CAPÍTULO 53

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Necesito aclarar una cosa; no tengo nada en contra de los picnics ingleses, al contrario, me encantan. Los montones de platos deliciosos, los deportes nacionales y la enorme cantidad de mantas y cojines en el suelo para sentarse. O por lo menos eso es lo que había en el que hicimos para celebrar el decimoctavo cumpleaños de Thomas.

Claro que si empiezas la celebración viendo a tu novio muy alegre con su exnovia, pues cambia un poco las cosas. Aún así, no dejé que nada me aguara la fiesta, y me dediqué a que todo el mundo tuviera comida y bebida, a que el karaoke funcionara perfectamente, y a ser el árbitro del partido de fútbol hasta que Mark me reveló, y entonces pude encargarme de que Bolt no derribara las mesas con la comida.

A la hora de los postres, todos brindamos por Thomas. Yo alcé mi Fanta de Naranja (no me juzguéis, no quiero comentarios, amo la Fanta y punto), y brindé muy feliz. Cuando terminó Cameron se subió al improvisado escenario y habló al micrófono:

-¿Hola? ¿Hola? ¿Se escucha bien?-preguntó. Al ver que sí, siguió diciendo:-Vale, bien. Ahora vamos a ver un vídeo de presentación en honor a Thomas, el cumpleañero del día-dijo señalando con la mano a su amigo. Algunos aplaudieron, pero Cameron siguió como si nada.-Pero antes de nada, démosle un fuerte aplauso a Hennie por haber creado este vídeo con la ayuda de todos vosotros-todo el mundo la aplaudió. Kaya silvó y yo la imité; Hennie estaba roja.-Pero antes de nada, quería decirle una vez más a mi mejor amigo lo mucho que me alegro de su cumpleaños. Tío, es increíble que tengas 18 años, aunque la mentalidad no llega a los cuatro-Thomas rió y asintió, corroborando las palabras de Cam.-Recuerdo cuando éramos pequeños y le tirábamos juntos piedras a las casas de los vecinos, o cuando jugábamos al fútbol y le rompíamos las plantas a tu madre. Tasha, un besazo-dijo mi amigo, dirigiéndose a la mujer, que reía como todos los demás.-Yo no soy el más indicado para hablar de ti, pero sé una cosa; no hubiera llegado a donde estoy hoy en día sin ti. Gracias por hacer de este capullo un amigo-dijo, y su voz sonó algo tomada.-No soy quién para hablar sobre ti, pero conozco a la persona perfecta para hacerlo. Tasha, ¿quieres subir al escenario?
Tasha rió y asintió.

-Dadle un aplauso a esta increíble mujer-concluyó Cameron, y le tendió a la madre de Thomas el micrófono.

-Bueno, gracias Cameron-empezó ella.-No por romper mis macetas; los geranios del patio aún quieren venganza-dijo, y todos rieron.-No, gracias por estar aquí, hoy y siempre por Thomas. A todos vosotros, los que lo acompañáis en su día a día, nunca os lo voy a poder pagar. El mayor sueño de una madre es que a sus hijos los quieran; y afortunadamente este ha sido el caso. Hijo, no sé qué decirte, de verdad que no; estoy orgullosa de cómo has crecido y de la persona en la que te has convertido. Mi consejo de madre: vive. Equivócate, falla, pero que esto te sirva para progresar y seguir adelante. No dejes nunca de intentarlo, no te rindas, porque sé que vas a poder. Eres el sol por el que afronto desde hace años mi día a día; tú y Ava. Siempre vas a tener aquí una madre orgullosa que te quiera un montón y...-en ese momento, se echó a llorar.

Subí corriendo al escenario y la abracé.

-Tasha, ¿está bien?-le pregunté a la pobre.

Tasha asintió, se enjugó las lágrimas y me dijo:

-¿Por qué no terminas de hablar tú, querida? No creo que yo sea capaz-me sugirió, suplicante. Yo sólo asentí y la dejé en los brazos de Ava, que la acompañó con cuidado por los escalones.

-Hola-dije cogiendo el micrófono, sin saber muy bien cómo empezar.-Necesito ser sincera en una cosa; no tenía absolutamente nada preparado para ahora, y no tengo ni idea de qué decir-algunos rieron, pero la verdad es que yo estaba muy incómoda.-Pero conozco a Thomas lo suficiente como para no tener nada que decir. Thomas es un chico inglés, que en cuanto lo conocí se empeñó, de un modo u otro, en que formara parte de su vida. Es la persona más tenaz y seguro de sí mismo que he conocido en mi vida. Hemos pasado por un montón de cosas juntos; buenas y malas, pero sería una estúpida si dijera que no ha servido para nada, porque Thomas, míranos. Estamos aquí; estoy en este escenario, diciendo un montón de cosas cursis por ti, porque es tu cumpleaños y porque me encanta verte con esa sonrisa que vive en tu cara-en ese momento, sólo tenía ojos para Thomas, al que le brillaban los ojos. Tragué saliva y proseguí.-Ya tienes dieciocho; eres un adulto y vas a tener que tomar muchas decisiones. Yo ya he elegido; te elegí a ti desde el primer momento en el que te vi. Y espero ser una de tus elecciones. Te quiero, Thomas, y te prometo que así será por siempre-me falló la voz y ahí supe que no podría decir ni una sola palabra más.

Empezaron a aplaudir todos muy fuerte, y yo me bajé del escenario antes de que me muriera aún más de la vergüenza. Eché a correr hacia Thomas y lo abracé; no me salían las palabras. Él tampoco dijo nada más, pero cuando nos miramos sentí que estaba más unida a él que nunca.

 Todo el mundo se dispersó un poco, y entonces me acerqué a la mesa en la que tenía enchufado el ordenador a una gran pantalla del escenario para poner la presentación.

-Bri, ¿podemos subir ya?-se acercó a preguntarme Sierra, una compañera de clase que, junto con su novio Alex, iba a cantar mientras se ponía la presentación.

-Sí, ya está todo listo-dije.-En cuanto os haga una señal, empezáis a cantar, ¿vale?

-Está bien. Vamos, Sierra-dijo Alex, cogiéndola del brazo.

-Voy. Por cierto Bri, me ha encantado lo que has dicho ahí arriba, ha sido precioso-me felicitó Sierra.

-Gracias, Sierra-y le sonreí. Me caía muy bien, parecía muy maja.

Justo un segundo antes de poner la presentación, les enseñé mi pulgar arriba a los dos para que empezaran a cantar. Ellos asintieron y empezaron su famosa canción Little do you know.

 Y justo entonces empezaron las imágenes. Cuando me aseguré de que todo iba bien, me separé de allí con cuidado ( y casi me llevo un par de cables por delante) y me reuní con mis amigos. Thomas y su hermana también estaban allí, pero él estaba tan concentrado en la presentación que no me vio.

Todo eran imágenes de él de pequeñito. Algunas con Ava, otras con Cam, y habría alguna con sus familiares. Enseguida el Thomas de la pantalla creció y empezó a parecerse más al actual. Mostraba fotos de todo tipo; de vacaciones en la playa, en la nieve, en el instituto con sus amigos, el día en el que le regalaron las notas, en algunos estrenos de películas, de entrevistas...Había de todo, pero si tuviera que quedarme con una, elegiría una que tenía de pequeño con Ava; Thomas sólo tenía tres añitos y cogía a la pequeña Ava en brazos. Se estaba riendo y mirando a su hermana, y los dos desprendían tanta ternura que me entraron ganas de potar arcoíris.

Cuando terminó, todos aplaudimos, gritamos, silvamos y montamos un buen escándalo.

Poco a poco, todo el mundo empezó a irse, pues ya se había hecho de noche. Estaba hablando muy animada con Kaya mientras recogíamos entre las dos las bebidas, cuando Isabella se nos acercó.

-Hola, chicas-nos dijo. Kaya la saludó con mucha alegría, era evidente que la conocía de antes.-Bri, ¿puedo hablar un momento contigo?

"¿Y esta qué es lo que quiere ahora?", dijo mi cerebro. "Lo mejor será que me entere".

-Claro-le dije, y las dos nos alejamos un par de pasos.-¿Qué pasa?

-Sólo quería darte las gracias-me dijo. Mi cara seguro que tenía la misma pinta de confundida que mi cerebro, porque se intentó explicarse.-Por haber llevado tan bien lo de los periódicos.

-Sí, bueno, dicen muchas tonterías-me encogí de hombros.-Sé que no son ciertas.

Isabella sonrió con alegría.

-Sabía que eras una buena chica, a pesar de lo que dicen los periódicos-me dijo.-Y también gracias por portarte tan bien con Thomas, él y yo somos buenos amigos y me gusta verlo cuidado.

"¿Sólo le gusta como amigo?", me mandó mi cerebro. "Calla, no arruines el momento", pensé yo.

-Pero, ¿seguís siendo amigos a pesar de haber salido juntos?-pregunté, cruzándome de brazos.

-Sí, bueno, es una larga historia-se cruzó de brazos ella.-Ya te la contaré algún día, ahora tengo que irme. Adiós, nos veremos pronto.

Debería haberme quedado tranquila, pero mientras se alejaba, me dio un escalofrío y tuve la sensación de que aquella chica no mentía y que la vería dentro de poco. Y no sé por qué, pero la idea no me gustó ni un pelo.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora