Cuando me separé de él, sólo me alejé unos centímetros. Respirábamos con dificultad y pude ver sus ojos aún más oscuros. Quité mis piernas y él me alzó antes de dejarme en el suelo.
-Hermana, que pasión, ¿no?-bromeó Bruno cuando nos acercamos al resto.
-Cierra el pico, Bruno-le dije.-Bueno, ¿qué os parece si comemos? Me muero de hambre.
-Tú siempre igual-rió Dylan.
Pusimos música. Bailamos, reímos, y comimos como cerdos.
-Oye, Bruno-llamé a mi hermano.
-Dime.
-¿Cuándo te vuelves a casa?-pregunté.
-¿Ya me estás echando?-vaciló Bruno burlón.
-Sabes que no, tonto-dije riendo mientras le daba un puñetazo en el hombro.
-Me vuelvo el viernes contigo-sonrió mi hermano.-Así que ya sabes, a compartir cama de críos.
-Ja, no, puedo irme a la de Thomas cuando quiera-sonreí yo despectiva.
-¿De verdad no quieres dormir conmigo?-hizo pucheritos. Ajjj, ¿por qué todo el mundo me hace pucheritos? Nunca puedo hacer nada contra los pucheritos.
-Mmm...ya veremos-reí yo, haciéndome la interesante.
-¡Bri!-me llamaron.
-¿Qué?-pregunté mientras Kaya y Hennie corrían hacia mí como un par de gansas.
-Vente, tenemos que prepararnos para la fiesta-me cogieron del brazo y me arrastraron lejos de mi hermano.
-¡Mi habitación es la 112!-le grité a Bruno.-¡Dile a Dylan que te ayude a forzar la cerradura!
-Chicas, chicas, relajaos-les dije riendo, mientras entraban ellas sofocadas en la habitación de Kaya.
-¡No hay tiempo! ¡Vamos a llegar tarde!-se quejó Kaya angustiada.
-¡Pero si quedan todavía cuatro horas!-grité exasperada.
-¡Es igual!-mi amiga tiene un problema de estrés, si no, esto no es normal.
-¡Kaya!-grité.-¡Tranquila!
-Mira, podemos irnos cada una a su habitación y ducharnos allí-razonó Hennie.-Luego venimos aquí (yo ya vestida), y arreglamos a Bri.
-¿Por qué a mí?-pregunté extrañada.
-Porque eres la cumpleañera, tonta-rieron ella.
-Sois imposibles-dije yo.-Hoy no voy a discutir con vosotras, así que haced lo que queráis.
-¡Bieeeeen!-gritaron como niñas pequeñas. Yo sólo sonreí.
&
-¡Ah!-grité.
-¡Bri, relájate!
-¡Coño, pero es que duele, Kaya!-exclamé.
-A ver, intentémoslo otra vez.
-¡Joder!-volví a gritar.
-¡Ya hemos terminado!-dijo Kaya satisfecha, mientras Hennie tiraba todo a la papelera.
-Si que ha costado depilarte-se quejó Hennie.
-¡Es que tirabais demasiado fuerte!-me quejé.
-Anda, vente a sentar-me dijo Kaya.
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Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)
Novela JuvenilBri es un hueso duro de roer; ni siquiera un cambio de instituto y de vida la asustan. ¿Qué pasará cuando un guapo actor se cruce en su camino?