CAPÍTULO 32

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 Cuando me separé de él, sólo me alejé unos centímetros. Respirábamos con dificultad y pude ver sus ojos aún más oscuros. Quité mis piernas y él me alzó antes de dejarme en el suelo.

-Hermana, que pasión, ¿no?-bromeó Bruno cuando nos acercamos al resto.

-Cierra el pico, Bruno-le dije.-Bueno, ¿qué os parece si comemos? Me muero de hambre.

-Tú siempre igual-rió Dylan.

 Pusimos música. Bailamos, reímos, y comimos como cerdos.

-Oye, Bruno-llamé a mi hermano.

-Dime.

-¿Cuándo te vuelves a casa?-pregunté.

-¿Ya me estás echando?-vaciló Bruno burlón.

-Sabes que no, tonto-dije riendo mientras le daba un puñetazo en el hombro.

-Me vuelvo el viernes contigo-sonrió mi hermano.-Así que ya sabes, a compartir cama de críos.

-Ja, no, puedo irme a la de Thomas cuando quiera-sonreí yo despectiva.

-¿De verdad no quieres dormir conmigo?-hizo pucheritos. Ajjj, ¿por qué todo el mundo me hace pucheritos? Nunca puedo hacer nada contra los pucheritos.

-Mmm...ya veremos-reí yo, haciéndome la interesante.

-¡Bri!-me llamaron.

-¿Qué?-pregunté mientras Kaya y Hennie corrían hacia mí como un par de gansas.

-Vente, tenemos que prepararnos para la fiesta-me cogieron del brazo y me arrastraron lejos de mi hermano.

-¡Mi habitación es la 112!-le grité a Bruno.-¡Dile a Dylan que te ayude a forzar la cerradura!

-Chicas, chicas, relajaos-les dije riendo, mientras entraban ellas sofocadas en la habitación de Kaya.

-¡No hay tiempo! ¡Vamos a llegar tarde!-se quejó Kaya angustiada.

-¡Pero si quedan todavía cuatro horas!-grité exasperada.

-¡Es igual!-mi amiga tiene un problema de estrés, si no, esto no es normal.

-¡Kaya!-grité.-¡Tranquila!

-Mira, podemos irnos cada una a su habitación y ducharnos allí-razonó Hennie.-Luego venimos aquí (yo ya vestida), y arreglamos a Bri.

-¿Por qué a mí?-pregunté extrañada.

-Porque eres la cumpleañera, tonta-rieron ella.

-Sois imposibles-dije yo.-Hoy no voy a discutir con vosotras, así que haced lo que queráis.

-¡Bieeeeen!-gritaron como niñas pequeñas. Yo sólo sonreí.

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-¡Ah!-grité.

-¡Bri, relájate!

-¡Coño, pero es que duele, Kaya!-exclamé.

-A ver, intentémoslo otra vez.

-¡Joder!-volví a gritar.

-¡Ya hemos terminado!-dijo Kaya satisfecha, mientras Hennie tiraba todo a la papelera.

-Si que ha costado depilarte-se quejó Hennie.

-¡Es que tirabais demasiado fuerte!-me quejé.

-Anda, vente a sentar-me dijo Kaya.

Nunca digas sí a la primera (Thomas Brodie Sangster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora