Capítulo 3

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Al llegar a casa, papá estaba dormido, así que entré en mi recamara y lo primero que vi fue una foto colgada en la pared de la boda de mis padres. Mi mamá con un vestido beige que se ajustaba a su perfecto cuerpo y con el cabello totalmente recojido y algunos mechones callendo por detrás. Mi papá con un traje beige y unos zapatos blancos y por último yo, en medio de ellos y con un vestido similar al de mi mamá. No recuerdo muy bien ese día, pues tenía 6 años, pero cada que veo esa foto me siento feliz y a la vez triste. ¿Por qué siendo tan jóven? Jamás lo podré superar o siquiera tener resignación. Quedarme huerfana de madre a los 10 años es doloroso, más sin embargo intento que cada vez sea menos doloroso.

When your legs don't work like they use to before...

El tono de llamada de mi celular.

《Daylea》
—¿Bueno?-dije en un bostezo.

—Danet, ¿a qué no sabes qué? —dijo con cierto tono de emoción—, iremos a la playa este fin de semana, mi mamá dijo que te invitará, ¿quiéres venir?

—No lo se —dije sin animo alguno— me agrada la idea pero, tengo que pedirle permiso a mi papá.

—Supongo que te dejará, siempre te deja. Por favor, vamos.

—Esta bien, mañana te aviso —dije y colgué.

El problema no estaba en el permiso, el problema estaba en mis ganas de ir. Por lo usual me agrada demasiado esa familia, pero a veces me siento incomoda estando con ellos en la mayoria de sus sálidas.

Sé que muy en el fondo sus papás quisieran que nosotros siguieramos juntos, más sin embargo aceptan la decisión del habernos separado. Aunque estoy casi segura que Diego aun siente algo por mi y yo en el fondo, también siento algo por él.

*******
—Papá... —dije mientras colocaba un vaso de jugo en la mesa. Estabamos cenando.

—Dime —se hecho un bocado a la boca. En ese momento sonó su celular— Agh, espera —rodó los ojos al ver el identificador de llamadas en su celular.

—¿Bueno?
¿No lo puede hacer nadie más?
Esta bien, nos vemosdijo y colgó.

—¿Qué pasa? —pregunté intrigada

—Quieren que vaya a la ciudad a supervisar una construcción este fin de semana —mi papá es ingeniero— pero me iría todo el fin de semana y te tendrías que quedar sola.

—Pues, lo que te quería decir era que Daylea y su familia irán a la playa este fin de semana y me invitarón.

—Pues en vista de que no estaré, está bien —dijo sonriendo—, pero no te veo con muchos animos.

—Es que ya sabes que me siento como una colera andando con ellos, y a veces me incomoda un poco. Pero también sé que ellos lo hacen con buenas intenciones, así que se me hace grosero rechazarlos.

—Pues, tienes razón. Tú solo diviertete y disfruta de la playa sin importarte lo demás. Tienes toda la semana para prepararte psicologicamente —reí.

*****
Miré la pantalla del celular y aparecían varias notificaciones.

Apenas desbloquee el celular, entra una llamada de Daylea.

—¿Bueno?dije con voz ronca.

—¿Acabas de despertar? ¡Por Dios Danet! Son las 9:00 de la mañana, ¡Nos vamos a la playa en una hora! Levanta tu enorme trasero de esa cama y arregla tus cosas, que en una hora partimos a nuestro grandioso fin de semana.

—Si, claro. Nos vemos en una hora, adiós —colgué y de un salto me paré de la cama.

No había preparado maletas, así que bajé una de arriba de mi closet y abrí el mismo. Aparté un vestido blanco de flores rosas y cafeses y lo pusé sobre la cama.

*2 trajes de baño
*2 vestidos
*2 Pantalones
*4 blusas
*Ropa interior
*Un par de sandalias
*Un par de zapatos de piso
*Coas de higiene personal.

Corrí rapidamente al baño y tome una ducha más rápida que un carro de Fast and Furious.

Esperen, ¿los carros se duchan?

Salí y mi padre estaba tomando su café en la cocina.

—Buenos días —sonrió al verme correr como una loca. Apresurate, tienes 30 minutos.

—Buenos días, gracias —le sonreí y corrí de nuevo a mi recamara.

Cepillé mi cabello y puse un poco de polvo en mi cara, sombra en mis cejas, rimer en mis pestañas, rubor en mis mejillas y para finalizar, un poco de labial rosa en mis labios y... ¡Listo! Según una de mis amigas, los colores pastel quedan más a mi piel clara.

Tomé la maleta de mi cama y corrí a la sala y la coloqué sobre el sofá.

—15 minutos —dijo mi padre aún desde su posición en la mesa.

—¿Eres mi reloj andante o algo parecido? —alcé una ceja.

—No, pero me gusta recordarte que se te hace tarde —sonrió—, que te sirva de lección.

—Sí, claro —dije abriendo las puertas de la alacena.

Saqué una bolsa de sabritas pequeña y algunos paquetes de galletas. Abrí el refrigerador y saqué un jugo. Desayunaría galletas y jugo ya que no me dió tiempo de desayunar.

Heche lo demás en mi bolsa de mano lista para llevarmela.

—Deposité dinero en tu tarjeta ayer en la tarde, cuidalo —dijo mi padre tomando un sorbo de su cafe. Realmente lo disfruta.

—¿Cuánto? —fruncí el seño.

—Lo suficiente para que subsistas este fin de semana, a tu manera —sonrió—, ya conosco tu manera de gastar, así que me aseguré que no falte. Igual si necesitas más me avisas.

—Oww —hice un gesto amoroso—. Te amo papi.

—Claro, podrás pedirme más, pero lo descontaré de tu proximo deposito en 15 días —sonrió.

—Ash —rodé los ojos— demasiado bello para ser cierto —mordí una galleta y tomé un trago a mi jugo.

Mi papá me dio una tarjeta de crédito al cumplir los 15 años y me desposita en ella cada 15 días. No es que seamos millonarios, pero mi papá gana muy bien en su trabajo, y al no tener más gastos que de comida, luz, agua, mi escuela y algunas cosas de la casa... le queda dinero extra e incluso ahorra. Y ese dinero solo lo uso para cosas personales, pues de mi escuela y todo lo demás, él lo cubre.

Estaba por deborar la ultima galleta cuando escucho que tocan la puerta.

—Adelante —digo mientras meto la galleta en mi boca. Seguro es Daylea.

—Buenos días —dice Daylea entrando— se hace tarde Danet, ¡vamos!

—Intentó terminar un desayuno express —digo con la boca llena de galleta.

—Sabía que no te daría tiempo de desayunar, así que te compré desayuno antes de venir.

—Esta bien para mi —sonreí y bajé de la silla— nos vemos el Domingo en la noche —dije a mi papá dandole un beso en la mejilla.

—Cuidate mucho —me dedicó una sonrisa.

—Yo la cuidaré —dijo Daylea sonriendo.

—Confiaré en ello —dijo mi padre. Tomé la bolsa de mano y la maleta del sillon.

—Solo te irás dos días —dijo Daylea entrecerrando los ojos.

—Apuesto que llevas lo mismo o quiza más que yo —la fulminé con la mirada.

—Pero por supuesto que sí —sonrió y salimos de la casa. Metió la maleta a la cajuela y subimos al carro. Saludé y me pasó la bolsa con el desayuno, le agradecí y comí.

Ellos charlaban pero yo me mantenía callada, miraba por la ventana y recordaba cuando salíamos en familia. A pesar de ser pequeña recuerdo varios momentos con mamá, me consentía mucho, quizá incluso más que a mis hermanos. Ella era perfecta, pero ya no esta aquí. A veces no te das cuenta de cuanto valor llega a tener una persona, hasta que la pierdes.

Nunca Me Dejes |#GhostyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora