Capítulo 15 ''¿Somos amigos, no?''

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Larina                                                        

(7 días después)        

Sonrío por primera vez en días, ya han pasado siete largos días, en los que me encerrado sin dejar de llorar. Mi madre me llamaba una, dos, tres veces al día, pero claro, como le prometí que le cogería el puñetero teléfono,  lo termino cogiendo siempre,lo cojo con repugnancia, no estoy para gilipolleces y menos para lamentaciones.

Me miro al espejo y me hago una ralla negra en el ojo izquierdo y luego repito lo mismo con el derecho. Cojo un pintalabios rojo de la cajita que tengo en la mesa del lavabo. Me lo pongo despacio para que no se me salga, cuando me lo aplico, me pongo perfume y me siento en una sillita que está a pocos metros del cuarto de baño. Al sentarme me entra un gran dolor de barriga pero al cabo de unos minutos se me pasa, casi no noto cuando me entran naúseas. Me abrocho los tacones negros de plataforma, cojo un bolso del armario y oigo que entra alguien, esa es Montse.

-¡Ya voy! no seas pesadita anda-digo mirándome por última vez al espejo.

-Vaaale, venga no tardes que Los Must ya están abajo- hago una mueca de dolor y sonrío. Los Must son tres chicos mayores de edad. Tendrán unos veinte años. Son fuertes, altos, con muchos tatuajes. Uno se llama Trevor es el más alto, tiene el pelo negro, los ojos verdes, y tiene un solo tatuaje en el brazo, es como unos nombres juntos en chino, es precioso. Pedro es el más bajito de los tres, pero el más loco de los tres,tiene los ojos achinados, marrones y tiene tres grandes tatuajes expandidos por su precioso cuerpo de atleta, es una maravilla de chico. Siempre nos hace reírnos, me cae genial. Y por supuesto Erick es el más guapo y el más simpático. Tiene los ojos de un azul eléctrico que impacta nunca había visto algunos tan bonitos. Es él, quién tiene más tatuajes, pero tampoco se sobrepasa. Los conocí cuando Montse me los presentó cuando llegué hace cinco días. Estaban en su casa, sentí toda la noche que estaba  mirada... ¡SI! mirada. Erick estaba todo el rato sonriéndome y diciéndome cosas de él y por supuesto me sometió a una prueba de tercer grado exagerada... me pareció super tierno, era super adorable con migo. Bajo las escaleras y Montse se queda con la boca abierta de una manera muy pero que muy exagerada, sonrío sigo bajando las escaleras con cuidado para no caerme con los tacones de 15 cm, como me caiga como dice mi madre ''te jorobas y punto'' sonrío al pensar en mi madre, es tan... exagerada, todo lo exagera. Al terminar de bajar las escaleras se pone roja y me dice con un gesto muy gracioso:

-Estás... emmm...no tengo palabras Larina te lo juro estás....- echo un par de carcajadas y la abrazo con mucha fuerza, aunque estuviéramos a distancia, es mi mejor amiga, siempre lo será, la quiero muchísimo, lo juro.

-No seas boba Montse, tampoco es para tanto, estoy normal, solo me he pintado un poco- le doy un beso en el cuello y le pico el ojo con cariño, suena una pita la que sonó hace como una hora.

-Vaamos, nos esperan una gran barra libre-me agarra del brazo y nos dirigimos a la puerta juntas y con una gran sonrisa en el rostro. Salimos a la puerta de la calle y en la puerta está el coche de Los Must. Al acercarnos nos sonríen y Erick me pica el ojo a la vez que me mira de arriba abajo mordiéndose el labio inferior. Me sube un calor por debajo del pequeño vestidito negro estrecho, pero no demasiado pequeño, como lo llevan las que van provocando por todo el mundo cuando van a una fiesta no precisamente a pasarlo bien. Entro en la parte delantera del coche ya que Erick es el que conduce y como era de esperar me dice que me ponga junto a él, con una tímida sonrisa asiento y me siento.

-Woow Larina estás... preciosa- me sonríe Trevor,yo giro la cabeza hacía él y le pico el ojo y le digo - muchas gracias Trevor, te lo agradezco de corazón - suelta un par de carcajadas y luego se concentra en Montse. Durante el trayecto a la discoteca 'The Air' es la más hablada de toda Inglaterra, es cara, pero vale mucho la pena, aunque no estemos con pases Vip.  Pasamos por una calle estrecha que da lugar a esa famosa discoteca. Es.. muy bonita, amplia, llena de colores llamativos y muchas luces blancas. Salgo del coche y nos dirigimos a esa discoteca.

-¿Qué bonita... verdad?- dice Montse  pegándose más a Trevor, están como novios, pero Trevor solo quiere rollitos, Montse  está enamorada de él, pero él no. Según me contó Montse, él tenía una novia, duraron unos meses, más o menos unos siete meses. Un día él la llevó a un bonito restaurante y como era de esperar le pidió que se casara con él, ella le dijo que no podía porque estaba embarazada de su hermano. El hermano la dejó después de que Trevor le halla pegado una gran paliza merecida, le amenazó a su único hermano que jamás le buscara y que si le veía no diera con él, luego se mudó de Chicago que era de donde era y se vino a vivir a Inglaterra. Después de esa cruda racha juró y prejuró, que jamás de los jamases saldría con otra persona, solo rollos. En realidad le entiendo perfectamente, es mejor es estar de rollos que estar en una relación ¿no? 

-Sí, mucho- le digo y nos ponemos en la cola, una inmensa cola que seguramente tardaremos unas horas, bueno eso es exagerar, media hora.

Media hora después, estoy de los  nervios ¡quiero entrar, ya! un chico alto moreno y vestido de negro, nos indica que entremos, era de seguridad.  Montse y yo  aplaudimos con mucha fuerza y echamos una gran carcajada al unísono al ver la cara de horror de Trevor cuando una chica se le acerca.

-Vete a por él Montse es buen chico, siempre y cuando te dejes valer. Siempre te querré y gracias por lo que haz echo cuando más te necesito, anda vete mira te está mirando- le señalo con el dedo a Trevor que al percatarse de que le señalo me pico el ojo y sigue bebiendo sin dejar de mirar a Montse. Montse me mira con una amplia sonrisa y me da un beso en la frente y susurra en mi oído quitándose una pequeña lágrima del ojo- Larina, él te quiere creeme... me llamó ayer porque no sé quién se lo dió, te quiere, te ama... mira pequeña- me coge las manos con ambas manos y me dice de un modo muy dulce- todos no son malos, no todos son como aquel, porque te lo halla echo uno no significa que te lo tengan que hacer más. Piensa en esto, te lo aconsejo el...-me quito de su lado de un manotazo y echo a correr para alejarme de la realidad, de mis sentimientos, me paro en seco miro hacia atrás y veo que ya no está, y al girarme está él, con su típica camisa negra perfecta, sus pantalones apretados a más no poder. Casi me caigo al comprender quién estaba allí, salgo corriendo sin mirar atrás pero al entrar a un baño alguien me coge del brazo. No, no puede ser cierro con fuerza los ojos y al par de segundos los abro y me giro y suelto un sigiloso gritito de victoria ¡No es él! es Erick que me mira con gesto preocupado y yo sin pensármelo dos veces le abrazo con fuerza, cierro los ojos y suelto una lágrima acompañada de mucho dolor acumulado que intentaba olvidar, hasta que él vino de nuevo y rompió todos los esquemas ¿por que no me puede dejar tranquila? Pero está claro que no le voy a dejar lo que quiere esté puñetero imbécil.

-Hazme un favor Erick, si lo haces te pagaré, por favor- arruga la frente y me mira de nuevo a los ojos, como si me conociera de toda la vida y supiera perfectamente lo que pienso.

-¿El qué Larina? Y déjate de tonterías no quiero que me pagues, ¿somos amigos no?- sonrío al saber que no tiene ni idea de lo que pensaba. Asiento y sonriendo le contesto- pues que la tonta de Montse seguramente llamó a mi ex... y cuando me alejaba de ella lo ví como buscándome con la mirada, mira no quiero saber nada de él ¿me ayudarás? ¿te harás pasar por mi novio?- pongo los brazos en jarras, él me mira, me mira, me mira y  me mira. Cuando por fin me va a contestar veo como sonríe y me abraza fuertemente yo sonrío no hace que responda para saber la respuesta, pero el encantado y con un brillo en los ojos muy especial me dice- Claro Larina ¿como no iba a serlo? Salgamos de aquí paso de oler los meados de los demás-  Suelto una carcajada, salimos de ese precioso baño sabiendo lo que se iba a formar cuando Alejandro nos viera juntos, no quería ni pensarlo, Tendré que hacer un magnífico papel para que él se aleje de una vez de mi lado y me deje vivir, aunque lo amo como a nadie, pero no puedo seguir con esta estupidez. Esto será lo mejor ¿no?

Simplemente Tú, Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora