NARRA BRI:
Yo creo que estaba fumada o algo, porque vaya sueño más raro. No recuerdo soñar nada, pero noté como si volara y me alejara lentamente de los problemas. Estaba como en una nube, y era la primera vez en casi un mes que dormía así de bien. ¡Madre mía!
Bostecé, y abrí un ojo. Me lo froté y después abrí el otro. Me estiré y me levanté, cuando casi me doy un golpe con Dylan, que estaba sentado muy serio enfrente de Dylan.
-¡Dylan!-grité. Miré mejor y vi que todos estaban allí: Hennie y Kaya sentadas en el suelo, Will en la silla y Ki en la mesa.-¿¡Qué cojones hacéis en mi habitación!?
-Siento decepcionarte, querida, pero esta habitación es la de Dylan-habló Will.
Me fijé mejor y vi una camiseta de los Mets tirada en suelo, con una chaqueta de cuero y un mando de la Wii.
-Entonces cambio la pregunta: ¿Qué cojones hago YO aquí?-pregunté.
-Muy graciosa, me parto de risa-ironizó Ki.-Ahora, déjate de tonterías.
Borde, pensé.
-Estamos preocupados por ti, Bri-explicó Kaya con suavidad.-Te encierras en tu habitación sin dejarnos verte por un mes, y estás...bueno, pareces diferente.
-¿En qué sentido?-pregunté.
-Estás más delgada-señaló Hennie.-Y más blanca, con muchas ojeras.
-Sí, no te ofendas, pero pareces un vampiro-indicó Will.
-Y sabemos el por qué-dijo Dylan con suavidad.
-¿Ah, sí? ¿Y se puede saber cuál es?-pregunté yo. Era imposible que lo supieran.
-Piensas que nos vas a hacer daño, y como sabes que nunca nos alejaríamos de ti, te alejaste tú de nosotros-dijo Dylan.
Me quedé un momento en silencio, los miré uno por uno, y eché a correr. Conseguí abrir la puerta sin que me cogieran, pero una vez fuera no di ni tres pasos y ya estaba en brazos de alguien.
-Suéltame, Cam-protesté. Golpeé y pataleé, pero no sirvió mucho.
-Bah, eres muy predecible, Bri-se rió él.-Pero coincido con ellos; necesitas arreglar esto.
-Ya, y por eso estás tú de perro guardián, ¿no?-pregunté irónica, mientras entrábamos.
-Estoy aquí porque me preocupo por ti, igual que todos-dijo mientras me dejaba en la cama.-Así que pienso que por lo menos les tienes que escuchar; les debes eso-me dijo antes de salir y cerrar la puerta.
-Buff, está bien-dije.-Cameron tiene razón, os voy a escuchar.
-Sé que te culpas por lo del incendio-empezó Dylan,-pero no fue culpa tuya. Tú no podías saber que una estúpida vela provocaría todo eso, y tampoco me obligaste a estar dentro; yo fui voluntario porque quería hacer la broma contigo. Así que no tienes culpa.
-Y aún así te sigues culpando por lo que ha pasado-dijo Ki, y se cruzó de brazos.-No sé si eres muy buena o muy tonta, pero algo hay. Ya somos mayores y podemos decidir con quién juntarnos y lo que nos conviene. Sé que lo hacías pensando que era lo mejor para nosotros, por eso no estamos enfadados, sólo preocupados-explicó con suavidad.
-¿Preocupados por qué?-pregunté yo. Pero si había estado bien...más o menos.
-No te imaginas cómo han sido estas semanas-dijo Kaya.-Íbamos allí todos los días, y tú no nos contestabas, ni tampoco al móvil. No teníamos forma de saber si estabas bien. Además, aquello nos estaba matando; eres nuestra amiga y te queremos muchísimo. Formas parte nuestra familia, y te aseguro que estar sin saber cómo estabas,si comías, si dormías, si te seguías manteniendo bien...era una locura.
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Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)
Novela JuvenilBri es un hueso duro de roer; ni siquiera un cambio de instituto y de vida la asustan. ¿Qué pasará cuando un guapo actor se cruce en su camino?