CAPÍTULO 45

373 21 1
                                    

-¿Y tú, dónde has estado toda la tarde?-pregunté a Kaya cuando la vimos cenando.

-Cuando Hennie se fue con Will, me quedé dando una vuelta y seguí comprando-dijo, y saludó con un beso a Dylan.

-No le echas morro ni nada; nosotros estudiando y tú de compras-dijo Ki.

Kaya le sonrió y le tiró un beso.

-¿Y Hennie y Will cuando volvían?-preguntó Cam.

-Ni idea, pero tienen que estar al caer-contestó Kaya mirando el reloj.

-¿Tenemos todo listo?-pregunté a Dylan.

-Sí. Cuando terminemos de cenar subiré a por las cosas a mi habitación-me dijo.

-Sólo espero que no nos fastidien el plan; cualquier cosita podría salir mal-dijo Cam.

-No lo harán, y podremos vengarnos de las arpías horribles-dije.-Además, así podremos conseguir las pruebas de Ki.

-Fue hace mucho tiempo-se encogió de hombros el asiático.-Ya no me gusta, pero me gustaría poder aclarar las cosas y limpiar mi conciencia.

-Pues claro, hermano-dijo Cameron, y chocaron los puños.

-Mira, allí vienen los dos tortolitos-dijo Kaya y rió.

-¿Qué tal, par de enamorados? Habréis utilizado condón, ¿no?-les dijo Ki cuando llegaron. Hennie se puso colorada y las orejas de Will parecían que iban a explotar.

-Cállate, imbécil-dijo solamente.-¿Ya habéis terminado de cenar?

-¿Tú qué crees?-dijo Cameron señalando su plato.

-Yo sí he terminado; voy a subir a por las cosas-dijo Dylan.

-Yo te acompaño-se ofreció Kaya, y se levantó enseguida.

-¡Uuuu, otros igual! Con protección, que no quiero niños sorpresa-se burló Ki.-Aunque admitámoslo, yo sería un tío genial.

-Calla, Ki, sabes que la mejor tía sería yo y punto-dije tirándole una patata al plato.

-Los dos seríais unos tíos horribles; podríais traumatizar a los niñs-se rió Cameron.

-¡Cállate, Cam!-dijimos Ki y yo a la vez.

-¿Y Thomas, Bri?-preguntó Hennie.

-Estará todavía con su familia, pero seguro que está aquí a la hora-dije mirando el móvil.

Nada, sin noticias de él. "No le mataría haberme mandado un mensaje", pensé.

-Espero que llegue a la hora-dijo Will.

-Sí, yo también-respondí.

                                                                                               &

-¡Joder, dónde está!

-¡No tengo ni idea!

-¡Dios, si es que lo cogía y...!

-¡Calla, Bri!

Estábamos ya todos vestidos de negro y escondidos, pero faltaba una parte muy importante: ¡Thomas! ¡Pero dónde se ha metido! ¡Me va a dar un paro cardíaco!

Cogí el teléfono, y lo llamé por décima vez. No paraba de morderme las uñas y mirar a la carretera.

-Bri, faltan menos de cinco minutos. ¿Qué pasará si no viene?-me preguntó Dylan.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora