CAPÍTULO 33

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 Andábamos por la calle a oscuras.

-¿Qué hora es?-pregunté.

-Las cinco y media, ¿por qué?-me respondió Thomas.

-Hace un día que tengo dieciocho años-comenté.

-Y estás aún más guapa-dijo, y me dio un beso detrás de la oreja.

Me di la vuelta, y le pasé el brazo por el torso antes de ponerle las manos en la nuca. Lo besé con necesidad, y enseguida empezamos una guerra de lenguas. Me subí encima de él, que empezó a andar a trompicones por las escaleras. Le quité la corbata y le desabroché los primeros botones de la camisa, haciendo un hueco por el que metí las manos y empecé a acariciarle el torso mientras nos besábamos.

Estábamos en la puerta de mi habitación. Lo oí tantear con el pomo mientras con la otra mano bajaba por la cremallera de mi vestido mientras empezaba a bajarla. Entramos, y yo estaba de espaldas a él, pero Thomas se separó de mí, y después de mirar muy asombrado, salió conmigo todavía en brazos y cerró la puerta con cuidado.

Yo me bajé de sus brazos y él se apoyó en la pared del pasillo y se empezó a tocar el pelo con nerviosismo.

-Ostia puta...-murmuró.

-¿Qué pasa?-me crucé de brazos preocupada delante de él.-¿Qué has visto?

-Los he visto...morreándose-murmuró sin mirarme.

-¿Qué? ¿A quién?-insistí.

Thomas por fin me miró fijamente a los ojos mientras decía.

-A tu hermano y Cameron.

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-Yo...lo...

-Shh, tranquila-dijo Thomas acariciándome el pelo.

Yo estaba de rodillas en su baño, vomitando los 18 chupitos. Thomas estaba a mi lado, sujetándome el pelo y acariciándome la espalda. Cuando por fin eché todo, me enjuagué la boca y me senté en el suelo con él, suspirando.

-Lo siento-pude murmurar.

-Ey-me dijo.-Nunca había visto a un tía conseguir el reto de los 18 chupitos; es impresionante. Y yo estoy aquí para las buenas y para las malas-me dijo.

Se puso de pie y me ayudó a levantarme. Nos acostamos en la cama, yo entre sus brazo, pero no nos dormíamos. Yo le acariciaba la cara y el me hacía mimitos en el pelo.

-Así que, ¿tu hermano es...?

-Sí-lo corté.-No puedes decirlo, Tommy. Él no quiere decirlo, no se siente preparado. Y nosotros no deberíamos haber visto eso.

-Lo sé-dijo él.-Pero quiero hablar con Cameron. Es mi mejor amigo, y quiero ayudarlo a darle confianza para contarlo; no debería guardarlo.

-Opino igual-dije.-Hablaré con Bruno cuando vayamos el viernes a casa-dije.

-Bien-dijo él.-Te voy a echar demasiado de menos, lo sabes, ¿no?

-Y yo a ti-suspiré.

Me dio un beso en la nariz y me quedé dormida entre sus brazos.

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-Bri...Bri...-oí dentro del sueño, pero estaba muy cansada y no hacía ni caso.

Entonces empecé a sentir pequeños besitos por toda mi cara:mis párpados, mis mofletes, mi frente, mi barbilla, mi nariz...Yo sonreí y abrí un ojo para encontrarme con la sonriente cara de Thomas.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora