Capítulo 19

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—Good morning, class —saluda el teacher entrando. Cada vez que lo veo es más guapo. Éste día tiene una camisa guinda de manga larga. Su cabello esta un poco desordenado, lo cual lo hace ver mas sexy de lo que ya es.

—Good morning —respondemos Paola y yo, con el acento méxicano. No se nos dificulta hablar inglés, pero es divertido ver la cara del teacher cuando escucha que no lo pronunciamos debidamente, supongo que ya se acostumbró.

—El día de hoy nos acompañará alguien más en la clase —nos informa— es uno de mis alumnos de otro semestre. Estará apoyandome las clases restantes de esta semana con ustedes —me giró a ver a Paola intrigadas por quien será. Quizá sea un chico guapo o popular, de esos que todo el colegio conoce y si te hablan, te sientes alabada y bendecida por Dios. Mientras converso algo con Paola, escuchó una voz desde la puerta que provoca que salga de mi un escalofrío.

—May I come in? —dice Diego parado en la puerta. El teacher posa la vista en él y asiente con la cabeza—. Aquí está lo que me pidió —puso una carpeta y algunas hojas en el escritorio.

—Bueno, él es Diego, supongo lo conocen —pareciera como si todo el salón ya supiera que eramos ex novios, pues todos posaban sus vistas bastantes disimuladas en mi.

—Que lindo, tu noviesito estará aquí —escucho susurrar en mi oido al chico que se sienta detrás de mi.

—¿Puedes callarte? —volteo a verlo fulminandolo con la mirada—, no es mi noviesito.

—Señorita Castro, ¿hay algo que quiera compartirnos? —siento mi cara caliente, probablemente este roja de las mejillas en esos momentos. Diego fijó su vista en mi y sonrió malicioso.

—No, sólo...

—Sólo decíamos que a Danet, su novio le tendrá que dar clases —se encogió de hombros Juan. Me giré a verlo y le dediqué una mirada de odio, lo cual no provoco nada en él.

—Les pido que no hagan comentarios sin sentido. Esto no es una sala de parejas —replicó el teacher. No respondí a su comentario y la vista de Diego se clavó en mi, lo cual hizo que fijara mi vista en el cuaderno.

Después de que el teacher nos explicara un tema, dejó algunos ejercicios y le pidió a Diego que caminara por las filas para revisar que todos estuvieramos trabajando o por si teníamos alguna duda.

Anoté el trabajo en el cuaderno y comencé a leerlo para poder hacerlo. Era sencillo, sólo tenía que hacer oraciones y comparar. Pero no podía pensar en otra cosa, que no fuera que; mi tarjeta  de débito casi no tiene dinero, que Daniel me dejó un mensaje de buenos días en la mañana y que Diego está aquí, ahora.

Fui hasta la parte de atrás del cuaderno y comencé a rayar cosas sin sentido, sólo quería hacer algo que me distrajera de todo esto.

—¿No se supone que debes de estar haciendo el trabajo? —la voz de Diego se hace presente. Me giro a verlo y lo encuentro parado a mi lado, leyendo lo que estaba escrito.

—¿No se supone que no debes de leer lo que no te corresponde? —le digo frunciendo el ceño.

—Supongo que me corresponde, siempre y cuando encuentre mi nombre ahí, escrito —señala la pasta del cuaderno y en efecto, su nombre estaba escrito rodeado de varios corazones.

—Supongo que debo de comenzar a borrar las estúpideces que escribí tiempo atrás en mis cuadernos —y dicho eso, tomo la pluma color negro que aguardaba sobre mi mensabanco y comienzo a rayar el nombre hasta que se oculta por completo debajo de la tinta negra.

—Te faltó ahí —toma la pluma y hace dos rayas sobre un pequeño corazón que no tapé.

—Gracias —le sonrió irónicamente.

Nunca Me Dejes |#GhostyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora