CAPÍTULO 2

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-Mierda-digo en voz alta, mirando mi billete de avión.

Esperaba que me tocara el asiento al lado de mi hermano y el muchacho, pero vi que me había tocado uno en el que ni les vería el pelo.

-¿Pasa algo?-preguntó Bruno.

-Nop, nada- dije con una sonrisa y me senté al lado suyo.-¿Y qué, también vives en Oxford?-le pregunté al chico.

-Pues no-dijo.-Voy a un internado allí, pero en realidad nací en Inglaterra.

-¿Y tu familia dónde vive?-preguntó mi hermano.

-Pues viven en Inglaterra, pero ahora mismo están en Oxford en casa de mis abuelos, así que me quedo con ellos hasta mañana-explicó con una sonrisa.

-¿Y qué hacías tú solo en Inglaterra?-inquerí, mirándole a los ojos oscuros.

-Trabajar-dijo él.

-¿En qué tr...?

-Disculpa-dijo una voz detrás de mí.

Me di la vuelta y un señor mayor me sonrió.

-Creo que está sentada en mi sitio jovencita-dijo con voz temblorosa.

-Que raro. Este es mi sitio-dije con mi mejor cara de niña buena.

El hombre miró a un lado y a otro, aturdido. La gente detrás de él empezó a impacientarse.

-¡Dese prisa abuelo!-gritó un hombre, y un segurata se abrió paso hasta nosotros.

-¿Qué pasa aquí?-preguntó.

-Esta jovencita está sentada en mi asiento-dijo el hombre señalándome. Maldito soplón...

-¡Este sitio es mío!-dije revolviéndome.

El guardia me miró y se echó las manos a la cabeza.

-Oh, no, tú otra vez no-suplicó. Era el mismo guardia capullo del control.

-¡Oiga, ni oh ni nada! ¡Este asiento es mío y no pienso mover mi culo de él!-protesté, y escuché las risas de Bruno y el chico a mi espalda.

-Bien, esto se soluciona rápido-dijo el mono con exceso de esteroides.-Enséñeme su billete.

El viejo lo enseñó muy satisfecho. Después el guardia me pidió el mío.

-Umm...se me ha caído al montar en el avión-dije.

Después me cogió el de seguridad y me arrastró, literalmente hasta mi asiento, ero pude escuchar la conversación a medias de mis ex-compañeros de asiento, o sea, mi hermano y el otro muchacho.

-En realidad suele ser muy tranquila-intentó mentir Bruno, pero el chico se echó a reír.

-Tu hermana tiene de tranquila lo que yo de rubio-dijo señalándose su oscuro cabello.

Les saqué el dedo y me puse los cascos. Al lado tenía a una pareja con un bebé y no hablaron mucho, así que me dormí y no volví a despertarme hasta que mi hermano me sacudió el hombro para salir al aterrizar.

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-¡Hola, niños!-se nos tiró encima nuestra madre a abrazarnos, después de una hora esperando las maletas y una pelea de Bruno con una señora por la maleta.

-Mamá, me agobias-dijo él, y nos soltó enseguida.

-¿Qué tal os ha ido el viaje?-nos preguntó mi madre mientras nos acercábamos al coche.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora