Se miró al espejo con indecisión. No sabía si se veía bien y eso le hacía sentirse un poco desanimado, dios, se había vuelto a tinturar el cabello de rojo después de siete años.
¡Siete años!
En realidad le gustaba su cabello rojo y era como si hubiese vuelto a sus veinte, le hacía recordar viejos tiempos. Tiempos aquellos.
— TaeMin, necesito que me ayudes con estas facturas, por favor.
Él asintió, siguiendo a su jefe hasta su oficina.
Trabajar en la empresa del padre de MinHo no había sido tan fácil como lo había pensado hace unos años atrás cuando el hombre le propuso trabajar como su gerente personal en la empresa una vez él termine su carrera; tenía cero privilegios y menos tiempo que cuando trabajaba en aquella cafetería e iba a la universidad. MinHo solía quejarse de eso unas cuantas veces a la semana.
MinHo, por su parte, se había titulado hace un par de meses y recién ahora estaba trabajando en un hospital; al maldito le estaba yendo bien y, aunque a veces tenía que hacer turnos en la noche, tenía más tiempo que él y eso era una ventaja.
Una ventaja muy grande porque habían días en los que no trabajaba mientras TaeMin a veces incluso trabajaba los días Domingo.
Cuando terminó de chequear las facturas, soltó un suspiro de alivio. Miró el reloj; este marcaba las nueve de la noche en punto.
Impacientemente paseó su mirada por la oficina mientras apilaba en una carpeta los documentos. Hoy tenía que llegar antes de las diez o de lo contrario tendría que enfrentar a un MinHo celoso, enojado e insoportable porque "todos los días llegas tarde, ¿Qué es tanto lo que haces? ¿Seguro que estabas en la oficina?" y, joder, a veces llegaba tan cansado que ni explicaciones le daba, y eso era peor.
Él había dejado los celos a un lado, pero era porque sabía que MinHo con el tipo de trabajo que tenía era imposible que tenga tiempo para coquetear con alguien o siquiera mirar a alguien.
Y además se sabía sus horarios de memoria, y éste siempre llegaba justo a la hora, ni un minuto más, ni un minuto menos.
Hoy por ejemplo, MinHo trabajaba todo el día y a las ocho tenía que haber salido, o sea que ya estaba en casa.
Tenía que estar en casa.
Se puso de pie y guardó la carpeta en una estantería que JongWoon no usaba para apilar libros, sino que lo utilizaba para llenarlo de carpetas con documentos que no podían perderse de vista por ningún motivo.
Miró el reloj de pared una vez más; las nueve con diez minutos.
No podía llegar tarde, hoy en serio no podía.
Pero tenía que ayudarle a JongWoon con otras cosas más y ahora mismo le resultaba imposible la idea de llegar antes de las diez. Mínimo estaría allí a las once.
MinHo iba a matarlo, literal.
Sacó la carpeta azul que JongWoon le había indicado que despachara de allí y se giró, dispuesto a volver a hacer su trabajo e intentar terminarlo lo antes posible.
Aunque antes de girarse, sus ojos fueron cubiertos por dos grandes manos.
Su corazón dio un vuelco; por el susto y por la emoción, porque podría reconocer esas manos sin siquiera verlas.
— Feliz aniversario.
El susurro suave y ligero le hizo suspirar y su agarre en la carpeta se volvió débil.
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Pretending To Be Gay (2Min)
Fiksi Penggemar"La amistad nace del corazón y muere cuando se convierte en amor." La amistad inicia cuando entre los dos surge un apego y más que todo existe la famosa llamada "chispa". La chispa es la química que puede surgir entre dos personas, y la química...