-Eres una tramposa-frunció el ceño Dylan.
-No es hacer trampas, la trampa estaba allí-me encogí yo de hombros.
Todos estábamos comiendo bocadillos cerca del río. Después de que Thomas y yo llegáramos con la bandera, decidimos irnos todos cerca del río, donde había agua y sombra.
-¿Cómo te eliminaron a ti, Hennie?-pregunté.
-Hice algo parecido que tú-explicó ella.-Hice que Kaya pisara una trampa, pero calculé mal la distancia, y también me salpiqué yo.
-Guau, qué mala suerte, amiga-reí yo.-¿Y qué castigo van a tener los perdedores?-reí.
-¿Castigo?-palideció Dylan.
-¿Qué castigo?-balbuceó Will.
Yo reí a carcajadas.
-Os está tomando el pelo, tíos-indicó Ki sonriente.
-Pues claro, ¿después de lo que habéis organizado por mí?-dije, y los abracé muy fuerte.
-Bueno, mejor nos vamos ya, ¿no?-dijo Kaya.
-Vale. Te vienes en mi coche, ¿no?-le guiñó el ojo Dylan, y ella rió.
-Genial, pero os dejo mis llaves para que os vayáis vosotros en el mío,¿vale?-dijo Kaya.-Bri, te dejo al mando.
-En realidad, Bri se viene conmigo-dijo Thomas de repente. Yo sólo asentí.
-Mmmm...está bien-dijo Kaya, y nos miró con una mirada que hizo que me riera.-Hennie, tú te encargas de llevar mi coche, ¿okey?
-¿No confías en nosotros?-sacó pecho Cameron.
-¿Honestamente?, no-respondió ella.
-Anda, vámonos antes de que hieras más mis pobres sentimientos-se hizo el dolido Ki.
Kaya le tiró un beso y se fue con Dylan.
-¿Cuándo te he dicho que me iba a ir contigo?-le pregunté a Thomas cuando nos quedamos solos.
-¿Qué pasa, no quieres ir conmigo en mi moto?-preguntó Thomas, y me guiñó un ojo.
-Quién sabe, a lo mejor eres peor conductor que Kaya-dije yo.
-No seas tonta, Bri-sonrió él-nadie es peor conductor que Kaya.
-Bien, en eso te doy la razón, casi vomito mi desayuno esta mañana-le dije, mientras me levantaba.
-Uff, una vez yo me monté con ella, y si vomité-asintió Thomas.-Era asqueroso; estaba por todas partes, verde y...
-Thomas, querido-dije.-Acabo de comer, no quiero saber nada sobre vómitos.
-Pero si ya me has visto vomitar-dijo dándome un golpecito en el hombro.
-No me lo recuerdes-gruñí, y él río mientras se subía en su moto.
-Sube, Babi-murmuró él.
-No me des órdenes, Hache-dije yo mientras me montaba detrás de él.
Thomas rió, y arrancó. El viento nos daba en la cara, pero era increíble. Nunca había montado en una moto, pero ¡qué pasada! Parecía como si volaras. Iba agarrada a la cintura de Thomas, pero solté un brazo y lo levanté, dejando que me diera la brisa en él. Escuché a Thomas reír, y yo reí con él.
Pronto nos paramos. Bajé y miré a mi alrededor; estábamos en un mirador, donde se veía la ciudad a lo lejos. Era muy bonito.
-Lo admito; te lo has currado Sangster-dije yo.
ESTÁS LEYENDO
Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)
Novela JuvenilBri es un hueso duro de roer; ni siquiera un cambio de instituto y de vida la asustan. ¿Qué pasará cuando un guapo actor se cruce en su camino?