

—Explícame, y escúchame.

Enamórame otra vez » n.g.(Segunda temporada de Enamorado de la apuesta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora