Pretending To Be Gay (2Min)

1.- Un buen plan.

TaeMin cerró los ojos tratando de calmarse y no salirse de control.

Su padre nuevamente estaba hablándole de la maldita boda que lo tenía hasta el cuello. ¿Cuántas veces tenía que repetirle a su padre que no se quería casar? De todas formas, era decisión de él si iba a dar el "sí" en la iglesia.

TaeMin rió internamente. Eso ni se pensaba, era obvio que iba a formular un rotundo "NO", dejando en vergüenza a aquella hipócrita hija de puta.

— Queremos que termines tu año de estudios y terminando ese periodo comenzar a organizar todo. Naeun está contenta con la noticia —dijo su padre, picando las verduras de su plato.

TaeMin tomó un sorbo de su refresco para apaciguar el gusto amargo que tenía en la boca, un sabor que ya le resultaba familiar cada vez que hablaban de lo mismo.

— Papá —lo llamó TaeMin, atrayendo la atención de todos en la mesa—. No me voy a casar, ya te lo dije. No quiero casarme y mucho menos si es con Naeun —soltó con enfado pero sin elevar demasiado la voz.

— TaeMin, la empresa está casi en quiebra, necesitamos de esa boda. Si no te casas ve despidiéndote de tu herencia porque quedaremos en la ruina —advirtió su padre con dureza, sin miramientos ni consideración.

TaeMin era el hijo menor de los Lee, TaeSun era su hermano mayor pero éste era gay y sus padres obviamente no podían casarlo con una chica. TaeSun tenía demasiada, suerte según TaeMin, que lamentablemente era el único que podía sacar de apuros a su familia que ciertamente era una completa y reverenda mierda, sobre todo su padre.

Son Naeun era su... Prometida, provenía de una familia con grandes riquezas y empresas muy influenciables, razón por la cuál sus padres tenían esa obsesión de que él se case con ella. La detestaba con todo su corazón. Naeun era una niña mimada, con una personalidad demasiado rosa, pretendía ser tierna y tímida todo el tiempo cuando en realidad era todo lo contrario y eso TaeMin lo sabía muy bien porque ¿Para qué negarlo? Sí, se la había cogido en una de las tantas fiestas que organizaban en la universidad, pero jamás pensó que la familia de ella era tan importante y que además de eso eran socios de sus padres. 

Maldita sea su mala suerte.

— Naeun es una niña muy dulce, no entiendo por qué el rechazo hacia ella —dijo su madre mirándolo con molestia.

TaeMin tensó la mandíbula, conteniendo su enojo.

— No es una niña —La contradijo.

— No seas infantil, TaeMin.

TaeMin soltó el tenedor violentamente, provocando un sonido sordo del metal chocando contra el plato.

Miró a su padre con los ojos en llamas.

— ¿Infantil dices? Padre, tengo veinte años, estás destruyendo mi vida y no sé si no te das cuenta o si realmente no te importa hacerlo.

Su padre apretó los labios con indignación.

— Vas a dejar tu altanería a un lado y me vas a comenzar a respetar, ¿Entendido?

TaeMin sonrió irónico.

— Siempre he hecho lo que tú quieres. Mírame —dijo TaeMin señalándose a la misma vez que se levantaba de la mesa con soberbia—, estoy estudiando algo que ni siquiera me gusta solo por complacerte a ti y a mi madre. ¿Y de qué me va a servir? Si al parecer a ustedes les da lo mismo si soy feliz o no.

Su madre bajó la mirada con culpa.

— No me voy a casar y no me pueden obligar.

Su padre se levantó de la mesa con brusquedad, fusilándolo con la mirada.