Ya ha sido un tiempo desde la última vez, sin embargo, por más que queramos continuar con nuestros íntegros escritores, el concurso está llegando a su fin, por lo menos a lo que resta de la temporada actual.
Les invito a que observen por un momento la imagen en multimedia que encabeza este apartado. Allí encontrarán los iconos de nuestros protagonistas del concurso. Y notarán que de 14, quedan 3. ¡Asombroso! Pues hasta aquí han llegado aquellos que, semana tras semana, la guerrearon toda para conseguir su puesto en esta sección. Y no sólo depende de ellos y sus retos para que escojamos al ganador o ganadora de la competencia, sino de todos ustedes que nos han leído desde los inicios. Sí, lectores.
La metodología de selección se realizará de la misma manera en la que se realizó la semana pasada, la cual se basa en una elección 50 - 50 por parte del público y del jurado.
Al final de la semana se realizará la entrega de premios extraoficiales en distintas categorías, las cuales reconocerán a la comunidad de The Watt House en todos los aspectos. Posteriormente, y para cerrar con broche de oro, se hará la entrega de premios oficial, también conocida como "Gala Final", en donde se escogerá definitivamente la persona ganadora de esta primera temporada.
Sin ser más, a continuación los dejo con el reto de la última semana, ¡deléitense y disfruten!
Reto Final: Blanco.
"Un cuarto blanco. Una caja de madera. Y tú."
El reto pueden desarrollarlo de la manera, tiempo, género y persona que deseen. Tendrán que utilizar los recursos mencionados al inicio para llevar a cabo su creación. En primer lugar, todo debe ocurrir dentro de un cuarto blanco; nunca podrán salir de él. Y en segundo lugar, utilizarán la caja de madera como la herramienta que le dará vida a sus retos.
Sorpréndenos.
Reto Final | The Watt House
Temerario
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IMPARABLE
El blanco significa la vida, la pureza, la inocencia... Yo lo veía de otra forma, yo lo odiaba con toda mi alma, me irritaba y no veía las santas horas de salir de allí. Quizá las puertas estaban por ahí esperando que yo las descubriera, pero no las podía ver por la blancura que me rodeaba y cegaba. Dieciocho años atrapado en esta habitación es algo que a cualquiera puede volver loco, pero era mi deber y tenía que seguir.
En esa blanca habitación, unas ventanas se abrían cuando el cantar de un gallo despertaba a todo el mundo excepto a mí. Yo no pegaba los párpados desde que tenía uso de razón, aunque tampoco lo necesitaba.
Una simple, pero ardua tarea tenía que hacer todos los días. Desde que esas ventanas se abrían por el día, hasta que se cerraran por la noche. No era del otro mundo, pero era muy importante para alguien.
