La luna como guía.

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Manos hambrientas, besos vacíos.

¿Cómo se degusta la normalidad cuando has probado el paraíso?

"Di que quieres verme y vendré"

Pero soy cobarde, no puedo hacerle esto a Gale, a mi hermana, a nuestras familias.

Las manos de Gale llegan bajo mis ropas y siento ganas de gritar, me retiro, él bufa y vuelve ha acercarse.

Vuelvo a aventarlo.
—¿Ahora qué?— dice molesto.

—No quiero.

—¿Por qué no?—interroga más molesto.

—Se me ha terminado las pastillas, debo conseguir más primero— miento.

—¡Genial!, ¿por qué no compraste antes?, digo, tienes el día completo para encargarte de ese tipo de asuntos; para que esto no pase y ahora me sales con eso, ¿qué tienes en la cabeza?

—Gale no me hables así, tengo más cosas en las que preocuparme que solo estar pensando en las pastillas que hay que tomar para que puedas tener sexo tranquilo.

—¿Para que yo pueda tener sexo tranquilo?— se ríe —Estas equivocada Katniss, eso es para ti, a mi no me interesa si te cuidas o no, en realidad no importaría que quedaras embarazada.

—¿Cómo puedes pensar así?, cuando sabes lo que puede pasar. ¿Olvidas cómo vivimos?

—Pienso así porque te amo, porque quiero una familia contigo, porque así debe ser.

—Estas equivocado si piensas que algún día tendré hijos— tomo mi cazadora y salgo de inmediato.

Lo escucho cuando ya he avanzado mucho camino.

—Katniss espera— dice entrecortado por el esfuerzo de correr, me detengo.

—Sé que no es el mejor momento de hablarlo, pero entiende, es lo que toda pareja desea, casarse y formar una familia.

—Yo no— rebato su argumento.

—Tal vez no ahora, puedo esperar, en un futuro...

—Seguirá siendo NO— mantengo mi respuesta de forma cortante.

—Sí me amas lo suficiente, lo harás.

—Sí me amas lo suficiente no me obligarás— arremeto.

—No hablemos de eso ahora quieres, quería darte la sorpresa.

Se calla, pero al ver que no respondo nada continúa:
—Nos han dado fecha.

—¿Qué?

—Hoy fuí, con permiso del supervisor, al edificio de justicia y por fin tienen fecha, hubo una cancelación y nos dieron esa.

Vuelve a guardar silencio esperando algo de mi, pero estoy en blanco.

—Es en dos meses.

Él espera pero nada sale. Yo escucho pero las palabras no cobran significado

—Como quieras, ya estas avisada— se da la vuelta y regresa por donde ha venido, dejándome a mi con miles de ideas y el corazón temblando.

Veo como camina rápidamente y a pesar de la distancia noto en su andar el enojo, sus hombros encorvados me dejan ver otra cosa: decepción. Mi falta de respuesta le ha dolido. Y cuando las palabras logran hechar raíces en mi entender, mi cuerpo reacciona.

Camino sin rumbo.

Término después de un rato frente a una puerta de cristal.
La abro y una campanilla suena.

En El Camino (Katniss y Peeta si no hubiesen ido a los juegos) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora