CAPÍTULO 29

502 34 0
                                    

-Pero, ¿qué es todo esto?-pregunté al bajar.

Había cojines y unas mantas en el suelo y, en frente, un toldo enorme blanco, conectado con un cable a un ordenador.

-Es un cine casero-explicó Thomas orgulloso.-Vamos a ver Love Actually los dos.

-¿Enserio?-pregunté entusiasmada, y lo abracé.-Te dije que utilizaras la película para ligar-bromeé cuando nos separamos.

-No hay nadie más con quien quiera ligar-dijo él con una sonrisa.-Ven, vamos a sentarnos.

Me cogió del brazo y me llevó a los cojines. Me acomodé entre sus piernas, y vimos la película, pero había cosas de las que no me enteré porque estuve riendo con Thomas, besándonos y haciéndonos cosquillas.

-¿Y bien? ¿Qué te ha parecido?-preguntó él cuando terminó.

-Eras adorable-afirmé yo.

-Ah, ¿y ya no?-se enfurruñó él.

-No tanto como antes-dije, y le di un beso en la nariz.

-Anda, ven antes de que te tire al agua-dijo él, y me llevó hasta la barca. Me tendió los remos:-¿Puedo confiar en que remes sin tirarnos a los dos?

-Eso ni se pregunta-dije ofendida, y cogí enseguida los remos. Pronto nos alejamos de la orilla.

-Ten cuidado, a ver si nos vas a llevar a un lado que no sea-rió Thomas.

-Cuidado, Sangster, que tengo un remo y no me da miedo usarlo-lo avisé.-¿Cómo es que me has dejado coger los remos?

-Porque mientras yo tengo que hacer esto-dijo Thomas, y sacó un montón de velas de una cesta que tenía a los pies.

 Las fue encendiendo poco a poco y al final las puso en un lado de la barca.

-Ven, deja los remos por ahí-dijo, y se tumbó en el suelo.

Yo me tumbé a su lado, me pasó el brazo por el hombro y en ese momento me sentí protegida. No protegida en el sentido de que necesitaba que me protegieran, porque la verdad es que me valgo yo sola para eso. Protegida en el sentido de que me di cuenta que tenía alguien que se preocupaba mucho porque yo estuviera bien.

-Thomas-dije, mientras rompía el silencio.

-Dime.

-Sé por qué has hecho todo esto, y te lo agradezco un montón-susurré.

Thomas se volvió hacia mí, y pude ver sus ojos oscuros brillar.

-¿Ah, si?-preguntó sólo.

-Sí. Gracias por ayudarme a no echarla tanto de menos-dije, y le di un beso en la mejilla.

Él me apretó más con él.

-No hay de qué-respondió.-¿Bri?

-¿Sí?

-Sabes que aquello no fue culpa tuya, ¿verdad?

Yo tragué saliva.

-No puedo evitar echarme la culpa-dije.-Yo podría haberla detenido, podría haber hecho algo...

-No podrías haber hecho nada-respondió Thomas.-Y aunque hubieras podido, ya es pasado y no puedes cambiarlo. De nada sirve que te eches la culpa a ti misma.

-¿Desde cuándo eres así?-pregunté sonriendo, intentando quitarle hierro al asunto.

-Desde que tengo que protegerte-respondió Thomas.

-¿A mí? ¿De qué me tienes que proteger?-reí mientras me levantaba de un salto.

-Mmm...de no caerte al agua, por ejemplo-dijo Thomas.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora