Hola, ¿cómo se encuentran, lectores de todo Wattpad?
Espero que lo mejor posible. Y antes de empezar con los retos de esta semana, quisiera preguntarles:
¿Sufren de enfermedades cardiovasculares o poseen alto riesgo de pre-infarto?
Tal vez piensen que no viene al caso, pero nunca está de más ser precavido. Es importante que lo tengan en cuenta, pues ésta no será una semana igual a las anteriores. Están apunto de ingresar a la montaña rusa de The Watt House, en donde sus emociones subirán, bajarán, darán botes y probablemente les termine revolviendo el corazón.
Eso es lo mejor de todo:
nunca sabemos qué puede pasar.Reto: "Esopo, cuéntame un cuento".
Natural de Tracia, Sardes, Frigia. Tal vez Amorio o quizá Mesembria. Esclavo de Janto o liberto de Yadmon. Inocente del cólera de Apolo o culpable de sacrilegio.
Real o no, son muchas las cosas que se han dicho de Esopo y de su trascendencia en Grecia, pero, sin duda, la más características de ellas son sus cuentos. O propiamente dicho, sus fábulas.
Bóreas y Helios, el águila y la zorra y el cuervo enfermo son solo algunas de las obras que le han sido atribuídas. Tu reto será reencarnar en Esopo, y darle vida a personajes y escenarios que no cabrían fuera del mundo de lo corriente.
Aunque la fábula no se encuentra ligada directamente al género fantástico, podrás acudir no sólo a la fábula, sino a cualquier sujeto y mundo irreal, mítico, mágico o imaginario.
La única condición es cumplir con el objetivo principal de una fábula, y es aquí donde Esopo toma protagonismo.
¿Cuál será tu moraleja?
No tienen que hacer necesariamente una fábula. El ejemplo de Esopo es para indicar como a través de un texto se puede dejar una enseñanza, en este caso, una moraleja.
Un cuento de fantasía no siempre es infantil, pero sí nos hace imaginar cómo niños.
Semana cuatro | The Watt House
1. Soñadora
DIFERENTES PERO IGUALES
Sonaban campanas en el barrio, la iglesia recibía hoy a la pareja que tanto había luchado por estar allí. El novio con el traje negro esperaba en al altar mirando la puerta, ya no había murmullos a su alrededor, ya no había nadie que pudiera detenerles.
***
Habían pasado diez años desde ese día, podría haber sido como cualquier otro porque no tenían nada preparado, ni siquiera se conocían. Él iba por la calle con las manos en los bolsillos y el pelo suelto y revuelto. Tenía una oreja erguida y la otra completamente bajada, el hocico olfateaba el aire y movía la cola mientras olía el delicioso aroma de la comida recién preparada. Sus tripas sonaron y volvió a la realidad; no tenía ninguna comida esperándole en casa, ni siquiera un hogar al que llegar. No era más que un perro callejero que sobrevivía como buenamente podía en las calles.