Capítulo XXIV

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¿Cómo puedes dejar de sufrir por una persona? ¿Cómo haces para no sentirte mal? ¿Cómo olvidas los momentos y recuerdos vividos? ¿Cómo quitas tanto dolor dentro de ti? Preguntas como estas se cruzaban por la mente de Guillermo desde ya hace algunos días, los recuerdos lo invadían de una manera muy cruel.

Una conversación vía telefónica se presenciaba en el salón, se dejaba ver a un Guillermo un tanto inquieto y con una expresión de tristeza en su rostro, la conversación ya se había hecho para largo y tanto Guillermo como su madre la estaban pasando mal. El amor de una madre siempre está ahí incondicionalmente, él menor necesitaba de ese amor, ese apoyo y sobre todo el cariño. Esa linda mujer intentaba mantener las lágrimas por su hijo, ella necesitaba que su hijo no sufriera más, hacerlo entender que no todo en esta vida sale perfecto, que hay tanto momentos buenos como lo hay malos, que no se dejara deprimir por esto, que hay tantas cosas por vivir para que se dejara vencer por un amor fracasado. Tal vez sus palabras eran un poco duras pero ella necesitaba hacerlo entrar en razón, escuchar como sollozaba por la línea era horrible le dolía saber que su hijo estaba sufriendo.

─ No dejes que esta situación te consuma Guille, sabes que aunque no estemos en el mismo sitio nosotros, tu familia, te queremos y vamos a apoyarte en cualquier decisión que tomes, nosotros vamos a estar aquí para ti cariño.─ Guillermo no resistió y se alojó en un llanto aún más profundo, ligeros sollozos se podían escuchar detrás de la línea

─ Gracias mamá. ─ Dijo el menor sorbiendo por su nariz y quitando las lágrimas con una de sus manos.

─Tranquilo cariño, desahógate. Siempre estaré para ti─ Los sollozos de a poco fueron desapareciendo.─ tranquilo.─ volvió a repetir

Poco a poco el ambiente en el salón se fue relajando Guillermo ya se había tranquilizado y la llamada después de una hora había sido terminada, el sin fin de cosas que se habían dicho de madre a hijo y viceversa eran bastantes.

Después de repasar todo lo que habían conversado, Guillermo tenía la seguridad que ese chico al que ama ya no le sacaría ninguna lágrima, estaba decidido a que ninguna persona le volvería a jugar una mala pasada, estaba convencido que ninguna persona se merecía su dolor por más amor que el sintiera por esta. Salió del salón, caminó hacia el comedor por un poco de agua, lo que vio a continuación hizo que sus mejillas se pusieran de un ligero color carmesí. Mia se encontraba besándose apasionadamente con Rubén, ¡vaya! que Guillermo sabía que ambos mantenían una relación un tanto extraña pero verlos ahí comiéndose prácticamente la cara le daba un poco de vergüenza.

─ ¡Ey... buscaros un hotel!─ Gritó Guillermo, haciendo que el rostro de Mia se pusiera rojo, Rubén soltó una cargada carcajada.

─ Serás idiota─ comentó entre dientes Mia ─ quieres causarme un infarto─ empujó a Rubén para ir por un vaso de agua.

─ Y dices que no tienes nada con Rubén...─ levantó una de sus cejas. Todos en ese lugar se quedaron callados para después estallar en carcajadas. Momentos alegres era lo que Guillermo necesitaba y él sabía que una parte de su tristeza se había ido con las maravillosas palabras de su madre.

─ Y, ¿que hay para comer? ─preguntó el chico de ojos verdes.

─Oh vamos que tú solo sabes eso.─

─ Es una necesidad, mi sexy cuerpo necesita comida o ¿quieres que muera y quedarte sin este guapo novio? ─ Dijo Rubén acercándose a Mia

─Oh vaya novio modesto que tengo.─

─ Vamos chicos hay que relajarse un poco─ comentó el menor, su móvil comenzó a sonar ─ me disculpan─ ambos chicos asintieron y Guillermo salió.

A TU LADO { Wigetta}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora