Sin excusas

5.6K 391 75
                                    

20 AÑOS

Sentada frente al edificio de justicia, como lo he hecho estos últimos meses, salgo de casa con el firme motivo de venir a pedir una fecha y término sentanda en los alrededores sin entrar.

Estoy observando a la gente que viene y va, tratando de interesarme en otra cosa que evada este sentimiento de miedo.

Mis ojos terminan enfocando un brote en el piso, un diente de león, y sin tardar me levanto a recogerlo. Siento nostalgia y emoción al cortarlo y tenerlo en mis manos, me recuerda tantas cosas de mi niñez, muchas de ellas malas: desesperación, soledad, frío, perdida; pero sobre todo me trae esperanza.

Levanto la mirada, y de la nada aparecen sus ojos frente a mi, y no estoy imaginándolos, esta ahí, en la entrada al edificio de justicia.

Me estaba viendo y cuando he volteado a bajado la mirada.
Creo que tiene el mismo problema que yo, ya que solo observa el edificio pero no entra.

Me levanto y camino en su dirección, pero me acobardo y hago parecer que solo me he cambiado por el sol.

El chico se acerca a donde me he sentado y mi corazón martillea.

Se sienta a mi lado sin decir palabra. Su olor es delicioso, huele a algo dulce, giro un poco la cabeza, solo lo suficiente para espiarlo con la periferia de mi mirada.

Sus ojos son mas azules de lo que recordaba, la madurez a llegado a sus facciones remarcando su masculinidad, ahora noto una incipiente barba en un mentón regio y cuadrado. Los moretones que le dejaban los golpes de su madre han desaparecido.

Se recarga en sus antebrazos, colocándolos sobre las rodillas y suelta aire.

Veo que hace lo mismo que yo: me ve de reojo.
Su mirada estudia mi pelo, rostro, cuello, brazos; se detiene en mi dedo anular izquierdo, el que esta adornado con el aro plateado y la piedra azul.

Aparta la mirada, baja la cabeza y mueve las piernas.

Creo que es buen momento para darle las gracias, así dejaría de sentir esto cada que lo veo. Tengo este sentimiento de deuda con él; pero y... ¿si él no recuerda esa tarde en que me aventó el pan que me permitió vivir?

Tal vez ya ha pasado tanto tiempo, que un agradecimiento a estas alturas suene absurdo, es probable que ni siquiera lo recuerde.
No lo medito mucho, mi boca toma la decisión.

—Pe...

—¡Peeta!— irrumpe el grito de una mujer tapando mi intento por hablarle. Aún así, Peeta parece haberme escuchado cuando apenas empezaba a pronunciar su nombre, porque giró a verme, y ahora me mira de frente, rogándome que siga con lo que estaba a punto de decir.

Pero el momento pasó.

—Peeta, te he estado buscando— dice la chica de gran sonrisa.
—¿Fuiste al edificio?, ¿ya esta la fecha?—con esas palabras me hace verla, ojos azules, rubio cabello, cara redonda y afable, una cara que brilla solo al mirarlo. Delly en persona.

Me levanto no soportando más su presencia.

21 AÑOS

El distrito es pequeño y es imposible no toparse con la gente a la que no se quiere ver.

Lo he visto en la cosecha a la que cada año va, aún sin tener a nadie que perder. Otro año a salvo para mi patito y el último a pasado, con sus 17 años hemos terminado este suplicio.
Ahora solo queda Gale con Vick y Posy pero aún falta, no es tiempo de asustarnos.

Es por eso que mientras nosotros estábamos obligados a ir a presenciar ese espectáculo, él no, y aun así allí estaba.

Mis actividades en el distrito han cambiado, ahora acudo a ayudar al orfanato, y con esto me es imposible no saber de él. 

Él a empezado a dar clases en la escuela, da clases de arte, lo sé gracias a los niños del
Orfanato quienes me lo han dicho y de ellos también escuché:
"el Profe Mellark se va a casar", palabras textuales que me causaron desasosiego.

No quise preguntar más, no tuve necesidad, un día poco después de enterarme de su próxima boda, camino a casa lo encontré paseando junto a la chica rubia, la misma de hace un año, la hija del zapatero.

Él la traía con el brazo al hombro, ella le rodeaba la cintura y lo veía como el hombre más importante del planeta.

Ese sabor ácido y la misma letanía burbujearon en mi cabeza: a mi no me importa... Me parece una tontería estar tan al pendiente de un chico al que nunca le he hablado. Un chico que no hizo nada más por mí que aventarme dos panes hace ya muchos años.

Y es aún mas infructuoso ese pensamiento cuando tengo al chico al que quiero a mi lado.

Dejo todo eso oculto. Mi vida no gira alrededor de nadie, ya no.

—¿Hoy volviste a ir al edificio de justicia a sentarte y contemplarlo?— me pregunta noches después Gale, mofandose, a la par que se retira a su lugar atrayéndome con el brazo a su costado.

Pongo mi cabeza en su pecho y acaricio el poco vello que ahí posee.
—No, hoy no he tenido tiempo, estuve muy ocupada— le respondo sin darle importancia a su comentario, para él ya se a convertido en broma mi incapacidad por entrar a pedir una fecha. Sé que no me durará más tiempo el seguir dando largas.

—Hoy di un paseo por la veta para ver las casas disponibles— susurra sobre mi pelo acariciando mi espalda.

—¿Qué te ganas con eso?, no es como si nos dejaran elegir alguna casa, nos la asignarán.

—Lo sé, solo quería ver cuales podrían ser. Sabes Cat, de verdad espero que esto sea pronto; quiero que lo hagas, cada día regreso y espero que me digas que por fin has entrado y tenemos la fecha, para así poder por fin vivir juntos— su voz es tranquila, pero a dejado de acariciarme la espalda y trata de sentarse, yo jalo la sabana para taparme mientras él se levanta y empieza a vestirse.

—Gale, ¿qué diferencia hay?, aun viviendo juntos tenemos que seguir ayudando a nuestra familia, y ya no serían dos hogares si no tres. Sigamos como estamos, no necesitamos casarnos, igual todo lo que implica un matrimonio ya lo llevamos acabo— me sincero por vez primera desde que me propuso matrimonio.

Él se gira un poco y veo censura en sus ojos:

—Tal vez para ti sea suficiente vernos una o dos horas diarias, pero no es lo que quiero, yo deseo llamarte mi esposa. Quiero llegar a una casa donde tú me esperes, llevarte a la cama y no tener que levantarme en menos de una hora, con el miedo de que alguien llegue y nos descubra. ¿Crees que me gusta hacerte el amor en casa de mi familia?, donde rezo que no llegue Posy o Rory y nos vean.
» Quiero hacerte el amor a mi antojo, dormir a tu lado cada día y despertar juntos; así sería lo primero que veas todas las mañanas.— Me avienta mi camisa interior y mi pantalón.

Los tomo y me empiezo a cambiar.

—Gale, ¿Rory y Prim?, ¿quién cuidará de ellos?

—Katniss, ya no es tu obligación ni mía tampoco, hemos cumplido, ambos tienen casi 18 años, podrán salir adelante— afirma enojado.

—Posy... —acometo agarrándome a la única que queda

—Ella estará bien— termina de colocarse la bota y sale de la recamara —date prisa, mi madre no tarda en llegar.

Y sin más pretextos me alisto.

************************

Llegamos a los 21!!!!
Ultimo cap galeniss🎊🎊

Respiremos, ven que no fue tanto sufrir
Jajaja

Besos
Lyla

En El Camino (Katniss y Peeta si no hubiesen ido a los juegos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora