¡Hola!
Me complace inmensamente acompañarlos en uno de los últimos lunes de la competencia, y especialmente, por tratarse de uno tan importante como lo es el de hoy.
14 personas fueron escogidas de entre más de 210 inscritos al concurso. Luego de nueve intensas semanas, solo restan cinco de ellos, quienes gracias a su esfuerzo diario lograron conseguir el apoyo del público, los organizadores y de sus mismos compañeros, pudiendo así, avanzar en la tabla de posiciones hasta los primeros lugares.
Sin embargo, siendo consecuentes con la gran ambición que caracteriza al hombre, tenemos certeza de que ni ustedes, ni nosotros, nos rendiremos hasta conocer al merecido ganador o ganadora de la competencia. Siempre queremos avanzar más, ir un poco más lejos. Siempre necesitamos más, aunque eso signifique necesitar menos.
Y digo esa aparente contradicción porque la única manera de poder conocer el primer lugar, es eliminando a dos participantes, de los cuales conoceremos sus identidades luego de las votaciones de toda la semana.
A continuación les comento de qué va este reto.
Reto diez: Simple.
Que no confunda el título de este reto, pues puede que no sea tan cierto. Deben saber que a nuestros concursantes generalmente les dábamos un límite de más de 1000 palabras para que escribiesen sus retos, a diferencia de este, pues solo contaron con 500 palabras para responder a la siguiente pregunta:
¿Qué es la felicidad?
Probablemente uno de los retos más difíciles de toda la competencia, pero que en definitiva vale la pena leer.
Reto Express | The Watt House
Imaginativa
LA RIQUEZA HUMANATodo estaba en ruinas y cubierto casi en su totalidad por agua, a causa del maremoto que había azotado las costas de aquel lujoso pueblo. En la cara de las personas solo se podía ver una profunda tristeza incrustada en sus almas, que aunque el tiempo pasara nunca sanaría. La mayoría de las victimas tiraban gritos desgarradores a los cielos a ver si así podían liberarse de tanta angustia. Muchos buscaban entre los escombros a ver si podían encontrar alguna de sus lujosas pertenencias. Por más sorprendente que parezca parecían más preocupados y tristes por la pérdida de sus cosas materiales, que por la muerte de sus familiares, pero entre tantos avaros había un señor que lloraba en silencio con la mirada perdida, sentado en el agua, pero en un momento esta se llenó de luz y comenzó a reír a carcajadas y saltar de alegría, con sus ojos empapados en lágrimas. Todos lo miraron con extrañeza, pensando que aquel hombre había enloquecido, por la pérdida de todas sus riquezas ¿Cómo alguien podía mostrarse así en un momento tan horrible como ese? Todas las miradas estaban en aquel señor, pero a él no le importaba seguía saltando de alegría, como si mentalmente se hubiese transportado a otro lugar, pero la realidad era otra. Él estaba en medio de toda aquella destrucción y cuerpos muertos, también había cuerpos vivos, pero con almas muertas a las que solo les importaba el dinero. El señor paro de saltar y con la sonrisa más verdadera que había tenido en toda su vida corrió hacia delante, todos lo siguieron con la mirada y se dieron cuenta que alguien más venía a su encuentro con la misma alegría que él había mostrado. Era una mujer de unos cuarenta años, que llevaba un bebe en sus brazos. Ambos corrían con desesperación y cuando por fin estuvieron uno en frente del otro, se fundieron en un largo abrazo, cuando este término el señor, con lágrimas en los ojos tomo la cara de la que parecía ser su esposa y con la voz entrecortada le dijo: