Una nueva vida es posible

Capítulo 36 (M+18)

N/A: Gracias a todos por vuestros mensajes y apoyo y en especial a mi compañera a la que quiero darle las gracias por su aportación. Quiero deciros a todos que ella tiene mucha culpa de este fic, hace grandes aportaciones y eso hay que agradecérselo y me quería que lo supierais que este fic también es gracias a ella. Espero que os gustara el capítulo porque aquí va otro y aviso empieza con parte M. Parte final importante leer para el fic, para la historia.

Los personajes no me pertenecen...

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POV RICK

Me desperté sintiendo su aliento en mi oído, me deje llevar por ese melodioso a la vez que rítmico sonido y recordé la noche anterior. Cuando abrí los ojos no pude evitar sonreír con todas mis ganas. Giré la cabeza y encontré a una Kate completamente dormida, su cara destilaba paz, y si despierta me parecía hermosa, dormida era la mujer más guapa del mundo. Me coloque frente a ella y deje unos suaves besos sobre su mejilla, su cuello, su hombro... quería besar todo cuando estuviera a mi alcance, hacerle notar cuanto la quería aunque no se lo hubiera dicho aun,

Kate poco a poco fue moviéndose, hacia unos ruiditos muy graciosos. Sonreí abiertamente al verla como una niña pequeña enfadada porque la despertaban. La acerque un poquito más a mí para poder besarla mejor, centrándome en su cuello, hasta que conseguí sacar un gemido de su boca.

- Mmm... no pares.

- ¿Te molesto? ¿Paro? - le dije bromeando.

- Ni si te ocurra - respondió acercándome con un abrazo para que continuara con lo que estaba haciendo.

Seguí con mi cometido, hasta que Kate rodamos unidos en un beso, ella se posiciono sobre mí y mi cuerpo respondió a tan íntimo roce. El destino me había enviado a la mecha perfecta para mi dinamita. Solo ella, conseguía esa reacción en mí. El sexo era único y explosivo, jamás había tenido la suerte de tener tal compenetración con una mujer, sabia en cada momento como reaccionar, donde tocar, como moverse, para que mi cuerpo sintiera un placer nunca experimentado.

Estaba tan sexy así sentada sobre mí en todo su esplendor y desnudez que enseguida sentí como mi excitación matutina crecía aún más. Ella comprendió perfectamente mi situación y empezó a moverse lentamente. Me estaba desesperando... aquello no me había pasado nunca. Simplemente con unos roces estaba a punto de tener un orgasmo.

Bajo despacio su cara hasta juntar nuestros labios en un beso lleno de pasión. Inspeccionaba su boca así como ella hacía con la mía. Enrede mi mano en su pelo con una caricia para impedir que separara nuestras bocas y profundizar mucho más en ese beso. Pero no me conformaba con eso, quería hacerle sentir el extraordinario placer que estaba notando yo. Así que con mi otra mano intentaba alcanzar sus zonas más erógenas, sus pechos, su espalda, sus glúteos, y como no, su cueva del placer, con su clítoris en el centro.

Kate intento separarse, pero yo todavía no estaba preparado para dejar de besar esa boca que me volvía loco. Continué jugando con sus labios, mordiéndolos, besándolos con desesperación olvidando la necesidad de respirar. Cuando nos separamos no podíamos dejar de mirarnos con sonrisas radiantes.

- ¿Estás bien? - me pregunto intranquila al verme sonrojado por la pasión.

- No puedo estar mejor... he muerto y subido al cielo.

- Rick... - dijo Kate golpeándome en el hombro y sonrojándose.

- ¿Qué? Creo que ya te habías dado cuenta - le dije y la acerque de nuevo hasta volver a juntar nuestros labios.

Ese beso nos llevó a excitarnos nuevamente y a querer más contacto, ese roce de su intimidad en la mía me volvía loco y con la respiración entrecortada notaba que se acercaba el final. Ella comprendió mi necesidad y se levantó suavemente para bajar sobre mi erección poco a poco. Deje de besarla para hacerme con una carga extra de aire porque si no aquello iba a durar muy poco. Nunca había estado tan cerca del clímax en un simple roce. Kate apoyo sus brazos sobre mi pecho y empezó a moverse lentamente, forjando un camino hacia el final, un camino tortuoso para mí, que estaba al límite. Con sus uñas dejo un camino en mi pecho que me martirizo aún más si eso era posible. Tuve que controlarme agarrándome a las sábanas mientras Kate volvía a descender hasta mi altura para unir nuestros labios en un beso tierno, lánguido.