Capítulo 25

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N/A: Voy a intentar ponerme ahora a escribir algo porque últimamente escribo poco. Tengo la inspiración y lo que quiero que pase en la cabeza pero luego me pongo a escribirlo y estoy tan cansada que no puedo casi ni empezar. Gracias a todos por estar ahí y espero que os siga gustando la historia. Darle las gracias a mi compi por su buen trabajo.

Los personajes no me pertenecen...



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POV KATE

Ambas seguimos a la doctora Parish hasta su despacho. Pensé que era la única preocupada, pero pude comprobar que mi acompañante estaba en las mismas circunstancias. Martha me agarro de la mano y me miro dubitativa. No sabíamos que podría contarnos pero si sabíamos que era sobre Rick, y cuando te van a contar algo sobre alguien que te importa sin saber muy bien que puede ser, te sientes nervioso. Y en situaciones como la vivida, tenías tanto miedo de algo malo, a pesar de lo bien que lo veíamos, que teníamos dudas hasta de querer o no saberlo.

Entramos ambos agarradas aun de la mano y nos sentamos cada una en una silla delante del escritorio de la doctora. Se le veía tranquila, pero para ella debería ser algo normal todo aquello.

- Bien, verán - dijo y sentí cosquillas en mi estómago, mis manos empezaron a sudar, por lo que me solté del agarre de Martha, colocándolas sobre mis piernas, intentado a su vez pararlas de su movimiento involuntario.

- ¿Está bien mi hijo? - se atrevió a preguntar Martha.

- Verán las he reunido aquí para hablar sobre Rick, como es natural, es un gran chico, lo he conocido bastante bien estos meses y...bueno creo que puede estar listo para salir.

- ¿Sí? - pregunté esperanzada.

- Bueno, aun quiero tenerlo aquí un poco y probarlo a ver cómo van las cosas.

- Pero lleva poco tiempo después de... - me refería a la situación que le llevo a que intentaran matarlo con una sobredosis, pero no me dejo terminar la doctora.

- Kate verás, si me permites tutearte - dijo sonriéndome - Cuando conocí a Rick decidí que tenía que entrar en un centro de rehabilitación. Pero, el caso de Rick, no tiene similitudes al tu padre o el de muchos de los pacientes. Rick quizás no tenía que haber entrado aquí exactamente.

- ¿Y por qué no doctora? - preguntamos ambas a la vez.

- No me malinterpreten. Rick tenía problemas con las pastillas si, daba igual que fueran para dormir, para la depresión... para cualquiera de los casos, era una dependencia. Pero cuando tuve mi primera cita con él, me di cuenta que su problema no era la adicción en sí, era una enorme depresión, no era poco lo que le sucedió, perdió a su hija y usted Martha - dijo refiriéndose a mi acompañante - a su nieta. No me pareció lo más oportuno seguir encerrado en su casa, encerrado en sí mismo rodeado de recuerdos. Lo mejor era sacarlo de ese círculo vicioso de recuerdos y dolor, que se relacionara, que hablara de su problema. Y no me equivoque, ahora es feliz de nuevo, los recuerdos están ahí, pero no duelen igual. Creo que ha salido de la depresión en la que estaba metido, ha salido del pozo donde se metió y eso en parte es gracias a ustedes y a los que están ahí fuera con él. De todos modos, eso conlleva una gran responsabilidad, así que en sus manos queda el final del tratamiento.

- Estamos con él - dije mirando a Martha que asintió dando peso a mis palabras - Si lo que quiere saber si estoy o no involucrada en su mejoría, puede darlo por hecho. Nosotros estamos iniciando una relación y al menos mi intención es seguir a su lado, ayudarle a mejorar. No puedo prometer que funcione pero se intentara... se lo aseguro Doctora.

- Eso está bien - dijo sonriéndome mi interlocutora.

- ¿Entonces qué debemos hacer? - inquirió Martha

Una nueva vida es posibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora