¡Bienvenidos todos a esta nueva semana en The Watt House!
Solo quedan seis concursantes y el camino se estrecha cada vez más para dar paso a cinco. ¿Quiénes serán aquellos que logren llegar?
A continuación podrán apreciar los retos para hoy y evaluar cada uno. Pues, esta será su catapulta para poder avanzar. ¡Vamos a ello!
Reto: Reloj de arena.
No hay nada más valioso que el tiempo; los momentos nunca se vuelven a recuperar...
¿Han escuchado algo como eso? ¡Pues esas personas no conocen nada acerca de escribir!
Las letras al fuego pueden formar un cristal de medidas perfectas con bordes relucientes y cada uno de los puntos sobre el papel transformarse en fría arena dentro del cristal.
¿Qué pasaría si con tan solo girar el reloj pudieras volver en el tiempo?
¿La historia habría cambiado?
Imaginativa
INEVITABLE DESASTRE
12:00 de la madrugada. Solo falta una hora y veintitrés minutos, para que inicie el experimento que yo debo detener para salvar a las futuras víctimas de Chernóbil y las generaciones venideras. Solo necesito cerrar el reactor antes del inicio del experimento. Mis compañeros científicos decidieron mandarme a mí, porque saben que soy una persona sin miedo y sin pelos en la lengua. No les mentiré, si tengo que decirles unas cuantas malas palabras lo hare, incluso si necesito golpearlos no me va a pesar la mano a la hora de hacerlo.
Son las 12:30 y acabo de llegar al edificio donde empezó todo, pero no veo a nadie a fuera, así que decido gritar.
— ¡Hey! Salgan afuera, sé que están ahí –nadie respondió, así que decidí forzar la cerradura para entrar, pero me fue imposible. Me empecé a poner muy nervioso, ya que me quedaba menos de una hora para impedir todo y no tenía idea de que hacer, pero no podía sentarme a pensar, así que me fui corriendo al pueblo y tome un palo y una vieja lata que encontré en el camino y empecé a hacer ruido con ella gritando a todo pulmón.
— ¡La planta de energía va a estallar! Salgan pronto de sus casas –nadie salió de sus casas, pero yo no me rendía y comencé a gritar a un más fuerte.
— ¿Qué no entienden estúpidos? Solo trato de salvarles la vida. El reactor explotara en menos de una hora y la consecuencia de esto la pagaran sus hijos. Salgan por el amor de Dios –pero como era de esperarse nadie me hizo caso, solo se encendieron las luces de algunas casas y se podía ver la sobra de las personas asechando por las ventanas. Seguro creyeron que se trataba de un loco, pero lo que no sabían era que su vida estaba a punto de cambiar para siempre.