Capítulo 56. Back home

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—Sin Oliver, James y Caroline, ¿ya no tendré que volver a Carolina? —le pregunto a Nash abrazándome más a la manta que envolvía mi cuerpo.

Su brazo se encuentra colgado en mi cuello y ambos estamos recargados en el auto de Sam.

La policía había llegado hace unos minutos y se encontraba inspeccionando el edificio en busca de los Locos Adams.

Eran las cuatro de la mañana del domingo y el viento que corría estaba frío.

Nash giró su mirada hacia mí y examinó mis ojos con detenimiento antes de sonreírme.

—Tienes que hacerlo.

Besó mi frente con dulzura y se retiró de mi lado para ir hacia donde estaban los demás.

Por un lado esa respuesta me había emocionado, mis ganas de ver a mis chicos de Carolina del Norte eran inigualables, estaba emocionadísima. Pero por el otro, sabía que si me iba sería para siempre.

—¿En qué tanto piensas? —me preguntó Kya llegando de la nada junto con Brendan quien al ver que Kya habló conmigo se fue con los chicos.

Cuando la policía llegó, también las ambulancias.

El labio de Kya tenía una solución curativa y su frente un parche triangular. Sus nudillos estaban vendados de nuevo, ésta vez habían sangrado. Y su muñeca derecha tenía una férula junto con su codo, su brazo descansaba sobre un cabestrillo.

—En nada, estoy bien —le sonreí a mi amiga—, ¿tú cómo estás?

—¿Ves esto? —levantó su brazo derecho riendo— Me esguince la muñeca en uno de los escapes y algo le pasó a mi codo cuando caí de las vigas.

Apegó su cuerpo a la manta que traía puesta.

—No estuviste nada mal, Rocky —sonrió mientras señalaba mis nudillos vendados.

Ambas comenzamos a reír.

Del edificio sacaron a los tres locos, con las manos esposadas. Oliver con 20, Caroline con casi 19 y James con 21 serían juzgados como adultos.

Las miradas fulminantes del trío nos miraron a mí y a la castaña.

Una mano se posó en mi hombro y besó mi cabeza.

Los primos Cox fueron subidos a la camioneta policial y de ahí, jamás volvimos a verlos.

*

—¿Estás lista? —cuestionó Nash mientras subía mis maletas al taxi.

La brisa de las 6:00 AM de Los Ángeles chocaba con mi rostro, adoraba el olor de la mañana nublada.

—Supongo —me encogí de hombros y subí.

Habían pasado tres días desde el incidente y había disfrutado mis últimos días en LA junto con todos, pero era momento de volver. Ésta vez sí le habíamos avisado a todos que regresaría, de hecho, creo que me quedé sorda del oído derecho.

El camino al aeropuerto fue silencioso, solo Nash, yo, el chofer y mi conciencia.

Una vez en el lugar Nash se encargó de pasarme mis maletas, había llegado aquí con una me me iba con tres, fantástico. Me llevé una de ellas al hombro y tomé las maletas rodantes con cada mano.

Nash se colgó su única maleta negra al hombro y se ofreció a ayudarme con una de mis maletas.

—¿Crees que si tomo la rosa me vea bonito? —me cuestionó mirando la maleta rodante, solté una carcajada.

Enamórame otra vez » n.g.(Segunda temporada de Enamorado de la apuesta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora