Capítulo 13

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—¡Pero Papá! —repliqué—, tengo que salir, ¿sabes desde cuando está planeado esto? ¡Desde el Lunes!. Daylea lo planeó desde el Lunes. Y tengo que ir —pataleé como niña de 5 años haciendo un berrinche.

—Lo lamento, podrás salir mañana si quieres. Tenemos planes con Carolina hoy y saldrémos para acostumbrarnos a ser una familia —se cruzó de brazos—, sales cada Sábado, uno que no salgas no te hara morir.

—¿Por qué no salimos mañana? El Domingo es familiar, el Sábado es social.

—Andrés —dijo Carolina refiriendose a mi padre—, creo que está bien si salimos mañana. Danet tiene razón, el Sábado es social y el Domingo familiar, ¿o tienes algo que hacer mañana?

—No, tengo trabajo hasta el Lunes.

—¿Lo ves? Deja que Danet salga hoy —le sonrió. Esto no me daba confianza.

—Esta bien —dijo papá rendido— pero llevarás a Santiago.

—¿Y quién te dijo a ti que no planeaba hacerlo? —le guiñé un ojo—. Gracias Carolina —me dedicó una sonrisa y corrí a mi cuarto en busca de ropa para bañarme.

No debía sentirme tan confiada. Era muy raro que Carolina le hubiera dicho eso a mi padre. Está claro que sólo quiere comenzar a ganarse mi cariño, pero es molesto porque en cuanto eso suceda, ella perderá las atenciones en mi.

Pero, ¿sáben qué? No interesa. Siempre he sido muy interesada, y no económicamente, sino en acciones. Así que si Carolina es así para ganarse mi cariño, me aprovecharé de eso.

Le avisé a Santiago que apenas estuviera lista nos iríamos, pues ya había perdido tiempo con mi charla con papá. Y aproximadamente tardaría una hora.

—¿Me harías un favor, Santiago? —dije antes de salir de su cuarto.

—¿Cuál? —frunció el ceño.

—¿Puedes llamarle a Daylea de mi celular y decirle que llegaremos en 1 hora, que nos esperen haya? Por favor.

—Claro —le dí mi celular y fui hacia el baño. Después de salirme de bañar me cepille el cabello y al tomar mi sombra de la ceja la voz de Diego se hizo presente en mi cabeza.

Sin esa sombra en la ceja, sin ese rímel en las pestañas, y ese labial, no eres nada.

Sacudí mi cabeza para que esos pensamientos se fueran de mi cabeza. Al terminar con las cejas, tomé rímel y antes de comenzar a ponermelo, volví a recordar sus palabras

El rímel te enchina las pestañas porque, las tienes lacias.

¿Cómo podía afectarme tanto las palabras de Diego? Era estúpido que me molestara lo que me decía.

Continué ignorando mis pensamientos y seguí con el rímel.

Después tomé un labial rosa

Y el labial que usas, provoca que tus labios se vean mas gruesos.

Me puse labial sólo en la mitad de los labios y era cierto, el labial hacia aumentar el volumen de mis labios, pero era normal. Cualquier maquillaje aumentaba el volumen del lugar donde lo colocaras. Diego solo quería provocar que yo me sintiera mal y no lo iba a lograr.

Por lo regular no soy una persona que se deje bajar el autoestima tan fácil, al contrario, siempre intentaba subirme el autoestima a mi misma de diferentes maneras.

A pesar de no ser la mas bonita, con mejor cuerpo, aprendí a estar conforme con mi cuerpo y a quererme así.

Me miré por última vez en el espejo para ver si algo faltaba o sobraba.

Vestía una blusa olgada azul fuerte, un pantalón levis claro y zapatos negros.

—Listo, ¡Vámonos Santiago! —dije golpeando su puerta levemente. Su habitación estaba contra la mia. Salió de ella y fui a la coina a tomar un poco de agua, él me siguió.

—Aquí esta tu celular —lo puso sobre la mesa.

—¿Qué te dijo Daylea? —dije y le tomé un trago de agua al vaso.

—Que pasaras a la tienda y compraras algunas cosas, te las envió en un mensaje —tomé el celular y busqué el mensaje de Daylea para leer que había pedido. Solo eran algunas verduras y desechables—, dijo que ellos ya tienen lo demás, y se les pasó comprar eso y como está un poco retirado...

—¿Es todo lo que dijo? —caminé hacia la puerta y tomé las llaves del auto del llavero y salimos de la casa, pues ya se habían ido mi papá y Carolina.

—No, también dijo que —hizo una pausa—, pasaras por Diego —me tencé al escuchar eso. ¿Daylea se quiere quedar sin hermano a caso?. Me giré a ver a Santiago quien estaba detrás de mi y rodé los ojos.

Subí al carro y le llamé a Diego para avisarle que ya iba por él. Pusé en altavoz y coloqué el celular en mis piernas.

—¿Bueno? —dijo.

—Dijo Daylea que pasara por ti, ya voy para haya —dije dando reversa al carro—, ¿por qué no te fuiste con ellos?

—Tuve algo que hacer y ellos se adelantarón. Se fuerón en el auto de Julian, y papá y mamá no estan, asi que... por favor —suspiró.

—Está bien —reí—, sólo pasaré a la tienda por unas cosas y paso por ti. Adiós —colgué. Santiago me vió y sonrió un poco.

—Ah, por cierto —dije viendolo de reojo—, Diego no sabe que eres mi, "hermanastro" —hice comillas con una mano"—, él piensa que estoy saliendo contigo y planeaba contarle pero su egocentrismo me lo impidió. Así que probablemente haga comentarios al respecto —Santiago frunció el ceño—. Pero no te preocupes, hoy le diré —sonreí.

—¿Lo quiéres, verdad? —dijo sonriendo.

—¿Como no quererlo? Es tan malditamente perfecto —suspiré—. Pero lo odio, odio que sea perfecto, porque eso me hace amarlo. Y odio amarlo porque sólo me lastima —apreté mis ojos. Jamás le había dicho eso a alguien, ni siquiera a mis mejores amigas. Santiago quedó impresionado ante mi respuesta.

—Wow —dijo—, te entiendo. Con mi ex novia pasa lo mismo, la diferencia es que yo la terminé a ella, pero aun así, aún siento algo hacia ella.

—¿Y por qué la terminaste?

—Por cobarde —suspiró. Llegamos a la tienda y bajamos a comprar lo encargado. Miré las botellas de tequila en los licores, lo cual me hizo preguntarme si es que solo habían llevado cerveza, o también tequila. Como extra, llevé una soda para poder mezclarlo.

Al subir al coche le llamé a Daylea.

—Claro que si, nena. Sabemos que es lo unico que tomas, ¿cómo olvidarnos de ti?.

—¿Llevaste tu vasito y mi vasito de shot? —pregunté. Compré un vasito especial para mi. Pero lo conserva Daylea porque si mi papá lo descubré en casa me mata.

—¡Mierda! Los olvide. ¿Aún no llegas a casa?.

—No, ya casi —dije.

—Pideselos a Diego.

Al llegar a casa de Diego me bajé y apenas me paré frente a ella se abrió y salió de adentro una chica con el cabello ondulado y oscuro, delgada y bastante aprovechada del cuerpo, pero al ver su cara me hizo darme cuenta de quien se trataba y del desperdicio de ese cuerpo en esa cara.

Nunca Me Dejes |#GhostyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora