CAPÍTULO 55

373 22 1
                                    

-Chicaaas...

Sólo recibí un ronquido de Hennie como respuesta. Bufé, y me subí a la cama, donde las dos todavía dormían. Encendí la luz y me puse a saltar entre las dos, haciendo que botaran en el colchón y se despertaran.

-¡En un país multicoloooooooooor...!-empecé a cantar, y vi que Kaya se desperazaba.

-Bri, calla...-susurró.

-¡Nació una abeja bajo el sooooool...!-le arrebaté la almohada y empecé a pegarles con ella.-¡Y fue famosa en el lugaaaaaar...!

-Bri, venga, que ya estamos despiertas-bostezó Hennie, y se dejó caer otra vez.

-¡Por su manera de volaaaaaaar...!-les arranqué las sábanas me eché encima de ellas.-¡Arriba, marmotas!

-Eres como una espinilla en mitad de la cara-dijo Kaya.

-Vaya, tanto con que me querías-dije sonriendo. Me levanté y cogí mi bolso, revisando que lo tenía todo.

-En este tiempo podrías haberte vestido ya, ¿sabes?-me dijo Kaya mientras se sentaba en la cama.

La contemplé incrédula mientras se rascaba un ojo.

-Kaya, fíjate otra vez-le dije a mi amiga. Ella me miró, y en ese momento vio que yo ya estaba vestida (desde hace un buen rato, la verdad).

-Perdona, es que estoy medio dormida-dijo Kaya, y me dirigió una sonrisa.

-Bri, ¿de verdad nos tenías que despertar ahora?-dijo Hennie, mientras se colocaba el pelo alborotado.

-¡Ey, que fuisteis vosotras las que insististeis en despediros de mí!-me quejé.

Cogí la cámara y me la colgué en el cuello. Les hice una foto, y sonreí al ver que ni se daban cuenta.

-Sí, pero Thomas ni siquiera ha venido todavía-dijo Hennie. Y justo cuando se levantaba, sonaron unos golpes en la puerta.

-¡Ya está aquí!-exclamé entusiasmada, y di palmadas.

Me abalancé sobre la puerta, y un Thomas sonriente, abrigado y con una maleta me devolvió.

-Buenos días, bicha. ¿Estás lista?

-¡Sí!-exclamé entusiasmada. Le di un beso que no se esperaba, pero no esperé para ver su reacción, porque me volví y cogí la maleta que me tendía Kaya.

-Buen viaje, chicos-dijo ella, y en cuanto les di un beso a ella y a Hennie, volvieron a dormirse.

El viaje en taxi fue bastante silencioso. Era muy tarde, pero ni Thomas ni yo teníamos sueño. Mientras el taxista tenía puesto un disco de flamenco, Thomas miraba por la ventana y yo lo miraba a él. Disimuladamente, claro; no quiero parecer la acosadora nº 1 de EEUU, ¿sabes? Llevaba el pelo rubio un poco más despeinado de lo normal, pero incluso con ojeras estaba más guapo que nunca. ¿El motivo?, esa preciosa sonrisa que tanto significa para mí.

                                                                                            &

No soy una chica de aeropuertos, ¿vale? Odio los controles que hay, odio las horas de espera y, sobretodo, odio a los guardias. A muerte. ¿Un ejemplo?, a ver, pues que ahora mismo estoy esperando con Thomas a que un guardia venga a registrarme la maleta porque "algo ha pitado".

-No me lo puedo creer-despotrico, mientras veo a una persona que se acerca por detrás de Thomas, que se da la vuelta.

-¿Qué pasa, Bri?-me preguntó mientras yo arrugaba el ceño y me cruzaba de brazos.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora