Me muevo de un lado hacia otro mientras intento dormir un poco más, me duele la cabeza y no tengo ganas de levantarme todavía.
Me tapo con la manta hasta la altura de los ojos y pongo las manos hacia arriba, mientras me toco con las puntas de los dedos mi cabello ligeramente enredado e intento quitarme algunos pequeños nudos. A veces tengo esa manía, eso hace que me relaje y que consiga que el dolor de cabeza diluya aunque sea solo un poco.
Cuando más relajada estoy suena un móvil, lo oigo alejado, no lo bastante cerca como para llegar a cogerlo. Oigo las pisadas de alguien que no recuerdo bien, pero cuando pasa por delante de mi cama y me llega el olor, el corazón me empieza a latir fuertemente sin poder evitarlo.
-¿Alejandro?- digo mientras abro ligeramente los ojos.
Me veo a Alejandro mirándome con los ojos ligeramente cerrados pero con una sonrisa, pequeña pero ahí está... ahí está siempre tan perfecta.
Se que lo hace adrede, pero me da igual, sigue estando irresistiblemente irresistible.
-Dime preciosa- dice mientras cuelga el teléfono y lo pone en sus pantalones negros apretados.
-Nada... -me ruborizo mientras le pregunto- ¿Qué haces todavía aquí?
Mira hacia la ventana y pierde la mirada hacia los edificios que están al fondo.
-No te preocupes, ya me iba- se da la vuelta hacia mi y me dirije una mirada seca.
-Eh... yo no lo dije por eso Alejandro- como veo que no me hace ni caso, me levanto de la cama y voy detrás de él.
No tengo ni tiempo para reparar en mi aspecto y ver lo mal que estoy, pero sinceramente no me importa.
-Alejandro no te vayas por favor-digo cogiéndole del brazo, el se gira y me mira con desdén.
-¿Por qué no quieres que me vaya si ya no pinto nada aquí?
-Sabes que sí- me mira con asombro aunque lo intenta disimular poniendo los ojos en blanco.
-¿Y por qué lo sé?- me acerco a él lo suficiente para que me mire de nuevo con asombro.
-Por qué nadie más que tú sabe, que no quiero que te vayas- enredo mis brazos sobre su cuello y le miro con una pequeña sonrisa mientras me muerdo ligeramente el labio inferior.
Se acerca un poco más a mí y con eso hace que suelte un pequeño gemido, tan pequeño que no sé si lo escuchó. Pero cuando le miro instantáneamente me doy cuenta de que sí.
Cuando me pego más lo noto también, pero no es su sonrisa.
-¿Qué quieres de mí Larina?-se acerca a mi boca y vuelvo a soltar otro pequeño gemido.
- Todo, lo quiero todo de ti- Me mira sorprendido pero rápidamente elimina ese sentimiento de sus ojos y lo sustituye en algo sexual. Hace que mis piernas tiemblen un poco, hacía tanto tiempo que no sentía algo así, aunque no ha pasado tanto... para mí estar un día sin verle o un mes ya es como si fuesen diez años.
- Siempre serás tú, Alejandro- digo mientras levanto los brazos para que me quite la parte de arriba, en menos de un minuto ya me ha quitado tanto la camisa como el sujetador, y tiene su boca succionando mi pezón izquierdo.
No me hace caso cuando le pido más, cuando le pido que me haga suya y que lo deseo con toda mi alma, aunque me callo en decirle que lo amo con toda mi alma y que no podría vivir sin su olor, sin su presencia por mucho más tiempo.Bastante tiempo he pasado sin él.
Él no me hace caso cuando le digo que sea más cuidadoso, no porque lo haga mal o porque me haga daño, solo porque quisiera sentirlo más profundamente, hace tanto tiempo que no lo siento de esta manera...
Él no me escucha cuando gimo en su oído y le suplico que se quede.
Parezco una ridícula y así me hace sentir porque no dice nada al respecto, solo busca mi placer y el de él.
-Oh diosss,eres increíble Alejandro te he echado tanto de menos que no podría vivir más sin ti.
Las palabras brotan solas de mi boca, no quería confesarle eso, porque no quiero que piense que me puede tener para todo lo que quiera, aunque sea así. No quiero darle el placer de saber que aún sigo sintiendo lo mismo, se como es, él sabe como soy.Y eso es un terrible problema, es como cuando tienes una bomba en tus manos y sabes como hacer que explote más rápido y todo termine en pequeños pedacitos que difícilmente se podrán arreglar.
De un momento a otro se separa bruscamente mientras nuestros cuerpos se llaman y nuestras bocas gimen al unísono, se que está intentando calmarse para que no note lo mucho que me echa de menos, o eso creo.
Me mira a los ojos y se pasa las manos por el pelo, se pone una camisa que coge del suelo y se va dando un portazo.
Me levanto corriendo y me dirijo a la puerta pero cuando voy a abrirla, escucho un estruendo en el pasillo.
Salgo corriendo y veo como Alejandro está tirado el suelo con las manos en la cara.
Me tiro al suelo y le cojo las manos y se las aparto lentamente, en donde pensé que habría sangre había un gran chichón en la zona izquierda de la frente.
Me mira y pone los ojos en blanco, se que se quería librar de mí, pero sintiéndolo mucho por él...
Todavía tiene que estar conmigo un par de días, digo mientras me sale una ligera sonrisa maliciosa.
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Simplemente Tú, Mi Profesor
RastgeleYo tan simple. Él tan complicado. Yo tan risueña. Él tan reservado. Yo tan transparente. Él tan ... No puedo estar con él, es mi profesor, él no me conviene. Demasiados problemas, demasiadas mentiras. Pero no lo puedo evitar... no puedo evitar suspi...