Capítulo 16

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Daniel.

Manteníamos una relación de amistad con él, pero no lo frecuentabamos para salir, por el hecho de que él tenía otros amigos con quien salir. Pero era el primo de Renata, quizá por esa razón se encontraba aquí.

Esto era malo. Luisa estaba alcoholizada, y al ver a Daniel sacaría todos hacía él. La última vez que ella se emborracho, terminó a golpes con la quedante y ahora actual novia de Daniel. No fue nada agradable, aunque Luisa le ganó.

Luisa se giró a ver a Daniel y el pasó a su lado. Ella no mencionó palabra alguna. Lo saludamos y el siguió ahí algunos minutos, al parecer solo iba por algo a casa de Renata.

Se fue y Luisa siguió sin hacer movimiento alguno. No mencionó palabras acerca de él, ni mucho menos.

-¿Te diste cuenta que él era Daniel?-pregunté con el ceño fruncido. Diego se acercó a nosotras.

-Claro-sonrió-¿qué pensaste?, ¿qué haría un escandalo? ¡JA!, para nada. No tengo animos, sinceramente-Diego se acercó a nosotros. Ella le dedicó una meada rápida y después se volvió a mi-¿Por qué me dejó? Yo lo amaba, realmemte-apretó sus ojos. No la culpaba por sentirse así, hace apenas unos meses que terminarón, en su lugar me sentiría igual.

-Sabes, a veces las personas actuamos por cobardía-me encojí de hombros-simplemente quizá se dió cuenta que él no era lo suficiente para ti. O que no quería hacerte sufrir haciendote falsas iluciones sobre que lo suyo iba a ser duradero, cuando no iba a ser así.-dije lo más claro posible. Realmente me dolía Luisa. Si estuviera en mis manos, haría lo que fuera por verla feliz.

-¿Y por qué está con alguien más?-me miró a los ojos. Busqué alguna respuesta pero Diego se adelantó.

-A veces, solemos refugiarnos en otras personas para no admitir que aun queremos estar con alguien. A veces utilizamos a alguien más como escudo para no hacer sufrir a alguien, o sufrir por alguien que sabemos que no es para nosotros. Me dedicó una mirada breve y después regresó la vista a Luisa.

-Estoy segura de que las intenciones de Daniel no son así-afirmó con dolor.

-Creeme que lo son-defendió Diego-los hombres somos tan idiotas que nos dejamos llevar por los impulsos, sin importar que hagamos sufrir a alguien más, cuando en realidad queremos lo mejor para esa persona.

Diego se levantó de la silla y dejó caer su celular de sus piernas. No se dió cuenta y continuó caminando. Apenas dió unos pasos comenzó a vibrar pero él no lo notó. Lo tomé y al ver el identificador de llamadas, sonreí.

《Maricela》

-Hola-dije lo más fría posible.

-Pasame a Diego.-reclamó.

-No. Diego esta muy, muy ocupado-lo busqué con la mirada y lo vi cerca de Santiago y Cristobal.

-¿Por qué tienes su celular?-dijo molesta.

-Sabes, las personas suelen prestarles sus celular a laa personas a las que les tienen mucho cariño. En este caso, a los que aman.

-Diego ya no te quiere, ¿no puedes comprenderlo?-comenzé a sentir caliente mi cara. Luisa seguía a mi lado y me miraba fijamente, supuse escuchaba lo que decía. Me hizó una seña pidiendome que le diera el celular. Sabía que Luisa la pondría en su lugar, yo no podía en estos momentos.

-Mira mocosa-dijo demasiado seria-no vas a venir aquí a decir a mi amiga que Diego no la quiere. Porque entre tu y ella, será mil veces ella. Tu solo eres esa chica con la que Diego intentará olvidar a Danet, ¿pero sabes qué? No logrará hacerlo-rió-porque el amor verdadero, nunca se olvida. Así que de favor, no quiero enterarme que sigues de puta con él.

-¿Puta?-escuché la voz de Maricela. No estaba en altavoz pero se percibía la voz-esas son las que cobran.

-Ese es el problema-Luisa sonrió-que tu no cobras-soltó una carcajada y colgó.

La miré sorprendida por sus palabras, era sorprendente que hubiera actuado de esa manera.

-¡Vámos!-se puso de pie y camino hacia Diego.-Ten-le ofreció el celular y él lo tomó-dile a la puta de tu amiga que tenga dignidad y no ande de ofrecida contigo, porque a quien tu quieres, es a Danet.-Diego la miró a los ojos y después sonrió.

-Ahora a quien quiero es a Maribel. Y les voy a pedir de favor, que no sean groseras con ella.-todos lo mirarón.

-Como si le tuviera que guardar respeto a esa idiota-rodó los ojos y después se dió la vuelta y se fue.

-No quiero ser grosero contigo, Danet-hizo que caminara a donde no nos oyeran-pero de favor te pido, que no te metas entre Maricela y yo. Basta de groserias de tu parte, insultos e insinuaciones. La quiero a ella, he intentado ser tolerante y no ser grosero, pero contigo no se puede.-dijo bastante molesto.

-¿Qué?-reí-por favor, Diego. Todos sabemos que te has encargado de hablar de mi y dejarme en mal termino con todos. Lamento desilucionarte, pero sabes que de todo me entero. Y aun con más facilidad cuando se lo dices a mis amigas, no puedo creer hasta donde llega tu nivel de idiotes-lo miré a los ojos bastante enojada.

-Ese es el objetivo-sonrió-pero independientemente, no te metas con Maricela. Tu tomaste la desición de que esto terminara, ahora acepta las consecuencias. ¿Tu creías que estaría a tus pies toda la vida? Que estúpido de tu parte si realmente lo pensaste.

-¡Vámonos Santiago!-grité a espera de que me oyera, pues nisiquiera me molesté en girarme y buscarlo con la mirada. Mientras tanto, seguí retando a Diego con la mirada.

-Listo, vámonos-dije Santiago a mi lado-di una breve despedida a lo lejos y me fui de ahí.

No entendía nada, todo era tan confuso. Cuando Diego le dijo a Luisa todo eso acerca del comportamiento de los hombres hacia las mujeres, me pareció como si estuviera dandome a entender que él era solo un cobarde por refugiarse en alguien más y no luchar por mi. Pero, ahora me dice todo esto... ¿quién entiende a ese hombre, por Dios? Es peor que una mujer.

Aunque si en algo tenía razón Diego, era que no debía meterme con Maricela. Ella no me había dado ningun motivo para tenerle coraje o hablarle de la manera en que usualmente lo hacía. Yo había tomado la desición de separarnos y ahora debía aceptar que él estuviera con alguien más. No estaría esclavizado a mi siempre, mucho menos me iba a rogar. Pero, ¿por qué se aferraba en confundirme? Sus acciones decían una cosa, sus palabras otras y las personas otra. ¿Por qué no podía ser congruente con lo que decía? ¿Por qué simplemente no podía decir "No quiero ya más nada contigo" y no dirigirme ningun tipo de mirada de cariño o comentarios al respecto que me hicieran pensar lo contrario?, ¿Qué tan difícil era eso? Supongo que demasiado, pues él no lo ha hecho y dudo que lo haga.

-¿Por qué regresamos tan temprano?-cuestionó Santiago-realmente tus amigos me agradan.

-Me sentía mal, es todo-me encojí de hombros.

-¿Quién era el chico que llegó a casa de Renata? Pude notar que Luisa no le quitaba la vista de encima.-dijo con un toque de molestia pero era muy poco notorio.

-Es Daniel, primo de Renata y...-hizé una pequeña pausa-ex novio de Luisa.-su cara se tornó sorprendida.

-Oh-dijo y dió por terminada la conversación.

Al llegar a casa saludé a papá y Carolina, quienes se encontraban en la sala y fui directo a mi habitación. No quería hablar, además, creo que olía a alcohol y siempre que tomaba evitaba a papá para que no me descubriera.

Tomé el short pijama que estaba sobre un pequeño mueble a lado de mi cama, junto con una blusa de tirantes.

Al acostarme, sin pensar demasiado, caí profundamente dormida.

Nunca Me Dejes |#GhostyADonde viven las historias. Descúbrelo ahora